MUJERES-NEPAL: Pequeñas victorias judiciales

Las leyes de Nepal establecen que las mujeres deben ser tratadas a la par de los hombres. Pero los burócratas del Estado parecen no saberlo, y tal vez por eso los jueces intentan ahora recordarles que los derechos femeninos son derechos fundamentales.

Cuando Sabina y su familia se dirigieron en Katmandú a la oficina del Departamento de Rentas de la Tierra para registrar una propiedad que su padre les legaba a ella y a una hermana suya, el empleado supuso que debía proteger los intereses del hermano.

"¿Es justo que ustedes, hermanas, reclamen una propiedad paterna cuando su hermano aún vive?", preguntó el empleado, según la carta enviada por Sabina (que se dio a conocer solo por su nombre de pila) al semanario Nepali Times, que la publicó el mes pasado.

"Mis padres finalmente intervinieron. Mi madre intentó explicarles que ellos creían en la igualdad entre hijos e hijas", continuaba la carta.

Una enmienda al Código Civil aprobada en 2002 otorga a las mujeres el derecho a recibir propiedades por herencia. Pero los legisladores no eliminaron aún una norma según la cual una mujer debe devolver al casarse las propiedades que eventualmente haya heredado.

Además, "aunque mi hermana puede reivindicar su derecho a la propiedad, no podrá venderla a menos que su esposo y sus familiares políticos den su pleno consentimiento", recordó Sabina.

Pero decisiones recientes de la Corte Suprema de Justicia de Nepal parecen fortalecer los derechos de las mujeres en una de las naciones más pobres de Asia meridional.

El mes pasado, la Corte emitió dos importantes fallos. Uno ordena al gobierno acabar con la "chhaupadi", práctica que consiste en obligar a las mujeres a vivir en chozas improvisadas fuera del hogar familiar mientras están menstruando.

Esta costumbre todavía es practicada en áreas remotas del lejano occidente de Nepal y en el vecino estado indio de Uttaranchal.

El otro fallo declaró inválida una ley según la cual solo los hombres podían registrar el nacimiento o muerte de un hijo. También ordenó al gobierno expedir certificados de nacimiento y ciudadanía a niños cuyos progenitores se desconocen, al menos hasta que se pueda identificar al padre.

Pero esa decisión habría sido mucho más significativa si la Corte hubiera decidido que esos documentos podían ser emitidos solo sobre la base de la identidad de la madre, dijo Sapna Pradhan Malla, presidenta del no gubernamental Foro para las Mujeres, la Ley y el Desarrollo, uno de cuyos objetivos es eliminar toda forma de discriminación.

"El fallo no ha reconocido el derecho de una madre. No ha ido más allá de las normas tradicionales. Una madre que da a luz, que es una ciudadana de este país, no es legalmente reconocida como ciudadana independiente", declaró Malla a IPS.

Las autoridades de esta sociedad profundamente patriarcal, único reino hindú del mundo, otorgan certificado de ciudadanía a una mujer solo si el padre o el esposo son conocidos.

La constitución de Nepal garantiza la igualdad entre mujeres y hombres, pero los tribunales ubican demasiado a menudo disposiciones secundarias por encima de derechos fundamentales, alegó Malla. "El derecho a la igualdad debería prevalecer", advirtió.

Otros expertos tienen un punto de vista ligeramente más positivo sobre recientes decisiones judiciales que realzan derechos constitucionales.

El abogado Raju Prasad Chapagai consideró una "novedad judicial" que la Corte Suprema acordara la creación de un comité de expertos para estudiar la ciudadanía de los hijos y otras cuestiones que afectan a a la comunidad badi, una de las consideradas "intocables" ("dalit") en el sistema de castas de Nepal.

Luego, la Corte aceptó plenamente el informe del comité y ordenó al gobierno desarrollar programas para mejorar la situación socioeconómica de los badi, cuyas mujeres tradicionalmente han trabajado como prostitutas.

"Podemos usar este precedente para otras comunidades" postergadas, dijo Chapagai entrevistado en Pro Public, una de las organizaciones no gubernamentales que realizaron esa petición en la Corte.

El abogado y la encargada de programas de Pro Public, Sarmila Shrestha, consideraron que es demasiado temprano para asegurar que estos fallos de la Corte Suprema muestran "sensibilidad de género".

Pero tanto Chapagai como Shrestha creen que "a veces uno puede decir que (esos efectos tan positivos) son el resultado de una educación judicial".

Pro Public ha realizado una serie de talleres sobre género para abogados y magistrados de Nepal y de toda Asia meridional.

También estudió 50 sentencias de tribunales distritales de todo el país, y de su análisis concluyó que los jueces no suelen aplicar "disposiciones de derecho internacional que protegen los derechos femeninos, como la Convención para Terminar con la Discriminación Contra la Mujer (Cedaw)".

"Necesitamos educar mucho" a los jueces de primera instancia, afirmó Shrestha.

El presidente de la Corte Suprema, Dilip Kumar Paudel, ha dicho en muchas oportunidades desde su investidura este año que la justicia para con las mujeres debería ser una prioridad del tribunal.

Malla manifestó que esperaba ver "la conciencia desplegada en los discursos" de Paudel "reflejada en sus juicios".

Pero esos fallos no mejorarán por sí solas la vida de las mujeres nepalesas que sufren las situaciones más desventajosas, opinó Durga Sob, presidenta de la Organización Feminista Dalit.

"Para las activistas, estas decisiones son buenas, porque ellas serán capaces de reclamar sus derechos. Pero aquellas que están postergadas o viven en áreas remotas no se beneficiarán", señaló.

La falta de información es un gran problema, agregó. Las dalit, que suman 20 por ciento de las mujeres de Nepal, "no están educadas, son analfabetas y no están concienciadas, además de ser discriminadas. Es difícil informar sobre estas sentencias y sobre los derechos de las mujeres a nivel comunitario".

También habrá que actuar sobre los burócratas locales que deberían estar a cargo de asegurar la vigencia de los fallos judiciales que garantizan el respeto por los derechos femeninos, advirtió.

Otra vez, el caso de Sabina resulta significativo en ese sentido. "No he sido capaz de imaginarme por qué el empleado del gobierno tenía que tomarse el asunto tan personalmente, cuando no era de su incumbencia", dijo Sabina en su carta al Nepali Times.

"Es sólo gracias a gente como mi padre y mi hermano que la igualdad de género tiene alguna esperanza en este país. También gracias a mujeres como mi madre, que enfrentó resueltamente a ese obstinado cerdo chauvinista", escribió Sabina.

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