COMUNICACIONES-BOLIVIA: Internet a paso lento en caminos rurales

La expansión de los cibercafés en las principales ciudades de Bolivia, de la mano de tarifas modestas, contrasta con el torpe avance del servicio de Internet en las zonas rurales a través de esporádicos experimentos impulsados por privados u organizaciones de la sociedad civil.

Apenas 62.000 conexiones a la red mundial de computadoras se registran hoy en Bolivia, donde el analfabetismo alcanzaba en 2001 a 25,7 por ciento de la población en el campo y a 6,44 por ciento en las áreas urbanas, sobre los 8,2 millones de habitantes del país censados entonces por el estatal Instituto Nacional de Estadística (INE).

La población de origen indígena alcanza a 62 por ciento de los habitantes del país, proporción que crece hasta casi 70 por ciento en el centro y el oeste montañoso del país. En las áreas rurales las lenguas aborígenes son habladas por 72 por ciento de los pobladores.

La Superintendencia de Telecomunicaciones señala la existencia de 40 operadores de telefonía que ofrecen acceso a la carretera virtual y, de ellos, el mayor prestador de servicios es la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), privatizada en 1996.

El crecimiento de la conectividad será lento y marchará de manera paralela a condiciones de desarrollo social, que implican la capacidad de pago de los usuarios, la disponibilidad de una línea telefónica en las regiones más alejadas para hacer posible el acceso a la red y el suministro de electricidad que permita el funcionamiento de los equipos.
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Estos requisitos están reñidos con la pobreza extrema que afecta a 1,7 millones de bolivianos en el campo, donde vive la mitad de los habitantes del país y que tienen un ingreso mensual inferior a los 16 dólares, según datos del INE.

Las pocas zonas alejadas donde se ofrece el servicio de la red mundial de computadoras tienen tarifas que pueden alcanzar hasta 2,50 dólares por hora, a diferencia de La Paz y otras ciudades en las que sólo cuesta en muchos casos 25 centavos de dólar la hora. Por eso, habitualmente son solicitados por turistas o visitantes ocasionales.

Por ello surgen iniciativas del sector privado, asociadas a programas de cooperación bilateral y de organizaciones no gubernamentales, para crear telecentros educativos en la empobrecida ciudad de El Alto, vecina a La Paz, y poblaciones rurales cercanas.

Con el apoyo de la Unión Europea, 12 centros de enseñanza para nuevas tecnologías ya se instalaron en El Alto, la ciudad donde estalló la rebelión popular de octubre de 2003 que llevó al derrocamiento del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y costó la vida de 67 personas.

Estos laboratorios dotados de salas de conferencias, instrumentos para la enseñanza de la asignatura de física y equipos conectados a Internet, sumados a otros 18 que operan en el cordón urbano y apoyados por Entel, benefician a unos 150.000 estudiantes, explicó a IPS el gerente de Comunicación Institucional de esa compañía telefónica, Juan León.

Entel, que posee el mayor número de usuarios en la totalidad de servicios, promueve una política social encaminada a orientar a los estudiantes de secundaria sobre las ventajas de la información virtual y distribuye cartillas educativas que estimulan el buen uso del servicio.

En convenio con el gobierno de España, se puso en marcha también una nueva experiencia en la población de Calacoto, distante a unos 100 kilómetros de La Paz, donde se instalaron computadoras conectadas a Internet y alimentadas por paneles solares.

La energía eléctrica aún no llegó hasta allá, pero durante el día, niños desde los ocho años experimentan el uso de programas informáticos bajo la guía de un tutor que imparte orientación sobre la operación de los equipos y la obtención de datos e imágenes para las actividades escolares.

Como reducir las diferencias entre ricos y pobres en el acceso a la informática y las telecomunicaciones es uno de los asuntos que discute desde este miércoles y hasta el viernes en Túnez, sede de la segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, que debería allanar caminos para la transferencia de recursos y tecnología del mundo industrial a las naciones en desarrollo.

En los lugares de Bolivia donde el acceso a Internet es posible, la principal firma telefónica y la Universidad Real crearon un programa de "bachillerato virtual", que consiste en proveer instrucción escolar de últimos grados a personas que dejaron inconclusa su formación.

Otra experiencia en marcha con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF), el brazo financiero de la Comunidad Andina de Naciones, la Fundación Eco Pueblo y la Universidad Aquino de Bolivia, es el Telecentro de la localidad de Calamarca, distante a 80 kilómetros de La Paz, donde la población aymara infantil y adolescente accede a las tecnologías de información.

Un desafío inmediato, la formación de educadores especializados en las nuevas herramientas informáticas, ha sido asumido por la Carrera de Ciencias de la Educación de la estatal Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

El diagnóstico partió por casa y un primer sondeo determinó que 85 por ciento de los estudiantes no tenían acceso directo a un ordenador personal en su hogar por limitaciones económicas, señaló a IPS el director de la carrera, Orlando Huanca Rodríguez.

El profesor asumió la conducción de la carrera tras recoger conocimientos de su gestión como gerente de telecentros en la ciudad de El Alto, y ahora impulsa la especialización de docentes y universitarios en la enseñanza apoyada por la informática.

Un curso de posgrado, un diploma en educación superior bajo el sistema de educación virtual y un congreso sobre nuevas tecnologías para el campo pedagógico están en marcha y prometen cambiar la imagen de una especialidad académica que estuvo atada a viejos moldes por muchos años.

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