ELECCIONES-PERÚ: Segunda oportunidad para Alan García

El socialdemócrata ex presidente peruano Alan García se consagró el domingo ganador de la segunda vuelta de los comicios presidenciales de este país, con una ventaja de 10,9 puntos sobre su oponente, el nacionalista Ollanta Humala.

Crédito: Partido Aprista Peruano
Crédito: Partido Aprista Peruano
El primer reporte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) sobre 77 por ciento de votos escrutados determinó que García era el presidente electo con 55,4 por ciento, mientras Humala registraba 44,5.

"Conforme a nuestro compromiso democrático, queremos decir públicamente que reconocemos los resultados emitidos por la ONPE y saludamos a las fuerzas que han competido con nosotros, representadas en el señor Alan García", dijo Humala a periodistas unas horas después de conocido el dato oficial del escrutinio parcial.

El caudal de García proviene en su mayoría de ciudadanos de Lima y de las principales ciudades de la costa, mientras los votos del coronel retirado Humala proceden sobre todo de ciudades y aldeas empobrecidas de los Andes.

García (1985-1990) consigue por segunda vez la jefatura del Estado, casi 16 años después de terminado un mandato caracterizado por lamentables resultados económicos, a pesar de un primer impulso inicial revolucionario que incluyó el no pago de la deuda externa al Fondo Monetario Internacional y la estatización de la banca.
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Pero no se trata de una completa derrota para Humala, si se tiene en cuenta que su carrera política data de apenas un año y que logró imponerse en 14 de las 25 regiones del país.

Esto resultado implica que García afrontará un gobierno difícil. Los partidarios de Humala, además de dominar en más de la mitad del país, obtuvieron en los comicios de abril una representación parlamentaria de 45 diputados frente a los 36 del Partido Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de García.

Humala, un ex comandante del ejército que se inició en la política a mitad de 2005, cuando fundó el Partido Nacionalista Peruano (PNP) y emprendió una campaña proponiendo reformar el sistema democrático excluyente para las mayorías pobres de este país, ha conseguido en tiempo extraordinariamente breve sacudir el orden tradicional de la política peruana.

García triunfa fundamentalmente gracias al voto de la capital, que concentra 30,8 por ciento de electorado, donde obtuvo casi 63 por ciento de voluntades, frente a 37 de Humala.

Pero también por los sufragios de importantes ciudades de la costa, como Callao, Tumbes, La Libertad, Piura, Lambayeque, Ancash e Ica. Estas son áreas donde la agroexportación creció en el gobierno saliente de Alejandro Toledo, iniciado en 2001, y mejoró la calidad de vida de sus habitantes.

El ex mandatario también se llevó la victoria en la andina Pasco y en la selvática Ucayali, en el centro-oeste.

En cambio, Humala atrajo la voluntad popular en las regiones devastadas por la pobreza y la indigencia, por la acción de las ahora derrotadas guerrillas maoístas de Sendero Luminoso y por la represión desatada por las fuerzas armadas entre 1980 y 2000.

En el sureño Ayacucho, cuna de la guerra senderista donde los militares perpetraron las peores masacres contra la población civil, Humala consiguió un aplastante 79,5 por ciento de sufragios.

En Huancavelica y Apurímac, dos regiones sureñas donde la miseria mantiene postrada por siglos a la mayoritaria población indígena, el aspirante nacionalista venció arrolladoramente con 71,4 y 70,3 por ciento, respectivamente. En Arequipa y Cusco (sur), bastiones de las luchas antigubernamentales en el último siglo, Humala derrotó a García con 63,9 y 68,9 por ciento de los votos.

Humala se impuso inclusive, y con casi 71 por ciento de sufragios, en la central Huanuco, donde se ubica la localidad de Madre Mía, origen de las denuncias en su contra por haber comandado una unidad militar antisubversiva en la que se cometieron crímenes contra civiles a inicios de los años 90.

García recibe así un clarísimo mensaje de las poblaciones andinas empobrecidas.

El resultado electoral revela además que Perú está dividido en dos: quienes prefieren la continuidad de un programa económico neoliberal que permitió mejorar los ingresos de ciertos sectores con un crecimiento anual promedio de cinco por ciento del producto interno bruto, y los que buscan un cambio radical del modelo que margina a la mayoría.

En un discurso que leyó ante sus partidarios en el cuartel general de su campaña poco antes que se conocieran los resultados de la ONPE, Humala se limitó a sostener que su candidatura había triunfado en 60 por ciento de las regiones.

"Esta es una histórica victoria social y política", dijo. "Es una victoria para todos porque la esperanza se ha impuesto al miedo".

"Hoy empieza la gran transformación del país", señaló. "En sólo un año hemos conseguido formar el movimiento nacionalista que ha cambiado el mapa del país. Hemos logrado despertar la conciencia del pueblo peruano", aseveró.

Humala añadió que formaría un Frente Nacionalista Popular en todo el país para capitalizar la votación cosechada y reunir fuerzas con el objetivo de "cambiar el modelo económico neoliberal que empobrece a los peruanos".

Al conocer el resultado favorable del conteo rápido de votos de la organización no gubernamental Transparencia, especializada en la veeduría ciudadana de los procesos electorales, García emitió un discurso de triunfo ante miles de sus partidarios desde la sede del APRA.

En un estrado donde resaltaba la consigna "Ganó el Perú", García agradeció el apoyo de Lima, "que en otras ocasiones fue evasiva a las candidaturas de nuestro partido", pero inmediatamente reconoció que las poblaciones andinas no le dieron su voto, y a ellas prometió "que no continuarán en el olvido ni abandono, porque me he propuesto terminar con los desequilibrios y las desigualdades".

Admitió que más de la mitad de las regiones le habían dado la espalda, y que eso "tiene un mensaje de reclamo y exigencia profunda".

El candidato del partido aprista fundado hace 82 años, que en 2001 fue derrotado por Toledo por estrecho margen, fustigó con energía la intromisión del presidente venezolano Hugo Chávez en el proceso electoral.

"El único derrotado es quien creyó que con sus millones iba a imponer un modelo militarista y retrógrado, es quien pretende expandir una forma de dominación y dictadura. El pueblo peruano lo ha rechazado (…). Que sepa que aquí no queremos mandones ni militaristas", dijo en clara alusión a Chávez.

"No podemos fallar ni defraudar", dijo. "Este no es un día triste pero tampoco de júbilo y victoria fácil, sino de contrición cristiana y política porque yo sé que no hemos recibido un cheque en blanco", agregó.

Y dirigiéndose a sus partidarios, gritó: "El Estado no es un botín".

Finalizó ofreciendo a Humala "extenderle mi mano" para afrontar los graves problemas del país.

Poco después, Humala habló nuevamente ante sus partidarios para aclarar que esperaría los resultados oficiales, al tiempo que cuestionó que García hablara ya como virtual presidente. "Miren qué soberbia", dijo: "¿Y así piensa gobernar el Perú?".

Más tarde, y ante periodistas, reconoció la victoria de su contendiente.

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