DESARROLLO: África es mi prioridad, dice Wolfowitz

Acabar con la pobreza y con los sufrimientos de la población de África será la prioridad del Banco Mundial en los próximos años, anunció su presidente, el estadounidense Paul Wolfowitz.

"Creo que la situación de África subsahariana es inaceptable. Debe ser la prioridad" del organismo multilateral, dijo durante una reunión con la Red Parlamentaria sobre el Banco Mundial, celebrada el fin de semana en la sede legislativa de Finlandia.

La Red es una asociación de casi 1.000 legisladores de 110 países, creada hace cinco años como plataforma de diálogo entre los parlamentos del mundo y el organismo multilateral, con el propósito de impulsar proyectos de desarrollo y luchar contra la pobreza.

Interrogado por algunos parlamentarios, Wolfowitz subrayó que el Banco Mundial se concentraría en proveer infraestructura para integrar las economías del continente africano.

El tema central de la reunión, realizada entre el viernes y el domingo en Helsinki, fue "Más allá del Año del desarrollo: ¿qué viene ahora?".

Wolfowitz anunció un proyecto para construir una central de energía en África austral que beneficiará a la República Democrática del Congo, Malawi, Sudáfrica y Zimbabwe.

El organismo también financiará la construcción de una autopista que unirá la costa africana sobre el océano Índico con la del Atlántico.

Otro plan que auspicia el Banco Mundial junto con un consorcio de compañías petroleras —criticado por grupos ambientalistas— es la creación de un gasoducto que transportará gas natural de Nigeria a Benín, Ghana y Togo.

Wolfowitz aclaró que estos proyectos de infraestructura no significan que el organismo abandonará otros programas para mejorar la salud y la educación en el continente africano.

"El Banco Mundial no se comportará como en el fútbol, donde todos los jugadores persiguen una sola pelota en cualquier parte del campo", afirmó.

El presidente de la institución llamó a los países industrializados a cumplir con su promesa de aumentar su ayuda y aliviar la deuda de las naciones más pobres. También los exhortó a mejorar la coordinación en sus programas de asistencia.

"Pero lo más importante es que deben hacer que la Ronda de Doha tenga un fin exitoso. Estas negociaciones tienen la llave para mejorar la situación de 1.200 millones de personas en todo el mundo que viven con menos de un dólar diario", subrayó.

Esta ronda de negociaciones, lanzada en la conferencia de la Organización Mundial del Comercio celebrada en la capital qatarí en 2001, busca liberalizar el intercambio de bienes y servicios, así como beneficiar a los países pobres.

"Sería incómodo para casi todos los gobiernos (del Norte) dar un paso adelante y renunciar a sus subsidios y a otras barreras al libre comercio, pero esa incomodidad temporal no es nada comparada con la incomodidad diaria y las privaciones que sufren los países más pobres del mundo", dijo Wolfowitz.

El encuentro con los parlamentarios le dio a Wolfowitz, ex subsecretario de Defensa de Estados Unidos y considerado el arquitecto de la invasión a Iraq, la oportunidad de evacuar los temores de muchos por su falta de experiencia en asuntos de desarrollo.

"Se temía que convertiría al Banco Mundial en un instrumento de la política exterior de Estados Unidos, pero es evidente que continuará con las buenas obras de su predecesor, James Wolfensohn", sostuvo el legislador ugandés Norbert Mao.

Durante su visita a Helsinki en 2001, Wolfensohn recibió un pastel de crema en la cara lanzado por un manifestante. Eso no le ocurrió a Wolfowitz el fin de semana, gracias en parte a las fuertes medidas de seguridad.

Pero cuando el presidente del Banco Mundial se dirigía a los legisladores, manifestantes provenientes de distintas partes de Finlandia desafiaban a la lluvia y protestaban en la puerta de la sede del parlamento.

"Buscado: Paul Wolfowitz por asesinatos masivos", rezaba un cartel de los manifestantes, en alusión a la guerra en Iraq.

Algunos parlamentarios recibieron el discurso de Wolfowitz con cautela. "Si va a actuar de acuerdo con lo que dijo, entonces hay esperanzas de haga una buena labor", dijo el legislador sueco Kaj Nordquist.

Por su parte, Mao dijo a IPS que Wolfowitz mostró madurez al reconocer el fracaso de las políticas pasadas del Banco Mundial en África.

"Éste ha sido un año de muchas promesas, pero todas podrían quedar sin cumplirse a menos que los parlamentarios presionen más a sus gobiernos", sostuvo el presidente de la Red, el legislador holandés Bert Koenders.

"Los parlamentarios son el eslabón perdido en el debate sobre desarrollo", dijo a IPS.

El Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos acordaron en su reunión de julio en Gleneagles, Escocia, cancelar la deuda de los 18 países más pobres, 14 de ellos africanos, con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Pero ahora, el G-8 está dando marcha atrás en sus promesas de Gleneagles y comenzó "un juego de ping pong" con el Sur en desarrollo, señaló Mao.

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