POLITICA: Grupo de Río, de pacificador a bombero democrático

El Grupo de Río, cuya XVIII reunión cumbre tiene lugar en esta ciudad brasileña, se convirtió en un ámbito de múltiples utilidades desde que nació en 1986 para contribuir a la consolidación de la paz en América Central.

De los debates de este jueves y viernes puede surgir una iniciativa para ayudar a superar la crisis política de Ecuador, similar al ”Grupo de Amigos” que, encabezado por Brasil, contribuyó a diluir el clima de confrontación en Venezuela hasta la celebración del referendo de agosto sobre el mandato de Hugo Chávez.

El anuncio sobre Ecuador fue efectuado por el canciller brasileño Celso Amorim, ante la posibilidad de deterioro en el país andino por el juicio político contra el presidente Lucio Gutiérrez, pedido este jueves por cuatro partidos opositores.

Chile y Perú decidieron reanudar un diálogo político y económico, dejando a un lado sus conflictos fronterizos, en un encuentro de sus cancilleres en Río de Janeiro durante la preparación de la cumbre, en los dos últimos días.

El chileno Ignacio Walker y el peruano Manuel Rodríguez Cuadros acordaron discutir las relaciones bilaterales ”con espíritu constructivo”, buscando incluso promover el libre comercio entre los dos países. El comercio bilateral ya supera 1.000 millones de dólares y las inversiones recíprocas están creciendo, observó el canciller boliviano.

Walker y Rodríguez Cuadros decidieron intercambiar visitas con plazo en el primer trimestre de 2005, para ”avanzar en la integración”, pese a las discrepancias sobre el reclamo boliviano de una salida al mar, una ”cuestión jurídica” que no debe afectar el acercamiento, según el chileno.

La presencia en Río de Janeiro de los presidentes de 12 de los 19 países latinoamericanos del Grupo de Río permite encuentros para tratar distintos temas, incluyendo proyectos de integración física, como la carretera que unirá puertos brasileños en el océano Atlántico con la costa del Pacífico, en Perú.

El presidente peruano Alejandro Toledo destacó que el 8 y 9 de diciembre será anfitrión, en Cuzco, de una reunión en que mandatarios de 10 países sudamericanos firmarán la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, agregando la dimensión política a la integración comercial regional.

La nueva Comunidad estará constituida por los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y por los de la Comunidad Andina de Naciones, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, a los cuales se sumará Chile.

Excepto Gutiérrez y su par argentino Néstor Kirchner, están presentes en la Cumbre del Grupo de Río los presidentes de los restantes ocho países.

La Declaración de Cuzco sentará las bases de una Constitución de la Comunidad Sudamericana, cuya institucionalidad será discutida en una reunión en el primer semestre de 2005, probablemente en Brasil, anunció Toledo.

De América Central asiste a la cumbre de Río sólo un mandatario, el de Costa Rica, Abel Pacheco, y el resto del istmo está representado por vicepresidentes o ministros.

Pero eso no impidió que el Mercosur y el Sistema de Integración Centroamericano acordaran, en reunión paralela de cancilleres, un programa de trabajo para discutir la integración comercial entre los dos bloques.

Además de los diez países sudamericanos, hacen parte del Grupo de Río México, República Dominicana y Guyana, en representación del Caribe.

El canciller brasileño recordó que el Grupo es un mecanismo de concertación política, que no incluye otros propósitos como la integración económica o la cooperación técnica. Su origen estuvo en un esfuerzo conjunto de consolidar la paz en América Central, asolada en los años 80 por guerras civiles y dictaduras.

Su antecedente fue el Grupo de Contadora, constituido por Colombia, México, Panamá y Venezuela, creado para buscar una salida pacífica a los conflictos centroamericanos, especialmente el de Nicaragua.

Pero la reunión anual de tantos mandatarios y la concertación política catalizan numerosas iniciativas regionales o bilaterales.

La mayor preocupación actual es Haití, donde se pone a prueba la solidaridad internacional, especialmente de los países de la región, destacó el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva al inaugurar la cumbre.

Lula instó a que la pacificación, la estabilización y la reconstrucción del país caribeño se conviertan en ”un ejemplo de nuestra disposición” en promoverlas.

Haití vive una ola de violencia luego de que su presidente Jean-Bertrand Aristide fuera derrocado el 29 de febrero, mientras bandas armadas avanzaban sobre la capital, Puerto Príncipe. Aristide denunció que fue apartado del poder con participación de Washington.

Desde entonces, fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas intentan estabilizar el país, gobernado por una administración interina. A mediados de año, Estados Unidos y Francia retiraron sus contingentes.

Una nueva misión, integrada sobre todo por tropas sudamericanas bajo comando de Brasil, está a cargo de mantener el orden en el país caribeño, devastado por los efectos de un reciente huracán.

El presidente de Perú, en su calidad de anfitrión de la cumbre anterior, recalcó la necesidad del multilateralismo, que incluya la reforma de las organizaciones internacionales para que sean más eficientes.

Toledo también habló de la urgencia de un efectivo combate a la pobreza para que la democracia se consolide en América Latina y el Caribe.

”No es posible hablar de democracia donde hay mucha pobreza”, por ello en Haití, como en otros países pobres, se exigen ”acciones de largo aliento” que no se limiten a restaurar las elecciones libres, sostuvo Toledo.

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