Colombia es café y flores pero también bambú, Perú ofrece pescado y minerales más peces ornamentales, y Venezuela despacha petróleo y aluminio pero además aloe: el «biocomercio» se abre paso entre los rubros tradicionales que la región andina presenta a los mercados internacionales.
Pese a la importancia ecológica y económica de preservar la biodiversidad, empieza a quedar atrás la idea de dejar intacta la naturaleza, exuberante en cuatro de los 12 países con mayor diversidad biológica del mundo: Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, andinos y a la vez amazónicos.
"Estamos ante una nueva ola, marcada por la posibilidad de despegar con un uso inteligente de la biodiversidad, aprovechándola de manera sostenible", dijo a Tierramérica Claudia Martínez, vicepresidenta de desarrollo social y ambiental de la Corporación Andina de Fomento (CAF), brazo financiero de la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela).
Esa "nueva ola" está en sintonía con iniciativas del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) para manejar la diversidad biológica con un enfoque amplio, que involucre a legisladores, autoridades y conservacionistas, pero también a empresas y a comunidades rurales e indígenas que necesitan aprovechar sus recursos.
En Perú, por ejemplo, hace 10 años que la empresa local OAFA (por las siglas de su nombre en inglés: Ornamental Amazon Fish Aquarium), exportadora de peces ornamentales, mantiene un negocio de 250 millones de dólares anuales, y espera convertirse en una gran proveedora de Europa, dijo a Tierramérica su gerente, Edgar Panduro.
OAFA prevé establecer una filial en Alemania para evitar la dependencia de importadores europeos, que actualmente ganan hasta 1.000 por ciento.
Aprovechar recursos autóctonos para el biocomercio conlleva desde identificar nichos de mercado hasta desarrollar nuevas formas de organización, como se hizo mediante un acuerdo entre la cadena francesa de supermercados Carrefour y el Ministerio del Ambiente de Colombia, firmado el 21 de julio, para impulsar las "empresas verdes" en ese país.
Carrefour dará entrada preferencial a las exportaciones de 1.316 pequeños agricultores de siete regiones colombianas, reunidos en 14 asociaciones, que para acceder a ese beneficio entregarán productos con certificación de que en su cultivo no se usaron sustancias sintéticas insecticidas o plaguicidas.
Otra experiencia es la de Bambú de Colombia, en actividad desde hace más de 30 años y que ha encuadrado a centenares de familias en labores de siembra y contención de la deforestación, según explicó a Tierramérica el conductor de ese proyecto, Gregorio Restrepo.
Los países andinos "tratamos de promover la producción para el biocomercio, y en todos se afrontan dificultades para acceder a financiamiento, y falta de investigación, de desarrollo de nuevos productos y de consolidación de la oferta", indicó Patricia Londoño, asesora del grupo de Mercados Verdes en el Ministerio del Ambiente colombiano.
En la subregión "se ha comenzado a realzar el tema, con el impulso de marcos de regulación y de negociación de productos derivados de la biodiversidad", resaltó Martínez, al explicar que la CAF ya destinó 900.000 dólares a programas para apuntalar desarrollos institucionales o de empresas y comunidades orientadas al biocomercio.
El comercio y la organización de comunidades rurales e indígenas para aprovechar los recursos son una primera fase en la "nueva ola", antes de explotar de modo más refinado la biodiversidad, lo cual requiere recursos financieros y de investigación con los que la región aún está lejos de contar, explicó Roberto López, ejecutivo de Ambiente de la CAF.
En Venezuela, la empresa Aloeven trabaja con decenas de familias de cultivadores de sábila (Aloe vera) en las áridas planicies del centro-oeste del país, y procesa unas 80 toneladas mensuales de cristales y gel de esa planta, principalmente para empresas de alimentos en Venezuela, Italia y Estados Unidos.
La potencialidad de uso de ese vegetal "en la industria farmacéutica y la elaboración de cosméticos son enormes, pero para convertir estos programas de producción en otros de gran escala se requieren recursos financieros, de investigación y de mercado de los que no disponemos las pequeñas y medianas empresas", indicó a Tierramérica Sandra Linares, gerente de Aloeven.
Responsables de la organización de comercio exterior de Japón se han interesado en la producción venezolana de sábila, dijo. Empresas como Aloeven y OAFA se destacaron en un reciente foro de firmas abocadas al biocomercio que se realizó en Lima.
El biocomercio puede servir a los países andinos, que comprenden también partes de la Amazonia, como plataforma para pasar a desarrollos en biodiversidad y acceder a mercados apetitosos, según estudios encargados por la CAF a centros estadounidenses de excelencia en tecnología.
En el terreno de la aplicación a las ciencias de la salud y la industria, en 2003 estaban en desarrollo en el mundo 370 fármacos biotecnológicos para tratamiento de más de 200 enfermedades.
En agricultura, "la demanda de productos y recursos es paralela al incremento de la población en el mundo, y la biotecnología agrícola es clave", destaca uno de los informes estadounidenses, a los que tuvo acceso Tierramérica.
En materia de salud animal, sólo en 1999 las 20 compañías más importantes del mundo registraron ventas internacionales de productos biológicos por valor de 550 millones de dólares y dedicaron 320 millones de dólares a actividades de investigación y desarrollo, según la misma fuente.
Otro frente lucrativo es el forestal, pues los productos madereros son un negocio de 400.000 millones de dólares anuales que da empleo a tres millones de trabajadores en el mundo.
Los países andinos, según recomendaciones hechas a la CAF y a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, deben incrementar las actividades de agregación de valor para el aprovechamiento de su biodiversidad, e intensificar los trabajos de regulación y de negociación conjunta de sus potencialidades en el marco de los acuerdos de libre comercio e integración que están en pleno desarrollo.
Uno de los aspectos clave del tratado de libre comercio que Estados Unidos negocia con Colombia, Ecuador y Perú se refiere al acceso a la riqueza biológica de estas tres naciones.
* Con aportes de Yadira Ferrer (Colombia) y Abraham Lama (Perú)