SALUD-CUBA: El infarto silencioso

Dolor en el pecho o en el brazo izquierdo hacen correr a cualquiera al hospital por miedo a un infarto cardíaco. Pero, a diferencia del corazón, el sistema nervioso central enferma y colapsa en silencio.

Cuando ocurre un infarto cerebral o isquemia, la persona no siente dolor. La cefalea sólo se produce tras la ruptura de vasos sanguíneos. Los síntomas de las enfermedades cerebro-vasculares pueden limitarse a un calambre pasajero.

La alarma demora en aparecer y las personas se dan cuenta de lo que realmente están viviendo sólo cuando sobrevienen los síntomas más severos, como la parálisis de una parte del cuerpo o serias dificultades al hablar (https://www.ipsnoticias.net/signos.asp).

Unos 15 millones de nuevos casos de infarto cerebral se reportan cada año en el mundo, y cinco millones terminan en la muerte. En Cuba, estas enfermedades constituyen la tercera causa de fallecimiento, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

”La mayoría de los pacientes llegan al Instituto de Neurología y Neurocirugía cuando ya han pasado seis horas del inicio de la enfermedad. Muchas veces llegan ya con una parte del cuerpo paralizada”, dijo a IPS el médico Javier Sánchez.
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”Lo ideal en el tratamiento es la trombolisis”, dijo Sánchez. Pero muchas veces no hay tiempo ni para hacer el intento.

Ese método, que permite recanalizar la sangre de un coágulo sanguíneo, ôsólo puede hacerse en las primeras tres horas de aparecer la enfermedad”, dijo el especialista de segundo grado de neurología y jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de Enfermedades Cerebro-Vasculares del instituto.

Estos accidentes ocurren cuando las células cerebrales quedan sin oxígeno y pierden su capacidad de funcionar como resultado de la obstrucción por diversos motivos de las arterias que llevan la sangre al cerebro.

Estudios realizados en diferentes países concluyen que alrededor de la mitad de las personas que padecen una enfermedad cerebro-vascular fallece durante la hospitalización y más de 70 por ciento de las sobrevivientes quedan discapacitadas.

”Las enfermedades cerebro-vasculares ocupan el primer lugar en originar discapacidades en el mundo. Más de 62 por ciento de los pacientes registra una menor actividad social, mientras que 31 por ciento queda dependiente de cuidados personales”, dijo Sánchez.

Aunque investigaciones de este alcance no se han efectuado en Cuba, se conoce que la tasa de mortalidad de estas enfermedades asciende a 126 por cada 100.000 habitantes a partir de 55 años de edad y sobrepasa las 1.100 cuando son mayores de 75 años.

Según el último Anuario Estadístico de Salud de Cuba, las muertes por esta causa se elevaron de 5.155 en 1979 a 7.656 en 2002. En ese último año, 3.969 eran mujeres y 3.687 hombres.

Unos 20.000 nuevos casos se reportan cada año en este país caribeño de 11,2 millones de habitantes. La población mayor de 60 años es la más vulnerable, pero existe una marcada tendencia al aumento de la incidencia entre personas más jóvenes.

El estado del ”árbol vascular” (sistema arterial y venoso) determina la aparición de una isquemia o infarto cerebral.

”Yo tengo pacientes que tienen 30 años y poseen un árbol vascular de 100 años y tengo abuelitos de 90 años que muestran un sistema circulatorio de una persona mucho más joven”, apuntó el neurólogo.

”Una persona con un árbol vascular que garantice buena irrigación sanguínea y un aporte nutricional (oxígeno y glucosa) eficiente a los tejidos del organismo humano, tendrá menores probabilidades de sufrir una enfermedad de este tipo”, indicó.

Los científicos aseguran que en la mayor incidencia a edades tempranas influyen factores modificables, como el estrés o el uso de sustancias tóxicas (tabaco, alcohol y otras drogas) y los hábitos alimentarios.

La sal es uno de los grandes enemigos por su papel en la hipertensión arterial, ôel factor número uno para controlar la aparición de enfermedades cerebro-vasculares”, dijo Sánchez.

”En Cuba se tiende a comer con elevada cantidad de sal. El cubano tiene un patrón nutricional no muy favorable. Se suele dejar la mejor cena para horas nocturnas para dormir con el estómago lleno, por un problema de hábitos culturales”, comentó.

También ôen poblaciones jóvenes se ha visto un incremento de las enfermedades cerebro-vasculares por el hábito de fumar, consumo de alcohol, la obesidad, el sedentarismo, pero son factores de riesgo modificables”, explicó.

”Los estudios revelan que el hábito de fumar ocasiona daños en el árbol vascular que reducen la vida en 15 años como promedio. Hay quien dice: mi abuelo duró 90 años y fumaba. Bueno, si no hubiera fumado hubiera durado 105 años”, comenta Sánchez.

Por mecanismos de autorregulación cardiovascular, la raza negra tiene mayor predisposición a la hipertensión arterial y por esa razón muestra más probabilidades de padecer eventos hemorrágicos en el sistema nervioso.

”Las mujeres están más protegidas que los hombres, por su sistema hormonal, para las enfermedades cerebro-vasculares isquémicas, donde hay oclusión de vasos sanguíneos, pero no para los eventos hemorrágicos cerebrales”, puntualizó el neurólogo.

El sistema de salud pública cubano tiene un programa de control de las personas con hipertensión arterial, así como unidades de medicina comunitaria que trabajan en la disminución de los factores de riesgo.

En todos los hospitales generales del país se están creando las Ictus (del latín, impacto, choque o apoplejía), nombre internacional con que se conocen las unidades de atención especializada a las enfermedades cerebro-vasculares.

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