Las islas Galápagos ecuatorianas, paraíso del océano Pacífico y patrimonio de la humanidad, han sido víctimas en los dos últimos años de vaivenes políticos que ponen en peligro su equilibrio ambiental y notable biodiversidad.
En los últimos 20 meses se sucedieron ocho personas en la dirección del Parque Nacional Galápagos (PNG), ubicado en Puerto Baquerizo, en la isla San Cristóbal, entre cuyas tareas está controlar el manejo de recursos naturales, incluyendo la Reserva Marina del archipiélago. Esa inestabilidad fue acompañada este año por dos huelgas de pescadores artesanales y una de guardaparques.
Hay un manejo político en las islas y no se toman decisiones técnicas. Esto es como un volcán a punto de hacer erupción, dijo a Tierramérica la presidenta de la Asociación Nacional de Empresas Turísticas en Galápagos, Rosario Mejía.
En febrero y mayo hicieron huelgas los 970 pescadores artesanales de las islas, reunidos en cuatro cooperativas. Se tomaron oficinas públicas y sitios turísticos, y amenazaron con quemarlos si el gobierno no atendía sus demandas: liberar la extracción de pepinos de mar (Holoturia sanctorii) y derogar el reglamento que rige su actividad.
El pepino de mar recicla nutrientes y oxigena el fondo marino. Es una especie en riesgo de extinción y muy apetecida en Asia, donde se le considera afrodisíaca.
Los pescadores artesanales suelen capturar pepinos de mar en épocas de veda o extraer ejemplares muy pequeños. También depredan a los tiburones, que mantienen el equilibrio ecológico marino, para vender sus aletas, muy apreciadas como alimento y a las que se atribuyen también propiedades afrodisíacas.
En 2003, el PNG se incautó de 5. 343 aletas de tiburón y 23.846 pepinos de mar, producto de capturas ilegales.
Un kilogramo de aletas de tiburón cuesta 220 dólares y una de pepino de mar, de 55 a 110 dólares en el mercado local, y unos 330 dólares fuera del país.
Según el Comité Ecuatoriano para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente, que agrupa a decenas de entidades ambientalistas locales, el gobierno ha dado en los hechos vía libre para la pesca de pepino de mar.
La ley limita el número de patentes para la pesca, pero en 1999 se otorgaron 254, en 2000 fueron 417 y en 2002 aún más, 446, destacó Mejía, del sector turismo.
Pero el ministro de Ambiente, Fausto Valdivieso, aseguró a Tierramérica que la pesca del pepino de mar está prohibida casi todo el año, y que sólo se autoriza la captura de cuatro millones de unidades del 12 de agosto al 12 de octubre, con tamaños mínimos de 20 centímetros frescos y siete centímetros en salmuera, para la preservación del recurso.
En la última temporada hubo serias dificultades para los pescadores, porque sólo se pescaron dos millones y medio de unidades, señaló.
La tercera huelga de este año, en septiembre del 2004, fue organizada por 300 guardaparques y duró 17 días, para protestar por el constante cambio de autoridades del PNG, el nombramiento como director de ese parque de Fausto Cepeda, asesor y abogado de los pescadores artesanales, la falta de recursos y la inestabilidad laboral.
Esa huelga terminó cuando los pescadores artesanales, apoyados por la población local, desalojaron a los guardaparques con violencia e impusieron en su cargo a Cepeda.
Valdivieso alegó que los conflictos de Galápagos no son nuevos, aunque hoy tengan más visibilidad.
El gobierno usa mecanismos técnicos reconocidos internacionalmente para nombrar a las autoridades en las islas. Y para terminar con las huelgas, retiró al nuevo director del PNG (Cepeda) y está en un proceso de selección de su reemplazante, añadió.
En las islas encantadas hay 900.000 especies, y 74 de ellas están en peligro de extinción. Entre ellas están las tortugas gigantes llamadas Galápagos porque solo se encuentran allí (Geochelone elephantopus o Geochelone nigra).
En 1535 había 500.000 de esas tortugas, en 1900 eran 250.000, y actualmente quedan unas 15.000, según la filial ecuatoriana del Fondo Mundial para la Naturaleza.
La Reserva Marina de Galápagos, de 133.000 kilómetros cuadrados y creada en 1998, es hábitat de 19 especies de aves marinas, 13 de aves costeras residentes, 30 de aves migratorias, 20.000 lobos marinos de dos especies, y especies endémicas como la iguana marina (Cyclura cornuta), el cormorán no volador (Nannopterium harrisi), el pingüino (Spheniscus mendiculos), y el albatros (Phoebastria irrorata).
También es el refugio de otras especies amenazadas como diversas ballenas y tortugas verdes del Pacifico (Chelonia agassizi).
Debido a la inestabilidad de las autoridades, no se han tomado en cuenta las políticas de conservación ni el crecimiento de la población.. Hay mucho desconocimiento y no se respetan los procedimientos, dijo a Tierramérica la activista Elizabeth Bravo, de la organización no gubernamental Acción Ecológica.
El propio Congreso responsabilizó al presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez por los problemas en las islas.
Galápagos tiene 20.000 habitantes y es la provincia más pequeña del Ecuador. Su administración descentralizada retiene 95 por ciento de los recursos que genera el turismo para utilizarlos en instituciones locales de defensa del ambiente.
Grupos ambientalistas y del sector turístico afirman que los dos diputados representantes del archipiélago canjean sus votos en el parlamento por nombramientos y concesiones.
Galápagos es un botín político, pero si no hay un manejo técnico vamos a perder las islas. Desde la aprobación (en 1998) de la Ley Especial para el Desarrollo Sustentable de la Provincia no se ha hecho nada efectivo para que los pescadores artesanales tengan otra actividad, apuntó Mejía.
El sector turístico está sujeto a muchos mecanismos de supervisión y presentamos informes en forma permanente, pero esto no sucede con los pescadores, señaló.
* Publicado originalmente el 6 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.