DERECHOS HUMANOS: Última copla por la Comisión de ONU

Mientras la Asamblea General de la ONU ya casi termina de grabar en Nueva York el epitafio de su Comisión de Derechos Humanos, este mismo organismo se apresta a iniciar en Ginebra su 62 período de sesiones.

El tránsito de esta Comisión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que será sucedida por un nuevo cuerpo con el nombre de Consejo de Derechos Humanos, se produce en circunstancias confusas, pues aún no han quedado claras cuales serán sus atribuciones en el período final ni tampoco la suerte que correrá toda la arquitectura jurídica de los derechos humanos.

Las organizaciones no gubernamentales expresaron preocupación ante el riesgo de perder, en el nuevo esquema, algunas facultades que el régimen vigente les reconoce.

Los expertos y algunos gobiernos previnieron del peligro de un debilitamiento del sistema de protección de los derechos humanos como consecuencia de la transferencia a una nueva institución.

A pesar de eso, los representantes de los 53 estados miembros de la ONU que integran en la actualidad la Comisión de Derechos Humanos eligieron este lunes la mesa que presidirá las sesiones de despedida.

Con esa decisión cumplieron con las disposiciones del foro mundial que obligan a designar, el tercer lunes del mes de enero de cada año, a las autoridades que conducirán las seis semanas de deliberaciones, que en este caso deberían comenzar el 13 de marzo.

El presidente elegido, Manuel Rodríguez Cuadros, de Perú, explicó a IPS que a la Comisión se le presentan dos posibilidades. En la primera hipótesis se considera que la Asamblea General resuelva antes del 13 de marzo el establecimiento del nuevo consejo.

En tal caso, la decisión "potenciará los temas de la transición ordenada y responsable" en la agenda de la Comisión, describió Rodríguez.

La otra opción surgirá en caso de que no haya acuerdo en las negociaciones que se realizan en Nueva York. Ante esta alternativa, la Comisión deberá sostener una sesión normal, estimó el presidente.

En este clima de incertidumbre se abrieron las sesiones preliminares de la Comisión, aunque precedidas por campañas de desprestigio del cuerpo evidenciadas en las acusaciones entrecruzadas de gobiernos, expertos y organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, de todas las tendencias.

Muchos de los críticos de la Comisión reconocen los aciertos logrados desde su creación en 1948.

La propia Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Louise Arbour, observó que en 2005, cuando la ola de descrédito del cuerpo estaba en su apogeo, un grupo de trabajo establecido por el organismo completó la redacción del borrador de una convención de protección contra las desapariciones forzadas de personas.

Renate Bloem, presidenta de la Conferencia de organizaciones no gubernamentales con estatus consultivo con la ONU (CONGO), aceptó que la Comisión de Derechos Humanos podría haber gozado de mejor reputación. Hay muchas cosas con las cuales nosotros no estábamos satisfechos, dijo a IPS.

Sin embargo, Bloem subrayó que el trabajo y la participación de las organizaciones no gubernamentales en la Comisión "han sido verdaderamente excepcionales". Fue la mejor experiencia en todo el sistema de las Naciones Unidas, insistió.

Las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos pretenden la continuidad de ese tipo de relación "sin arriesgarnos a perder nada", definió.

La Comisión de Derechos Humanos depende hasta ahora del Consejo Económico y Social (Ecosoc) de la ONU, que reconoce a numerosas organizaciones no gubernamentales un tipo de relación consultiva con el foro mundial. Ese vínculo permite el grado de participación que Bloem calificó de "excepcional".

Pero el nuevo mecanismo que se discute en Nueva York, el consejo de derechos humanos, debería depender directamente de la Asamblea General de la ONU, con la cual "no tenemos ninguna clase de acuerdos institucionales", dijo Bloem.

El ideal para Bloem sería un sistema semejante al establecido en la Cumbre Mundial para la Sociedad de la Información (CMSI), que sesionó una primera etapa en 2003 en Ginebra y se clausuró en 2005 en Túnez.

Esa conferencia de la ONU sobre la brecha digital incorporó a la sociedad civil, que incluye a organizaciones no gubernamentales, en un nivel debate casi similar al de los gobiernos y el sector privado.

CONGO acoge favorablemente al nuevo consejo de derechos humanos, pero lamenta que las discusiones para su diseño se realicen en Nueva York a puertas cerradas. Ahora tratamos de conseguir el reconocimiento de lo que hemos logrado en la CMSI y de expandirlo luego a otros órganos de la ONU, adelantó.

Las organizaciones no gubernamentales y los expertos en derechos humanos han expresado inquietud ante la posibilidad de que las reformas que la ONU se propone introducir en el área conspiren contra los mecanismos especiales, un sistema de relatores, expertos y organismos subsidiarios que se ocupan de situaciones en países o de temas determinados.

Arbour expuso este lunes que esos mecanismos deben ser transferidos al consejo de derechos humanos, una vez establecido.

La Alta Comisionada sostuvo también que el consejo deberá preservar y estimular relaciones estrechas con la sociedad civil, a través de las instituciones nacionales, que son las comisiones de derechos humanos de cada país, y de las organizaciones no gubernamentales.

A su vez, Rodríguez opinó que la transferencia de la Comisión al consejo "de ninguna manera debe significar un debilitamiento del sistema, sino un fortalecimiento".

El consejo debe absorber todo el bagaje histórico de la Comisión y todos los procedimientos de protección, sin crear un vacío que sólo perjudicaría a las víctimas.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe