Un novel cineasta argentino cargó su cámara al hombro para poner de relieve el impacto social del mal de Chagas, que afecta a millones de personas pobres en América Latina y que ahora se ha trasladado a Europa y Estados Unidos a través de emigrantes portadores.
Chagas, un mal escondido es la ópera prima del productor y realizador argentino Ricardo Preve. Iba a hacer un largometraje de ficción, con un médico especialista en Chagas como protagonista, pero la realidad me atrapó y el trabajo se convirtió en un documental, contó a IPS el cineasta.
Los más de 50 testimonios de enfermos, médicos, investigadores y funcionarios fueron recogidos en cinco provincias argentinas, así como en Bélgica, Suiza, Francia y Estados Unidos, donde residen inmigrantes latinoamericanos que padecen el mal.
Conocí mucha gente en América Latina que sufre por esta enfermedad, gente que está acostumbrada a una vida dura, a padecer en silencio, que no se queja ni reclama para que se atienda este problema, comentó Preve.
Me impactó mucho encontrar esta verdad escondida y me convertí en un activista contra el Chagas, remarcó.
Muchos de los afectados son inmigrantes ilegales en Estados Unidos o Europa, que no tienen seguro médico, no conocen el idioma del país en que residen y les resulta muy difícil dar a conocer su drama, relató el director. En la investigación también aparecieron casos de personas contagiadas por transfusiones o trasplantes inseguros.
El documental se estrenó este mes en Argentina en la apertura del VII Festival Internacional de Cine y Video de Derechos Humanos que se realiza en la noroccidental provincia de Santiago del Estero, y se proyectará en las próximas semanas en otros certámenes y en funciones especiales organizadas por asociaciones médicas.
La reacción de la comunidad científica ante la película fue fantástica, ellos me abrieron las puertas en todas las instancias e, inclusive, uno de los médicos, que es un especialista en Chagas congénito, es también el director de la orquesta que interpreta la música de la película, relató.
El mal de Chagas, del tipo parasitario, muestra una primera etapa llamada aguda, que es cuando la persona se contagia, y otra crónica, que es a partir del desarrollo de la enfermedad.
El vector que propaga el mal es un tipo de vinchuca, llamado también chinche gaucha en Argentina, donde este insecto invade viviendas precarias en zonas rurales de casi todo este país de 37 millones de habitantes, aunque de modo especial en las provincias del norte, oeste y centro con clima cálido o templado y seco.
Al picar, la vinchuca transmite el parásito Trypanosoma cruzi, que ingresa al torrente sanguíneo y desencadena un progresivo y silencioso deterioro de los tejidos del corazón, provocándole discapacidad y hasta la muerte en los casos más severos.
En un caso científico pocas veces repetido, el médico brasileño Carlos Chagas (1879-1934) descubrió este parásito antes de que se conociera la propia enfermedad, que finalmente se le dio su nombre.
El mal puede además ser transmitido por vía congénita -de madre infectada a hijo— por transfusiones o donaciones de órganos infectados.
Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que hay 20 millones de personas afectadas, principalmente en América Latina.
Los científicos han logrado avances en el control de la enfermedad tanto en la etapa aguda como en la crónica. El Chagas congénito se puede curar en los niños una vez que se detecta y también se controla por completo en menores de 14 años o en adultos recién infectados.
En pacientes crónicos, mejoraron los tratamientos con drogas y ahora se pueden realizar autotransplantes de células madre que prácticamente curan al paciente. No obstante, en los países en desarrollo todavía hay que lidiar con la falta de control sanitario para evitar que se vuelvan a infestar de vinchucas las viviendas.
Esa falta de cuidado se suma a la indiferencia de los laboratorios que restan apoyo al desarrollo de drogas y tratamientos para combatir el mal. Los científicos consideran que el mal de Chagas está entre las enfermedades que son huérfanas de apoyo de la industria, porque los productos para combatirla no son redituables.
La película de Preve apunta a poner fin a esa indiferencia y a contribuir a desarrollar un medicamento o una vacuna que permita erradicar el mal.
El film se estrenará antes de fin de año en el circuito comercial de Argentina y en Barcelona. Precisamente, la productora organiza además en España la promoción de una versión en disco de video digital para ser vendidos a un euro (1,20 dólares). La recaudación será donada íntegramente a la fundación Médicos sin Fronteras española.
Luego del estreno, es probable que el cineasta retome su idea inicial de rodar una película de ficción en la que el protagonista sea un médico que estudia el mal de Chagas, confesó. Pero ahora tendrá un conocimiento más profundo del problema y un compromiso que cree que ya no tiene retorno con los afectados, admite.
Mi idea es filmar la nueva película y en la versión en disco de video digital añadir el documental para quienes quieran conocer más sobre ésta enfermedad, que convive con nosotros y se expande sigilosamente ante nuestra total indiferencia, reafirmó Preve. (
