Las prácticas de las granjas de animales en Asia oriental están bajo fuego una vez más tras la muerte de 31 personas en el suroeste de China causada por una bacteria común en los cerdos.
Este brote significa que se han violado las normas de bioseguridad en los criaderos de cerdos, afirmó Juan Lubroth, funcionario de la división de servicios de salud animal de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con sede en Roma.
La bacteria en cuestión, el estreptococo suis, nunca se ha comportado de esta forma antes, explicó Lubroth en una entrevista telefónica desde la sede de la FAO.
Sin embargo, el funcionario advirtió que no se debe cargar toda la culpa a las prácticas de manejo de los cerdos en unas 300 pequeñas granjas de la sudoccidental provincia china de Sichuan. Ningún país del mundo tiene medidas de bioseguridad perfectas en sus granjas, dijo.
El Ministerio de Salud Pública de China informó que la cantidad de muertos en esa provincia llegó a 31 el jueves 28. La provincia reportó 152 casos de estreptococia porcina II, de los cuales 106 son casos confirmados y 46 son posibles casos.
Además, siete personas han sido dadas de alta de un hospital y otras 27 se encuentran en estado crítico.
La epidemia surgió a fines de junio en la ciudad de Ziyang, la ciudad de Jianyang, el distrito de Lezhi y el distrito de Zizhong, en la ciudad de Neijiang. Todos los pacientes tuvieron contacto directo con cerdos enfermos o muertos, informó la agencia de noticias china Xinhua.
Las autoridades de salud pública se alarmaron por la virulencia de la enfermedad, que causó la muerte a cerca de un quinto de los afectados y dejó a otro quinto en condición crítica.
La causa directa de la infección humana con estreptococo suis es la matanza o el procesamiento de cerdos infectados, afirmó el Ministerio de Salud chino en su sitio web.
Según informes iniciales, los trabajadores de las granjas que cayeron enfermos presentaron fiebre alta, náuseas, vómitos y hemorragias.
La enfermedad pone de relieve la necesidad de prácticas higiénicas, destacó Lubroth, reiterando el mensaje de una conferencia internacional celebrada este mes sobre otra enfermedad relacionada, la gripe del pollo o influenza aviar.
Durante la conferencia, celebrada en Kuala Lumpur, expertos internacionales en salud humana y animal reclamaron una reforma del manejo de las granjas animales en los países afectados por la influenza aviar, para prevenir la propagación del virus entre las aves de corral.
Entre otras medidas para fortalecer la bioseguridad en las granjas, los expertos recomendaron la segregación de distintas especies de aves y la reducción de la interacción entre éstas y los humanos.
Asimismo, exhortaron a los gobiernos de la región a controlar los mercados al aire libre en que se sacrifican aves y otros animales en condiciones insalubres.
Estas actividades constituyen un alto riesgo para las personas que están expuestas a animales o productos animales contaminados, como sangre, heces, plumas y esqueletos, advirtió Joseph Domeneck, director veterinario de la FAO, en la conferencia.
Desde el último brote de gripe del pollo, a principios de 2004, la enfermedad causó 60 muertes y se extendió por gran parte del noreste y sureste de Asia. Esta semana fallecieron dos víctimas de la enfermedad en Vietnam, y la semana anterior, Indonesia confirmó las primeras muertes por gripe del pollo: un hombre de 38 años y sus dos hijas.
El síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) o neumonía atípica, que causó 774 muertes en todo el mundo desde su brote en 2003 en el sur de China, también se transmite de animales a humanos.
Lubroth elogió la actitud de China de informar rápidamente sobre el actual brote de gripe del cerdo, en contraste con su actitud durante el brote del SRAS. (
