Ni privadas, ni públicas. Las formas de gestión del agua que se aplican ahora en Bolivia tienen más que ver con una manera de mayor sentido social de acceso al recurso, derivada de las enseñanzas de los pueblos indígenas, según la activista Tania Quiroz.
Los problemas de la escasez de agua potable, de su distribución y del sistema de propiedad fueron analizados esta semana en escenarios confrontados, en la reunión anual del Foro Económico Mundial (FEM), en este centro turístico alpino, y en Zurich, en la conferencia sobre "El Otro Davos", convocada por Attac Suiza.
Quiroz, de la boliviana Coordinadora del Agua y de la Vida, expuso ante militantes de organizaciones populares, congregados en El Otro Davos, las experiencias vinculadas con las protestas sociales que estallaron en ese país sudamericano a partir de 2000 y que precipitaron la rescisión de los contratos de explotación de ese recurso que estaba en manos de dos empresas transnacionales.
En el Foro de Davos, que reúne cada año a líderes empresariales, expertos y gobernantes, se analizó la importancia crucial del elemento en la supervivencia humana. Lester R. Brown, presidente del Instituto de Políticas de la Tierra, observó que la humanidad sobrevivió siglos sin petróleo.
Sólo duraríamos unos pocos días sin el agua, advirtió el líder de la organización que tiene sede en Estados Unidos.
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Como ha prevenido la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la expansión de la población mundial y de las consecuentes actividades productivas aumentan la presión sobre el líquido y la escasez que se advierte en muchas áreas del planeta, se dijo en la reunión del FEM.
Por ejemplo, el rápido crecimiento de China e India dispara la demanda de agua, porque las poblaciones de esos países adoptan dietas más ricas en proteínas.
En consecuencia, el abastecimiento adecuado del elemento es vital para un crecimiento económico sustentable, dedujo el empresario Jamshid Godrej, presidente de la compañía india Godrej y Boyce.
El presidente de la firma transnacional Nestlé, Peter Brabeck-Letmathe, comentó que la producción de carnes y de otras proteínas dominantes en las dietas modernas, requieren mayor cantidad de agua.
Tal vez bebemos unos pocos litros de agua por día, pero "comemos" hasta 15.000 litros en el mismo lapso, mencionó.
El promedio de los humanos necesita beber entre cuatro y cinco litros de agua por día para sobrevivir, aunque hacen falta entre 2.000 y 3.000 cada día para producir las calorías que la supervivencia de la misma persona demanda.
El director de la agencia de desarrollo y cooperación del gobierno suizo, Walter Fust, descartó que la privatización sea la respuesta a los problemas del abastecimiento del agua. La provisión de agua tiene que ver con la eficiencia y con la manera en mejor podamos distribuirla al menor costo posible.
Zoltan Doka, de la organización no gubernamental Socorro Obrero Suizo, dijo a IPS que la oficina gubernamental dirigida por Fust propicia un sistema de asociación pública y privada para el manejo del agua.
Mientras esas formas de explotación tengan por objetivo principal al pueblo y no al beneficio no me opongo a las asociaciones del sector estatal con el privado, dijo el activista de la organización no gubernamental vinculada a los sindicatos suizos, que participó de la conferencia El Otro Davos.
La modalidad de la privatización del agua llegó a Bolivia de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI), que en 1997 la impuso como una condición para entregar ayuda al país, recordó Quiroz.
Aunque además del agua, la ola de privatizaciones, de petróleo, la electricidad, la seguridad social, los fondos de pensión, la tierra y los servicios, se extendió por todos los países de América Latina convertida en un virtual "saqueo", comentó la activista boliviana.
Quiroz identificó a los dos grupos transnacionales que intervinieron en el negocio del agua. La compañía Aguas del Tunari, una fusión de las empresas Bechtel, Edison y Abengoa, manejó los servicios en la ciudad de Cochabamba, mientras que Aguas de Illimani, propiedad del grupo Suez, lo hizo en El Alto, un área pobre colindante a La Paz.
El retroceso de las privatizaciones sólo ha sido posible en Bolivia porque el movimiento social se dio cuenta de que esas transnacionales no han servido a solucionar el problema del acceso al agua de las personas pobres, describió Quiroz.
En un principio, las privatizaciones parecían una solución al mal servicio que daban las empresas públicas, pero no ha sido así porque a las compañías, tanto en El Alto como en Cochabamba, no les interesaba dar el servicio sin ganar nada, insistió.
Las poblaciones de El Alto y Cochabamba, sobre todo en las zonas periféricas, han adoptado iniciativas para proveerse de agua mediante la construcción de pozos. Donde no llegaba el servicio municipal, la gente ha tendido sus propias redes de agua.
Ahora es cierto que hay que hacerlo de una forma más ordenada para aprovechar bien el agua, recomendó la activista.
El indígena Evo Morales, del izquierdista Movimiento al Socialismo, asumió este mes el gobierno de Bolivia con promesas de profundizar esta política respecto a la gestión y distribución del agua potable en el país.
Pero es evidente que en Bolivia "se están dando formas sociales" para atender la gestión del agua. También se recurre a las tradiciones como respuesta a los problemas del acceso. Se están recuperando toda la sabiduría y los conocimientos heredados como enseñanzas de los pueblos indígenas, refirió Quiroz.
"Es un proceso que está 'ahorita' en construcción, en propuestas, realmente en etapa de recuperación porque de estos servicios autogestionarios no se hablaba. Y en verdad, tampoco había mucha fuerza para defender lo de cada uno, manifestó Quiroz.