Cerca de 1.500 periodistas de Nepal se arriesgaron a ser detenidos este martes, en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, al marchar por la capital para recordar al mundo que decenas de sus colegas están en prisión y cerca de 2.000 quedaron sin trabajo bajo el régimen absoluto del rey Gyanendra.
En los tres meses transcurridos desde que Gyanendra destituyó al gobierno y asumió poderes excepcionales, el 1 de febrero, sus fuerzas desmantelaron en forma sistemática gran parte de la prensa alguna vez independiente y censuraron informativos radiales en frecuencia modulada, una importante fuente de información en este empobrecido reino himalayo.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York, afirmó en su informe Un país silenciado que decenas de periodistas fueron detenidos, su patriotismo cuestionado y su seguridad amenazada en los últimos tres meses de monarquía absoluta.
El CPJ estimó que 2.000 periodistas perdieron su empleo desde febrero.
Las páginas en blanco de revistas y periódicos reflejan la prohibición de cierta información y la mano insidiosa de los censores que reprime la cobertura cotidiana de manera menos evidentes, agregó el autor del informe, Daniel Lak, ex corresponsal en Nepal de la cadena británica de noticias British Broadcasting Corporation (BBC).
[related_articles]
El pasado viernes, un día después de la publicación del informe, Gyanendra levantó el estado de emergencia que impuso el 1 de febrero con el argumento de que era necesario para reprimir a la guerrilla maoísta, pero la medida no convenció a observadores del compromiso del gobierno con las libertades civiles y la libertad de prensa.
Analistas argumentan que el rey puso fin al estado de excepción bajo intensa presión internacional, y señalan que queda por ver si el monarca restaurará las libertades de reunión, expresión y movimiento, entre otras.
En un mensaje muy conciso, la secretaría del palacio real anunció en la noche del viernes el fin del estado de emergencia, horas después del regreso de Gyanendra a Katmandú de una visita a Indonesia y a China.
En Indonesia, el monarca participó de la Cumbre de Asia y África, y en China del Foro Boao, donde se reunió con el primer ministro indio Manmohan Singh, el presidente chino Hu Jintao y el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, entre otros mandatarios.
India, Estados Unidos y Gran Bretaña, importantes proveedores de armas de Nepal, le suspendieron su asistencia militar desde el 1 de febrero y condicionaron su reanudación a la restauración de la democracia.
Pero analistas advirtieron que Nueva Delhi querrá ver señales inequívocas de la restauración de las libertades civiles antes de reanudar el suministro de armas, crucial para el combate de la insurgencia maoísta.
No veo con claridad el resultado del levantamiento del estado de emergencia, comentó Lok Raj Baral, un académico al que el gobierno prohibió tres veces desde febrero abandonar Katmandú para asistir a conferencias internacionales.
El camino del rey hacia la democracia es muy brumoso, agregó.
Brumoso también es el futuro de la libertad de prensa en Nepal. Según el estudio del CPJ, los acosos telefónicos y por otros medios a periodistas continuaban hasta fines de abril.
Además, el gobierno anunció que la propaganda estatal sólo se publicará en medios oficiales, en un claro esfuerzo para privar de recursos a los medios privados e independientes.
Pero las más afectadas desde el golpe del 1 de febrero fueron las estaciones de radio de frecuencia modulada (FM).
Las FM eran una floreciente fuente de noticias hasta hace algunas semanas, ya que ofrecían cobertura en varios idiomas, ayudaban a construir la identidad nacional y promovían debates sobre asuntos vitales, señaló el CPJ.
Ahora, unos 1.200 periodistas radicales están sin trabajo, y la música sustituyó a los boletines de noticias y los programas de debate que hacían tan populares a las FM, agregó.
El gobierno tiene una fuerte motivación para reprimir a las FM, señaló Pratyoush Onta, un analista de prensa residente en Katmandú.
Las 46 estaciones de FM dispersas por todo Nepal, muchas de ellas en distritos rurales, son difíciles de controlar para un gobierno profundamente desconfiado del juicio popular, dijo Onta a IPS.