El izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el conservador Partido Acción Nacional (PAN), fuerzas políticas mexicanas que hasta 2000 compartían estrategias desde la trinchera de la oposición, han devenido acérrimos enemigos ante las elecciones presidenciales y legislativas de este domingo.
Mientras el PAN y el PRD se declaran enemigos e intercambian golpes, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que vapuleó y maltrató a la oposición durante los 71 años que gobernó México, asume una actitud moderada frente a sus rivales, y desaprueba la "violencia de la izquierda" y la "inoperancia de la derecha".
El PAN y el PRD son los principales protagonistas de los comicios del 2 de julio, en tanto que el PRI, por primera vez en la historia del país azteca, aparece marcadamente rezagado de la competencia electoral, con su candidato Roberto Madrazo.
Ninguna de las encuestas, que midieron las preferencias de los votantes durante los seis meses que duraron las campañas electorales, hizo una previsión favorable al regreso del PRI a la Presidencia, perdida hace seis años cuando resultó electo el actual mandatario Vicente Fox, del PAN.
Poco más de 70 millones de mexicanos tienen el derecho, aunque no la obligación, de votar el domingo en las 130.000 urnas electorales que se instalarán en los 32 estados del país para elegir al sucesor de Fox, renovar el Senado de 128 miembros, la Cámara de Diputados, de 500, y escoger a varios gobernadores y alcaldes, entre ellos el de la capital.
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El PRD y el PAN, antes en la oposición, han hecho que "el otrora poderoso PRI aparezca sometido a la fortaleza de sus contrarios", dijo a IPS el politólogo Luis Ortiz, analista independiente en temas electorales.
El PAN, agrupación fundada en 1939 por católicos y considerado conservador por los analistas aunque algunos de sus miembros se autocalifican de centro-izquierda, aspira a repetir la Presidencia de la mano de su candidato Felipe Calderón.
En la otra orilla, el PRD, una organización joven fundada en 1989 por ex miembros del PRI, militantes de izquierda y algunos socialdemócratas, quiere conquistar por primera vez el Poder Ejecutivo con su candidato Andrés López Obrador.
La izquierda ya estuvo cerca de llegar a la primera magistratura en 1988, con su líder moral Cuauhtémoc Cárdenas, pero el intento se frustró debido a un presunto fraude electoral del PRI, que retuvo la Presidencia con Carlos Salinas entre 1988 y 1994.
Al finalizar legalmente este miércoles las campañas electorales, el PAN y el PRD quedan trenzados en una mar de acusaciones y descalificaciones mutuas.
El PAN acusa al PRD de ser una "izquierda irresponsable, populista y violenta", mientras es tachado por su principal adversario de "derecha fascista, neoliberal y ultraconservadora".
Calderón propone llevar al país por la senda del libre comercio y la profundización de la inversión y el empleo. Sus propuestas han recibido el apoyo de los líderes de los sectores empresariales y de la población de los estratos económicos más altos y escolarizados, así como también de una buena parte de los ciudadanos pobres.
El candidato del PAN respalda su propuesta en los resultados logrados por la apertura económica que, para Calderón, se evidencian en la estabilidad. México padeció recurrentes crisis económicas hasta 1994, con consecuencias como devaluaciones de la moneda.
López Obrador, en cambio, promete cambiar el modelo económico para favorecer especialmente a los grupos sociales menos favorecidos, que representan cerca de la mitad de los 103 millones de habitantes del país.
Su propuesta se basa en dar más poder al Estado, subir los salarios para aumentar la demanda interna, combatir la corrupción, subsidiar a los sectores vulnerables de la población y bajar los costos de funcionamiento del gobierno.
Al candidato del PRD lo apoyan los sindicatos y otros sectores de la sociedad civil organizada que antes fueron afines al PRI, algunos de los cuales se los acusa de corrupción. Además tiene el respaldo de connotados intelectuales como los escritores Carlos Monsiváis, Juan Villoro y Elena Poniatowska, así como del famoso pintor José Luis Cuevas y de los prestigiosos analistas políticos Lorenzo Meyer y Miguel Granados Chapa.
Los críticos de López Obrador sostienen que no está claro el modelo económico que plantea este candidato, y advierten que algunas de sus propuestas pueden desembocar en el crecimiento de la deuda externa, pérdida de inversionistas y hasta una crisis.
El indígena Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), asentado en el sudoriental estado de Chiapas, sostiene que el PRD no es más "que la mano izquierda de la derecha (tal vez ni eso)" y que López Obrador un personaje ambicioso y siniestro.
Cárdenas, ex candidato presidencial del PRD en 1988, 1994 y 2000 y figura emblemática de la izquierda y de la lucha por la democratización de México, no ha dado pleno respaldo a López Obrador, lo que puso al descubierto las fisuras dentro de esa colectividad.
Quienes se oponen al oficialista Calderón afirman que la continuidad económica que ese candidato ofrece mantendrá la pobreza y la inequidad social. El EZLN ha dicho que el PAN no solucionará los problemas del país.
En este partido también hay divisiones internas, pues parte de su dirigencia, la más conservadora, no apoyó a Calderón en las elecciones internas en las que fue designado candidato.
En el pasado, el PRD y el PAN estuvieron juntos en la lucha por alcanzar reformas del sistema político dominado por el PRI, gracias a la cual lograron que en los años 90 se hicieran cambios en el modelo electoral y se trazaran normas de mayor equidad para los procesos comiciales.
Hasta mediados de los años 90, su militancia opositora le costó al PRD la vida de 636 de sus militantes, especialmente de zonas rurales. Mientras el PAN sufrió entre los años 40 y 80 toda clase de obstáculos para impedir su participación electoral, aunque no fue objeto de violencia.
En 1997, la oposición arrebató al PRI por primera vez la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. A partir de entonces fue conquistando mayores espacios de poder político, hasta llegar a la Presidencia en el año 2000 con Fox.
Hoy, además de la Presidencia, el PAN tiene 148 de los 500 escaños de la Cámara de Diputados y 47 de los 128 del Senado. Además, nueve de los 32 gobernadores del país son de ese partido.
Con apenas 17 años de vida, el PRD cuenta con 97 escaños de la Cámara, 15 del Senado y seis gobernadores.
No obstante, el PRI sigue siendo aún el partido más poderoso de México con 203 diputados, 58 senadores y 17 gobernadores.
Tal repartición de los principales cargos de "la torta" política variará poco tras las elecciones de este domingo, según vaticinan las encuestas.