MÚSICA-ARGENTINA: El Colón en silencio

Inaugurado hace casi un siglo, el Teatro Colón de la capital argentina es calificado entre los de mejor acústica del mundo y se vanagloria de haber cobijado a Arturo Toscanini, Enrico Caruso, Maria Callas y muchos más. Pero ese prestigio está en riesgo ahora debido a la falta de apoyo estatal.

”Desde hace cinco años reclamamos y nadie nos escucha”, señaló a IPS el trompetista José Piazza, integrante de la Orquesta Filarmónica del Colón desde hace 20 años. ”Los sueldos son muy bajos, tenemos que comprarnos la ropa para actuar y pagar nosotros mismos el arreglo de los instrumentos”, se quejó el músico.

Ante esta situación, que Piazza calificó de ”insostenible”, los músicos del majestuoso teatro lírico de Argentina resolvieron hace dos meses hacer las funciones en ropa de calle, en señal de protesta por la falta de apoyo. ”Los abonados nos aplaudían de pie, pero las autoridades no se dieron por aludidas”, señaló.

Es por eso que desde el 26 de mayo apelaron directamente a la huelga por tiempo indeterminado, una decisión adoptada en asamblea de trabajadores y que contó con el respaldo de todos los músicos de la orquesta estable y de la Filarmónica, así como del cuerpo de bailarines, del coro y de los técnicos.

La gota que rebasó el vaso fue la difusión del detalle del contrato del director de la entidad, Tito Capobianco, designado hace un año por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al que logró sacarle un salario cinco veces mayor al de su antecesor y 10 veces superior al del concertino, el puesto más alto de la orquesta estable-.

Pero para mayor escándalo, el sueldo total del director no se paga en bloque sino que se conforma de diversos contratos menores por ”asesoramiento” y por ”desarraigo”, una paga extra porque al momento de ser contratado estaba radicado en Estados Unidos. De esa manera completa un ingreso mensual de 25.000 pesos, que equivalen a unos 8.700 dólares.

Según explicó Piazza, los artistas del Teatro Colón cobran en promedio 1.200 pesos (unos 415 dólares) cada uno, y con ese dinero tienen que subsistir, pagar los gastos de su vestimenta y los arreglos o reposición de instrumentos. Hace algunos años, estos gastos se financiaban a través de un salario extra, que ahora ya no existe, aclaró.

”Los insumos de nuestros instrumentos se pagan en dólares o en euros. Imagínese que unos días atrás a un compañero se le rajó el oboe durante un ensayo y el presupuesto que le pasaron para su arreglo en París fue de 6.000 euros”, declaró alarmado el músico. ”No sé qué va a hacer, tendrá que pedir un instrumento prestado”, indicó.

”Es como si usted trabajara como chofer de ambulancia en un hospital público y cuando el vehículo se rompe se lo hacen arreglar con dinero de su sueldo”, comparó.

En su caso, la trompeta debería ya ser reemplazada. ”Los (instrumentos de) vientos deben renovarse cada dos años, pero yo el mío no lo puedo cambiar desde hace mucho más, por eso cuando vienen directores extranjeros nos exigen una calidad de sonido que ya no estamos en condiciones de producir”, lamentó Piazza.

El personal del Teatro Colón denuncia también que la mitad de su salario se conforma con adicionales que no cuentan a la hora de calcular la jubilación. Es así que muchos de ellos son jubilados de manera compulsiva porque temen retirarse voluntariamente con pensiones que son un tercio o la mitad de sus magros sueldos.

Algunos de los músicos ni siquiera tienen condiciones de trabajo estables. ”Son contratados”, explica Piazza, en referencia a una categoría muy difundida en los últimos años entre los empleados de la administración pública y que conlleva una muy precaria estabilidad, pues ese acuerdo se debe renovar cada tres o seis meses.

Pero además, los artistas están indignados porque, mientras todos ellos consiguieron sus puestos en la orquesta mediante exigentes concursos, los directores artísticos son designados por decisiones políticas y salen y entran de ese cargo según la voluntad de los funcionarios de cada gestión política.

La huelga en el Teatro Colón obligó a suspender funciones de sus elencos en Buenos Aires y en Montevideo, pero ésta vez los artistas están decididos a seguir. El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de quien depende la gestión del teatro, se declara favorable a negociar, pero los músicos aseguran que las ofertas que les hacen son una burla.

El secretario de Cultura de Buenos Aires, Gustavo López, justificó el salario que se le paga a Capobianco en la calidad de su labor como director de diversos teatros líricos en Estados Unidos.

López, advirtió que si no hay una solución podrían suspenderse las actividades del teatro ”por uno o dos meses”. ”Ojalá que reflexionen”, dijo para luego reiterar la propuesta de aumentar el salario del personal en 200 pesos mensuales, que por supuesto no satisface a los reclamantes.

También aseguró que el promedio de sueldos de los artistas es de 2.400 pesos (casi 850 dólares) y no 1.200 pesos como indicó Piazza, además de que trabajan seis horas por día. Por todo ello juzgó de los artistas hacen un reclamo ”elitista”.

Pero lo que más cuestiona el personal estable del teatro no es el sueldo sino la forma poco transparente en la que se constituyó el total.

Uno de los contratos del director es financiado por la Fundación del Teatro Colón, que no administra fondos privados sino una parte del mismo presupuesto oficial para la sala. Los músicos creen que esa asociación debería disponer de un fondo para arreglos y reposición de los instrumentos, pero nada de eso ocurre.

Piazza entiende que el gobierno debe decidir si quiere convertir el teatro en un bien de consumo o en un fenómeno cultural producido por sus artistas. ”Hay siempre gran voluntad de hacerle reformas edilicias que lo único que hacen es afectar la acústica de altísima calidad que tenía la sala en sus primeros años de vida”, denunció.

El Teatro Colón fue inaugurado en 1908 y en pocos años se transformó en uno de los escenarios de mayor prestigio del mundo para la lírica. Por sus tablas pasaron directores como Toscanini y cantantes como Caruso, Kiri Te Kanawa, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo y bailarines como Maia Plisetskaia y Jorge Donn.

En su sitio de Internet, las autoridades del teatro resaltan ”la excelente y honrosa tradición” de sus orquestas, y el ”altísimo nivel artístico” de sus integrantes ”pilares de cada función de ópera”.

La Orquesta Filarmónica que integra Piazza fue reconocida como ”la mejor de Argentina” durante varios años consecutivos por parte de la Asociación de Críticos Musicales del país, y fue propuesta por el Consejo Argentino de la Música para recibir un premio de la Organización de las Naciones Unidas por su excelencia. (

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