El Estado brasileño vive una revolución interna desde que el gobierno decidió implantar el software libre en toda su gigantesca estructura, en un proceso que afronta muchos desafíos, pero que generará nuevas oportunidades para el desarrollo de la informática en el país.
La migración de los órganos gubernamentales, con sus 300.000 computadoras prestando servicios e informaciones que interesan a toda la población, puede llevar al predominio de los sistemas de código abierto en el país, con fuerte expansión de la industria nacional de software y repercusiones internacionales.
Además de las dificultades de implantar el nuevo paradigma, habrá resistencias de la firma Microsoft y otros grandes consorcios transnacionales de la informática.
La meta del gobierno nacional es que 30 por ciento de sus computadoras operen en el nuevo sistema en septiembre de 2005, según el plan coordinado por el Comité de Implementación de Software Libre (CISL).
Es imposible estimar la cantidad actual de computadoras que ya pasaron al software libre, porque el área de tecnología de la información en el gobierno brasileño es totalmente descentralizada y en muchos casos se usan sistemas híbridos, señaló a IPS Ricardo Bimbo, coordinador de la migración.
Quizás cinco por ciento, arriesgó, observando que en servidores de seguridad, el índice llega a 70 por ciento.
Es un proceso complejo de cambio de paradigma, de quiebra de monopolios, que enfrenta resistencias técnicas y culturales, añadió Bimbo, para explicar la lentitud y la imposibilidad de fijar un plazo para la migración total de la administración pública.
Hay cinco motivos principales para emigrar al sistema libre, según Bimbo, asesor de la Presidencia del Instituto Nacional de Tecnología de la Información (ITI), un organismo estatal que fomenta la inclusión digital y el software libre.
El primer motivo es macroeconómico. Brasil gastó 1.100 millones de dólares con licencias de programas importados en 2002, un salto en relación a los 600 millones de dólares de 1999.
Es un costo que traba la inclusión digital. Se puede imaginar cuanto costarían las regalías para ejecutar, por ejemplo, el plan de informatizar 100.000 escuelas brasileñas con 20 computadoras cada una, observó Bimbo.
La seguridad nacional es otra razón destacada. El gobierno no puede estar sujeto a códigos cerrados, sobre los cuales no tiene conocimiento ni control. Por ello las Fuerzas Armadas apoyan decididamente el software libre, informó el experto.
La autonomía tecnológica e independencia respecto de proveedor también justifican la decisión del gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva. Los programas cerrados generan una dependencia peligrosa de la administración pública en relación a empresas que le prestan servicios de informática.
El Ministerio del Trabajo, por ejemplo, pelea en la justicia contra la empresa transnacional Unisys, que amenazó paralizarle algunos servicios en represalia porque esa cartera se negó a pagarle parte del contrato de unos 30 millones de dólares al año.
Las autoridades argumentan que la empresa no comprobó gastos que está cobrando. Organos de control de las cuentas públicas criticaron el contrato que abre posibilidades de fraude, ya que el gobierno no tiene acceso al código-fuente y la empresa se adueña del banco de datos oficial.
La seguridad y la autonomía son mucho más importantes que el ahorro en derechos de propiedad intelectual, comentó a IPS Rodrigo Afonso, gerente de Tecnología de la Información de la Red de Información para el Tercer Sector (RITS), que ya tiene 80 por ciento de sus servicios en el nuevo sistema.
Una evaluación de 15 organismos estatales que adoptaron el software libre apuntó un ahorro equivalente a 10 millones de dólares, reduciendo los costos a sólo tres por ciento de lo que costarían programas propietarios, según el ITI.
Pero son incalculables los gastos innecesarios y los posibles fraudes que sufre el gobierno permaneciendo rehén de sistemas cerrados de las empresas privadas, argumentó Afonso.
El quinto motivo para hacer del software libre una política de gobierno es compartir conocimiento.
El conocimiento que avanza es el compartido, mientras que el software propietario aprisiona a todo el mundo, sostuvo Bimbo, observando que la red mundial de computadoras (Internet) pudiera no existir si sus bases fuesen patentadas por alguna empresa.
Con el software disponible para uso, reproducción y modificaciones, con su código fuente abierto a todos, cada grupo, empresa u órgano gubernamental puede desarrollar sus propias soluciones, liberando energías y creatividad que permiten prever un auge del sector, evaluó Afonso.
En su opinión, el gobierno brasileño decidió implantar el nuevo esquema en el momento justo, cuando el sistema operacional Linux y un conjunto de programas libre alcanzaron la madurez.
Hay gobiernos más avanzados que en la implantación del software libre, como Alemania, pero Brasil es una referencia pionera por tenerlo como centro de una política tecnológica y de inclusión digital, definió Bimbo.