DEFENSA-AMERICA: Derrota de Estados Unidos

El consenso en la declaración final de la VI Reunión de Ministros de Defensa de las Américas, que culmina este viernes en la capital de Ecuador, no refleja las visiones divergentes de Estados Unidos y la mayoría de los países de la región.

Las diferencias se manifestaron por momentos como duras discrepancias. Por ejemplo, cuando el vicepresidente de Brasil y ministro de Defensa en ejercicio José Alencar se opuso tajantemente a cualquier intento de formar una fuerza militar multinacional para intervenir en el conflicto colombiano.

Alencar fue más allá y cuestionó (aludiendo a Estados Unidos) el papel de los países que creen que el terrorismo se combate interviniendo en otras naciones.

Washington se dedicó a impulsar su visión, en la que los aspectos de seguridad interior y de defensa confluyen en una única estrategia, y en la que se debilitan las competencias y soberanías nacionales en beneficio de un combate ”global” al terror.

El secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, había afirmado el miércoles que América Latina debía cerrar filas y trabajar más duro para prevenir actos terroristas en el hemisferio.

”Las nuevas amenazas del siglo XXI no reconocen fronteras. Terroristas, narcotraficantes, secuestradores y pandillas criminales forman una combinación antisocial que busca crecientemente desestabilizar a las sociedades civiles”, añadió.

Rumsfeld apuntó que los enemigos ”encuentran refugio en zonas fronterizas y áreas donde el gobierno no está presente”.

Esa referencia tiene que ver con el interés de Washington de ejercer un mayor control e inclusive intervenir militarmente en los conflictivos límites de Colombia y en la ”triple frontera”, entre Argentina, Brasil y Paraguay, dijo el activista Alexis Ponce, de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Ecuador.

Pero en los 36 puntos de la Declaración se resumen las coincidencias a las que arribaron los ministros americanos.

En el más controvertido (que trata sobre una nueva arquitectura de seguridad hemisférica para enfrentar el tráfico de drogas y el aumento de la pobreza, consideradas como dos nuevas amenazas para la defensa) no fue tenida en cuenta la tesis estadounidense.

La delegación de Estados Unidos, con apoyo de Colombia, Perú y Granada, insistió en que debía darse prioridad a la ”lucha contra el narcoterrorismo”.

Sin embargo, prevaleció la visión de Brasil y del bloque sudamericano, que considera primordial abatir la pobreza como mecanismo para fortalecer la seguridad hemisférica.

Tampoco fue de recibo la iniciativa colombiana y estadounidense de crear una fuerza multinacional para intervenir en Colombia, un país que vive una guerra interna de más de cuatro décadas, con diversos actores armados, y en la que Washington ya toma parte con una fuerte asistencia militar y económica a Bogotá.

La propuesta rechazada incluía exhortar a la Organización de Estados Americanos que elaborara una lista de grupos e individuos terroristas e insurgentes de la región, para impedir que obtengan visas y circulen por los diferentes países.

Según la declaración, cada Estado deberá determinar la mejor forma de ejercer la soberanía en su territorio, sobre la base de sus requerimientos, leyes, circunstancias y recursos, y respetando los tratados y obligaciones internacionales.

Los ministros también instaron a determinar claramente cometidos y misiones apropiadas para sus fuerzas de defensa y seguridad, y los mecanismos para alcanzar estos objetivos.

Estados Unidos insistió en su postura, secundado por Colombia, de establecer una cooperación regional en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

Hasta el final de los diálogos, la delegación de ese país insistió en que se incluyera en el documento la situación que atraviesa Colombia respecto del narcotráfico y la guerrilla.

El ministro colombiano Jorge Alberto Uribe, visiblemente molesto, señaló a los medios de comunicación que su país seguirá insistiendo en futuras reuniones para que se tomen en cuenta estas propuestas.

El ministro de Defensa de Ecuador, general retirado Nelson Herrera, señaló que su país no aceptaba involucrarse en el conflicto colombiano.

Fueron elocuentes las palabras del capitán de navío Jorge Gross Albornoz, jefe de gabinete del Ministerio de Defensa ecuatoriano, que intervino en varias sesiones de trabajo: ”El problema de Colombia es de los colombianos”, y ”no se puede perseguir el terrorismo con terrorismo”.

El ministro argentino José Pampuro aseguró que Buenos Aires prestaría todo el apoyo político necesario para que los problemas de Colombia no se extiendan porque ”es un conflicto del que Argentina tampoco estará exenta”, pero se mostró contrario a cualquier intervención militar extranjera.

El ministro de Defensa de Chile, Jaime Ravinet, explicó que ”hay un ánimo de apoyar y cooperar con Colombia, pero no de intervenir en su interior”.

Jorge Luis García Carneiro, titular de la cartera venezolana, fue enfático al señalar que el ejército de su país no está ”para hacer la guerra afuera de sus fronteras” y que el país está ”llevando adelante un proceso importante que es la unión de sus Fuerzas Armadas con su pueblo”.

Un punto de la Declaración, propuesto por Ecuador, compromete esfuerzos coordinados para la eliminación de minas terrestres en los países de la región, proceso que incluirá las denominadas minas inteligentes, fabricadas y utilizadas por Estados Unidos.

A pesar de la derrota de sus propuestas, el encuentro de Quito sirvió a Washington para establecer acuerdos con los países centroamericanos sobre un plan de cooperación y ”fortalecimiento” de la seguridad regional.

La intención es crear un área de seguridad conjunta, a la que Estados Unidos se comprometió a respaldar con recursos humanos, tecnológicos y logísticos.

El ministro de Defensa de Honduras, Federico Brevé, dijo que el acuerdo permitirá que los países del istmo intercambien información de inteligencia para fortalecer la seguridad conjunta.

Según Gastón Chillier, experto en seguridad continental de la no gubernamental Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), Estados Unidos expuso en Quito ”énfasis exclusivo en el terrorismo como único punto de la agenda”.

Washington no tuvo”en cuenta las prioridades principales de América Latina: el debilitamiento de las instituciones democráticas, la pobreza y la desigualdad social”, añadió.

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