RELIGIÓN-MÉXICO: Suplicios en honor de emperatriz de América

«Ya le cumplí a la virgencita de Guadalupe, ya vine a visitarla a su casa. Me ayudó a llegar y espero que me permita volver a morir en mi pueblo», dice un exhausto campesino de 82 años tras caminar más de 20 kilómetros para llegar a la basílica ubicada en el norte de la capital mexicana.

Primitivo Ramos Morales, de cuerpo encorvado y ojos pequeños y brillantes, mientras habla con IPS es auxiliado por un grupo de médicos debido a las complicaciones provocadas por una diabetes que desconocía padecer.

Este anciano es uno de los más de 15 millones de católicos mexicanos que mantienen viva la tradición de visitar cada 12 de diciembre, como este lunes, la basílica de Guadalupe, construida entre 1974 y 1976 para reemplazar al deteriorado templo levantado a mediados del siglo XVI al pie del cerro del Tepeyac.

En ese lugar, según la historia católica local, se apareció la virgen de Guadalupe en tres ocasiones en 1531 al indígena Juan Diego.

Un testimonio de dichas apariciones, se señala, es la imagen de la Virgen en el manto con que se cubría entonces el hoy santo Juan Diego. Esa prenda se conserva en un cuadro instalado en un muro de madera, debajo del cual se coloca para estos festejos una gran bandera de México extendida al pie de un altar de mármol.

Adalid Martínez, responsable del servicio médico instalado en el atrio de la basílica, explicó a IPS que el año pasado en el marco de esta celebración los servicios sanitarios atendieron a unos 2.000 peregrinos.

Las principales dolencias atendidas entonces fueron fracturas por caída de los camiones, laceraciones de quienes se imponen como penitencia caminar de rodillas más de 100 metros desde el atrio hasta el altar, deshidratación, fiebre, problemas respiratorios y complicaciones de aquellos que padecen hipertensión arterial o diabetes, como Ramos Morales, dijo el médico.

"La mayoría de los peregrinos se imponen como meta hacer el recorrido a pie desde sus lugares de origen. Muchos de ellos caminan durante dos o tres días, pernoctan en jardines públicos y se exponen a temperaturas invernales mínimas de cuatro grados, su alimentación es deficiente y toman poca agua", precisó..

"Si alguien padece diabetes o hipertensión arterial, sumado al gran esfuerzo físico, la enfermedad se agudiza", añadió Martínez, quien como ejemplo señala que el anciano de 82 años requiere ser hospitalizado antes de que su salud empeore.

"La virgen de Guadalupe nos mueve a todos, es nuestra madre, es nuestra muchachita, nuestra niña. Los mexicanos tenemos el privilegio de que la madre de Dios se manifestó en tierra mexicana, a un natural de nuestra raza, al indio Juan Diego", apuntó.

Monseñor Diego Monroy, quien encabezó la ceremonia religiosa para conmemorar el 474 aniversario de la aparición de la Virgen, arengó a los 80.000 fieles congregados dentro y fuera del templo. "Ante el terrorismo y todo tipo de violencia, la virgen de Guadalupe es hoy un símbolo de unidad y de integración", señaló.

Como auténticos ríos humanos miles de peregrinos a pie, en bicicletas, motocicletas y camiones provenientes de estados como Aguascalientes, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz y Zacatecas, comienzan a llegar a la ciudad de México cada año a partir del primer día de diciembre.

Algunos grupos de peregrinos explicaron a IPS que anticipan su arribo a la basílica para asegurarse de poder entrar al templo, ya que intentarlo el mismo día 12 es casi imposible debido a las aglomeraciones.

"Hacemos el recorrido a pie porque nuestros abuelos y nuestros padres nos enseñaron que es la forma en que se perdonan nuestros pecados", indicó Fermín Luna, de 36 años y originario del sureño estado de Guerrero.

La antropóloga Anabel Ruiz sostiene que la devoción a la virgen de Guadalupe representa un símbolo de identidad nacional. Su imagen, añade, está vinculada al proceso de evangelización de los españoles durante la conquista.

Es un símbolo que contribuyó a amalgamar la cultura española y la de las etnias originarias del territorio que hoy ocupa México, también fue un emblema de una embrionaria identidad nacional al iniciar la lucha por la independencia americana en 1810, y en la actualidad es factor de fe que moviliza y une a un amplio sector de la población, detalló la experta.

Según cifras oficiales, más de 90 por ciento de los 104 millones de mexicanos profesan la fe católica. En su quinta y última visita a México, en julio de 2002, el hoy extinto papa Juan Pablo II refrendó su devoción a la virgen de Guadalupe y la nombró Emperatriz de América Latina.

A la basílica de Guadalupe también acuden salvadoreños y guatemaltecos, así como mexicanos que emigraron a Estados Unidos en busca de trabajo.

"Vengo a darle gracias a la virgencita por haberme cuidado, tengo trabajo y desde el otro lado (Estados Unidos) mando dinero a mi familia", narra Fernando Ponce, originario del occidental estado de Michoacán, quien carece de documentos migratorios para volver a ingresar al vecino país del norte.

"Vine a pasar la Navidad y el Año Nuevo, pero voy a regresar a Chicago y también le voy a pedir que me proteja cuando tenga que cruzar la frontera", añadió, confiado.

A partir del 8 de diciembre aumentó la llegada de peregrinos a la basílica. Cientos de camiones de carga que normalmente son utilizados para transportar la cosecha e insumos del campo, fueron transformados para la ocasión en altares rodantes.

Imágenes y estatuillas de la virgen de Guadalupe adornadas con flores, luces y papeles de colores, fueron instaladas en los vehículos que avanzaban lentamente por las congestionadas avenidas de la ciudad de México, seguidos por decenas de peregrinos, mujeres y hombres, así como niños, niñas y adolescentes.

"Para que vayan aprendiendo que hay que venerar a la Virgen", afirma Humberto Sánchez, de 18 años y quien representa la tercera generación de su familia que mantiene viva esta tradición.

"Vengo a darle gracias a la Virgen por un año más de vida y para que cuide a mis seis hijos. En 2002 murió uno de mis hijos que tenía dos años. Le cayó agua hirviendo y estuvo hospitalizado pero no lo atendieron rápido", cuenta Víctor López Velázquez.

"Yo le pedí a la Virgen que lo salvara, pero aunque murió no reniego", agregó este hombre de 35 años y quien comenzó su peregrinar el pasado día ocho al salir del poblado de Amozoc, Puebla, a unos 190 kilómetros al oriente de la ciudad de México.

Otra forma de rendir culto a la Guadalupana, como también la llaman los católicos, es regalar agua y comida a los peregrinos. "Les damos comida porque es parte de una promesa que hicimos", indica Armando Solís, quien junto con su familia regala alimentos en las inmediaciones de la basílica.

La celebración de las apariciones genera un ambiente de fiesta nacional. En los primeros minutos de este lunes el cielo de la capital se iluminó con fuegos artificiales que estallaron como sonoras cargas del inicio de una batalla.

A pesar de las bajas temperaturas, en las calles de los barrios marginales, principalmente, se congregan los católicos para orar y cantarle a la imagen de la virgen de Guadalupe en templos improvisados. (

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