CUBA: Opositores quieren libre empresa

Más de 100 disidentes de Cuba, convocados por la opositora Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC), reclamaron este sábado cerca de La Habana cambios económicos y sociales que abran una transición política en este país.

La inusitada reunión general de la APSC, que carece de reconocimiento legal dentro del país, comenzó el viernes con una jornada a la que asistió James Cason, jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, única representación de esa nación en Cuba.

Asimismo, la cita realizada en un barrio semirural cerca del aeropuerto de La Habana fue seguida con atención, en calidad de ”observadores”, por varios funcionarios del cuerpo diplomático acreditado en este país.

En el recinto donde se celebró el congreso, remozado patio de la residencia del disidente Félix Bonne, estuvieron presentes 105 delegados acreditados —algunos de los cuales vivaron en la apertura un mensaje grabado en vídeo por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush—, además de algunas decenas de encargados de tareas organizativas.

”El camino no fue fácil. El gobierno impidió la llegada de muchos delegados de provincia”, dijo a IPS Ángel Pablo Polanco, presidente de la Comisión de Libre Expresión Ideológica del congreso.

Hasta este sábado, el gobierno guardaba silencio acerca de la expulsión de varios parlamentarios y periodistas europeos interesados en la reunión disidente, sin precedentes en este país.

También estaban invitadas algunas personalidades de relieve internacional, cuyos visados fueron demorados sin explicación, según fuentes de la APSC. Tampoco recibieron permiso de entrada más de 18 miembros del Parlamento Europeo.

Divididos en grupos, los delegados dieron entre viernes y sábado los toques finales a una batería de proyectos de resolución sobre economía, salud, religión, ambiente y asuntos jurídicos e ideológicos, entre otras materias.

En uno de sus documentos, el congreso opositor consideró necesaria ”una transición económica y social, que conlleve una transición política, con el fin de elevar el nivel de vida del pueblo cubano”.

Ese texto, que no contiene datos concretos sobre la situación económica, destaca ”el papel positivo” que puede desempeñar la pequeña y mediana empresa como modalidad de desarrollo de la sociedad civil.

A la vez, no olvidó recomendar ”a los que tengan que llevar a cabo la transición democrática en Cuba” que ese proceso se realice de forma que ”no dañe” a la clase ”más necesitada”.

El sistema socialista cubano brinda a todos sus ciudadanos atención sanitaria y educación gratuita, un beneficio cuya pérdida impactaría con fuerza en buena parte de los 11,2 millones de habitantes.

No obstante, otra resolución calificó de ”destruido” el actual sistema de salud y criticó su ”politización” y el ”intervencionismo del Estado”, que ”resta motivación y no sostiene la práctica médica”.

La sociedad civil favorecerá la ”estructura definitiva y eficaz de un Ministerio de Salubridad con visos modernos y prósperos”, concluyó el documento, que no explicó de qué forma podría reformarse el sistema ni su eventual privatización.

En materia de educación, las críticas apuntaron especialmente al ”adoctrinamiento” y la politización. En ”la Cuba del mañana, las escuelas no deberán ser manejadas políticamente por el gobierno de turno”, afirma la resolución al respecto.

Por su parte, la comisión de asuntos jurídicos arremetió contra el sistema penitenciario, reclamó la excarcelación inmediata de ”todos los presos políticos” y demandó la abolición de la pena de muerte.

El grupo dedicado a la libertad de expresión ”ideológica” dio relevancia a la ”unidad de la disidencia cubana”, aunque aclaró que ésta debe basarse en ”el principio democrático” de respetar ”la diversidad”.

En ese sentido, recomendó no aprobar ”las propuestas de formar un partido único de la oposición, escoger a un líder único o coaligar a los movimientos opositores para formar partidos más fuertes”.

Sin embargo, estimó conveniente ”iniciar de inmediato el proceso unificador” de la oposición, mediante ”alianzas, coaliciones y otras formas de organización” que faciliten que ”la mayoría de la oposición nacional y del exilio” estrechen filas.

La disidencia interna cubana está fragmentada en numerosos grupos, ninguno de los cuales tiene reconocimiento legal del gobierno de Fidel Castro, quien los considera ”mercenarios a sueldo del imperio”.

Entre esos sectores, varios rechazaron la invitación para asistir a congreso de la APSC, encabezada por Martha Beatriz Roque, René Gómez Manzano y Félix Bonne, que en los años 90 integraron el denominado Grupo de los Cuatro junto con Vladimiro Roca.

Este grupo había elaborado entonces el documento ”La Patria es de Todos”, considerado subversivo por el gobierno de Castro. Roca, hijo del fallecido líder comunista cubano Blas Roca, cumplió cinco años de cárcel por actividades antigubernamentales, hasta mayo de 2002. Roque, Gómez Manzano y Bonne fueron sentenciados a penas menores.

Roque fue apresada nuevamente en marzo de 2003 y sometida a juicio junto a otros 74 opositores, acusada de conspirar con una ”potencia extranjera” (Estados Unidos), pero fue excarcelada el 23 de julio de 2004 por razones de salud.

Es necesario que todas las fuerzas opositoras entiendan que deben que ser solidarias entre ellas y mantener la política de apoyar cualquier proyecto antigubernamental, dijo Roca en su saludo al encuentro.

El activista participó en las sesiones en representación de Todos Unidos, coalición de agrupaciones de la cual es portavoz.

Entre los más conocidos disidentes que se abstuvieron de acudir a la cita figuran Oswaldo Payá, premio Sajarov de derechos humanos concedido por el Parlamento Europeo, el líder de Cambio Cubano, Eloy Gutiérrez Menoyo, y Manuel Cuesta, portavoz de Arco Progresista.

La reunión organizada por la APSC contó con apoyo financiero de organizaciones del exilio, la mayoría de las cuales están radicadas en Estados Unidos, y fue saludada por el presidente Bush.

En un discurso grabado en vídeo y exhibido en la sesión de apertura, el mandatario estadounidense afirmó que su país ayuda a las organizaciones locales a proteger a los disidentes y promover los derechos humanos.

”No aguardamos al día de la libertad de Cuba, trabajamos para el día de la libertad de Cuba”, recalcó el gobernante, cuyas palabras fueron saludadas con un ”viva Bush” por algunos delegados.

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