El gobierno cubano aplicó un alza salarial que alcanzará desde mayo a más de 1,6 millones de trabajadores, continuando una política que busca corregir los desequilibrios sociales generados por la recesión económica.
En el futuro todos los salarios se van a estudiar, no se va a olvidar a nadie, prometió el presidente Fidel Castro, al anunciar el jueves por la noche la medida, que se añade a incrementos en el sector de la seguridad social.
Mi salario de 218 pesos sólo subió siete pesos, prácticamente nada. Ojalá en un próximo reajuste mejore de verdad, dijo Ana María González, secretaria en una empresa estatal, en la que, además, ni de broma le llega alguna prima en divisa libremente convertible.
La reforma salarial elevó las remuneraciones mínimas de 100 a 225 pesos, es decir de cuatro a nueve dólares, según el canje de esa moneda en las estatales Casas de Cambio. Salarios como el de González aumentan hasta ese tope.
Se acabaron los salarios mínimos por debajo de los 100 pesos, afirmó Castro, en el octavo de una serie de discursos difundidos por radio y televisión, que esta semana se convirtieron en diarios.
La medida alcanza a 1.657.191 trabajadores estatales, particularmente obreros agrícolas, fumigadores, operadores de equipos ligeros en la agricultura, técnicos fitosanitarios, auxiliares en centros educativos y hospitales.
También se elevarán desde mayo las remuneraciones de 1.464.429 jubilados y pensionados. El aumento promedio individual será de 52 pesos (algo más de dos dólares), según estimaciones oficiales.
Ambos ajustes representan una erogación fiscal adicional de 2.255 millones de pesos (unos 90 millones de dólares) por año, calcula el gobierno.
El reajuste no altera unos mecanismos de pago por productividad aplicados en el sistema de perfeccionamiento empresarial de unas 600 empresas estatales del país.
Ese esquema de gestión se apoya en el autofinanciamiento de las empresas públicas y tiene como principal objetivo aumentar la eficiencia de los recursos financieros, materiales y humanos. Los trabajadores de estas entidades obtienen mejores remuneraciones, de acuerdo con el resultado de su trabajo.
Algunas empresas, como las del sector turístico, incluyen primas en dólares en los salarios de sus empleados.
Gano actualmente 148 pesos, más 10 pesos convertibles. Entiendo que mi salario sube a 225 pesos y no pierdo los chavitos, dijo María Luisa, mesera en un restaurante para turistas.
Los chavitos son los pesos convertibles cubanos, que circulan en Cuba en sustitución del dólar estadounidense y permiten comprar en Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD).
En marzo, las autoridades fijaron el valor del peso convertible en 24 pesos cubanos a la compra y 25 a la venta.
Con el salario en pesos, los habitantes pagan servicios subsidiados como el transporte, el teléfono, el gas u otro tipo de combustible para cocinar, el agua y la electricidad.
También se adquieren artículos normados o por libreta, igualmente subvencionados, que aseguran a cada núcleo familiar una cuota mensual de huevos, azúcar, arroz, pastas, aceite, jabón y pequeñas raciones de pescado, pollo o carne molida, entre otros.
Pero esa canasta básica resulta insuficiente y debe completarse en los agromercados, cuyos precios en moneda nacional se fijan por la oferta y la demanda, o en las TRD, con pesos convertibles.
En los agromercados, una naranja o un banano pueden costar un peso, una cabeza de ajo, entre cinco y siete pesos, según el tamaño, un kilogramo de carne de bistec de cerdo, entre 70 y 80 pesos (2,8 a 3,2 dólares). La carne vacuna sólo se vende en las TRD.
Yo guardo los chavitos fundamentalmente para la ropa y los zapatos de los niños, relató María Luisa. La educación y los servicios médicos y hospitalarios son gratuitos.
La pérdida de poder adquisitivo de los salarios es uno de los peores impactos de la recesión registrada desde 1991, tras la disolución de la Unión Soviética (de la cual dependía fuertemente la economía cubana) y el recrudecimiento del embargo estadounidense.
Para enfrentar la crisis, el gobierno aplicó una serie de medidas de liberalización, que incluyeron la apertura al ingreso de capital extranjero, el levantamiento de restricciones para la tenencia de dólares estadounidenses y para el trabajo por cuenta propia.
Esas modificaciones, que permitieron la llegada de importantes ingresos por vía de las remesas familiares de quienes viven fuera de Cuba, ayudaron a mantener a flote la debilitada economía, pero ahondaron brechas sociales que ahora se intentan reducir.
Los salarios estatales dejaron de ser atractivos, lo que explica que el maletero de un hotel, un taxista o un vendedor de souvenirs puedan satisfacer sus necesidades con mucha más holgura que un profesional universitario.
Vamos a ir cumpliendo con un socialismo verdaderamente racional, partiendo de la fórmula que cada cual dé según su capacidad,y las personas tengan el estímulo de su salario, dijo Castro.
El reajuste en las remuneraciones es la última de una serie de medidas, varias de ellas de política monetaria, como la revaluación de la moneda nacional y del peso convertible frente al dólar —en siete y ocho por ciento respectivamente—, que han permitido al Estado recaudar importantes montos en divisas.
Según Castro, se marcha hacia un poder adquisitivo estable, pues no se trata de sacar dinero a la calle sin cosas que comprar, dijo en alusión a la venta subsidiada de algunos artículos electrodomésticos iniciada en marzo y que se extenderá a todo el país.
Datos sobre Cuba de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe indican que al cierre de 2004, la liquidez total acumulada en este país sumaba 14.550 millones de pesos (582 millones de dólares).
La misma fuente estimó el efectivo en circulación en 7.400 millones de pesos (unos 296 millones de dólares). El resto estaría depositado en bancos, en diferentes modalidades. (