Las citas de la ciudad pakistaní de Karachi, de Bamako y el tercio del VI Foro Social Mundial (FSM) que le correspondió a la capital venezolana mostraron fortalezas y debilidades de cara a las agendas globales y regionales.
La politización del FSM y su misión de constituirse en espacio de reflexión o en plataforma de lucha ocuparon buena parte del debate en el encuentro desarrollado del 24 al 29 de enero en Caracas, mientras en paralelo discurrían análisis de temas económicos, ambientales, de género, indigenistas o laborales.
"Suponer que el Foro no impacta en la agenda regional es subestimar su capacidad, aunque este encuentro no esté concebido para producir efectos inmediatos, sino más bien para la articulación de redes de movimientos y grupos", apuntó a IPS Edgardo Lander, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Un ejemplo, según Lander, es la coincidencia de las agrupaciones ambientalistas y contrarias a la globalización neoliberal en curso frente a la privatización del agua, como recogió la Asamblea Mundial de los Movimientos Sociales y que sirvió de base a la posición común en esa dirección presentada en el Foro Mundial del Agua, realizado del 16 al 22 de este mes en ciudad de México.
Para el experto, otro caso a destacar fue el respaldo dado en Caracas a los opositores a la producción de semillas desarrolladas con tecnologías genéticas de uso restringido, conocidas como Terminator, de la firma trasnacional Monsanto, en su preparación con vistas a la reunión sobre biodiversidad que se efectúa del 20 al 31 de este mes en la meridional ciudad brasileña de Curitiba.
El FSM no tiene como objetivo "lograr resultados espectaculares" sino que "lo más importante es el avance en la capacidad 'propositiva' de los participantes", subrayó Lander.
Otro dilema al que se enfrentaron en Caracas unos 50.000 venezolanos y 10.000 extranjeros —en ambos casos la mitad de lo previsto— ha sido si la condición de policéntrico de esta sexta edición del foro nacido en Brasil aumenta su capacidad para la participación o no.
Cuando terminaba la cita venezolana, el comité internacional del FSM efectuó una reunión relámpago en la cual saludó la exitosa asistencia de unas 10.000 personas al encuentro del 19 al 23 de enero en Bamako, aunque deploró las fallas organizativas en esa ocasión.
La conclusión se materializó pese a la advertencia de la delegada brasileña Moema Viezzer en el sentido de que el comité "no debe consumirse en cuestiones organizativas si implican descuidar el frente de la política".
"Un foro con el calificativo de mundial, y social por contraste con el económico de cada año en Davos (Suiza), es una reunión ambiciosa y compleja y, por eso, sigue planteado el debate sobre su alcance y frecuencia", estimó Lander.
Si los conductores de organizaciones no gubernamentales o movimientos sociales acudiesen a todas las citas internacionales, regionales, sectoriales o temáticas que les conciernen "pasaríamos todo el año montados en un avión", ironizó.
Remarcó que en Europa es fácil la asistencia, por la menor distancia y los mayores recursos, "pero sus movimientos sociales tienen menos capacidad de movilización que en América Latina, donde la situación es inversa", indicó.
"En África se combinan los dos males: baja capacidad de movilización y traslados costosos", lo cual explica la alegría de los foristas por la concurrencia a la cita de Bamako, añadió.
Lander entiende que "el creciente aprendizaje de las organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales, vía Internet por ejemplo, se percibe en parte del intercambio de experiencias, propuestas de trabajo y de acción conjunta".
"Las organizaciones no gubernamentales pueden entonces evaluar mejor la relación costo/oportunidad por participar en estos eventos", puntualizó.
En el terreno político "se presentó la más seria vicisitud, como lo fue el intento gubernamental de arropar el foro", estimó por su parte el ecologista Frank Bracho, ex embajador venezolano en India y coautor del libro titulado "FSM: Camino a un mundo nuevo".
El Foro debatió si debía sostenerse principalmente como espacio para reflexionar e intercambiar experiencias o si debía avanzar hacia posiciones comunes para incidir en la política, y en el medio se ubicaron los promotores de redes para la acción concreta con tolerancia para las expresiones más contundentes o extremas.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que en dos oportunidades se dirigió a grupos de participantes del encuentro al margen del programa oficial, "pretendió aprovechar la escena para dictar cátedra dirigista al Foro", especialmente con su advertencia de que la cita "va en vías de convertirse en un evento folclórico si no cambia", comentó Bracho a IPS.
Bracho criticó la arenga central de Chávez, "socialismo o muerte", e incluso que el diario del foro TerraViva, editado por IPS, con su reseña sobre esa y otras actividades "haya tendido a promover la tesis injerencista-estructuradora, y el consiguiente corolario de que el Foro se alíe con ciertos poderes políticos".
Sin embargo, lo que más molesta a foristas como Bracho es que en Caracas no se discutiese debidamente "el modelo de desarrollo seguido en Venezuela, dependiente de la gran explotación de hidrocarburos", y que las conclusiones de la Asamblea de los Movimientos sólo pidiese "estudios de impacto ambiental" para proyectos como el gasoducto sudamericano, cuando "la correcta postura ecológica debió ser cuestionar su realización".
En cambio, Lander sostiene que el FSM, "realizado en Venezuela que vive un proceso de cambios", "no flota fuera del tiempo y del espacio, y necesariamente debe impregnarse de la realidad y debates de su entorno". "Más aún, la mayor parte de actividades inscritas en Caracas versó sobre los temas de política", agregó.
Durante los primeros años del FSM, según Lander, "se recogió la pretensión de mantener separada la lucha social de la política. Existía el discurso maniqueo de que había una sociedad civil, pura, en tanto hacia los partidos políticos había reticencia. Eso ha venido cambiando".
¿Por qué? "Cuando el FSM surgió (en 2001), el movimiento contrario a la globalización neoliberal estaba en la oposición en casi toda América Latina, pero ahora una parte importante tiene gobiernos progresistas o de centroizquierda, y eso se refleja".
"No se puede ignorar por ejemplo que el presidente (argentino, Néstor) Kirchner mantiene una política contrastante con el Fondo Monetario Internacional", dijo Lander.
Además, "la agresividad de la política imperial de Estados Unidos requiere respuestas políticas. Los movimientos sociales tienen una visión del mundo que, en definitiva, también es política". (