– Un año después de la caída de Saddam Hussein, el norte de Iraq sigue sembrado de minas que países occidentales y otros le vendieron a su régimen en los años 80, cuando peleaba contra Irán y los guerrilleros kurdos.
La Cruz Roja fabricó miles de miembros artificiales para civiles iraquíes que han perdido brazos o piernas. Cientos han muerto.
Estábamos en la aldea cuando oímos explotar las minas en medio de la noche, relató Mohammed Abuznawee, un pastor que vive cerca de un campo minado en las afueras de Kirkuk. El ejército iraquí minó el área cercana a su aldea en 1985.
Más de 200 ovejas se salieron de su corral y fueron hacia el campo minado, donde encontraron la muerte. Mi hermano salió para intentar salvar algunas ovejas, y también murió, recordó Abuznawee.
Iraq no fabricó ninguna de las minas terrestres que Saddam Hussein utilizó en sus guerras. Todas les fueron suministradas por Estados Unidos, Italia, la ex Unión Soviética, y China.
En el norte iraquí, donde está concentrada la minoría kurda, la mina de fabricación italiana Valmara es la más abundante y la más peligrosa. Pero la mina estadounidense M-14, que la administración de Ronald Reagan (1981-1989) le vendió a Saddam Hussein, también es letal.
Es casi imposible detectarla, afirmó Wiyan Abudrrachman, de Aras, una organización kurda que se dedica a la remoción de minas. No tiene ningún disparador, y se activa por presión, explicó.
Aburrachman está indignado porque tantos gobiernos hayan apoyado a Saddam Hussein, incluso los que el año pasado se unieron para derrocarlo.
Saddam Hussein no tenía minas ni municiones. Lo único que tenía era dinero para comprar esas y otras armas, señaló.
Francia, Gran Bretaña y Alemania le vendieron agentes químicos. Compañías estadounidenses también contribuyeron. Francia le vendió además aviones de combate Mirage, y la Unión Soviética, los Mig-29, que fueron usados para entregar las armas químicas.
Durante la guerra Irán-Iraq, Estados Unidos se aseguró de que el gobierno iraquí recibiera todos los equipos militares y la información de inteligencia que precisaba para evitar su derrota, incluso precursores químicos que luego serían utilizados contra soldados iraníes y civiles kurdos iraquíes.
Algún día, esos proveedores también tendrán que ser juzgados, dijo Aburrachman.
Aún no está claro si aquellos que entonces respaldaron a Saddam Hussein integrarán ahora un tribunal de crímenes de guerra para juzgarlo. El ex presidente iraquí fue capturado por fuerzas de ocupación estadounidenses en diciembre pasado.
Salem Chalabi, el fiscal elegido por el gobierno de George W. Bush, es el sobrino de Ahmed Chalabi, el líder opositor iraquí que fuera favorito del Pentágono para sustituir a Saddam Hussein y que cayó en desgracia el mes pasado, en medio de acusaciones de espionaje para Irán y de suministro de datos falsos a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
El fiscal todavía no preparó su caso. Esta semana, declaró a periodistas en Bagdad que estaba armando sus cargos. Posteriormente, anunció en Kuwait que Estados Unidos entregará a Saddam Hussein y otros funcionarios de su régimen a los iraquíes antes de traspasar el poder a un gobierno interino iraquí, el 30 de este mes.
Salem Chalabi dijo además que espera que el juicio empiece en 2005. Washington no confirmó esta información.
Los kurdos esperan que el fiscal investigue a fondo. Queremos que Saddam hable. Queremos saber de su boca qué armas usó y de dónde las obtuvo, dijo Alan Zangana, director de programa de Kurdish Human Rights Watch, un grupo de defensa de los derechos humanos del pueblo kurdo con sede en San Diego, California.
Algunos periodistas señalaron a algunas empresas. Mencionaron a compañías francesas, alemanas y estadounidenses como proveedoras de armas químicas a Saddam Hussein, pero necesitamos probar esta información ante un tribunal. Necesitamos que esas fábricas sean señaladas públicamente, declaró.
De esa forma, los kurdos y otros grupos perseguidos por el Partido Baas de Saddam Hussein podrían demandar a esas empresas por daños, así como los sobrevivientes del holocausto judío demandaron a bancos suizos, dijo Zangana.
Los abogados defensores de Saddam Hussein, los jordanos Mohammed al-Rashdan y Hussain Mjalli, no han dicho si planean llamar a occidentales al juicio.
Su argumento es que, como la invasión de Iraq no fue aprobada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), carece de base legal, y por lo tanto la autoridad de ocupación encabezada por Estados Unidos no tiene derecho a modificar o anular la Constitución iraquí.
El artículo 40 de la Constitución estipula que el jefe de Estado goza de inmunidad, declaró Al Rashdan al canal satelital árabe Al Jazeera.
Iraq, el pueblo iraquí y la ley iraquí fueron secuestrados. La ocupación de Iraq fue ilegal, y por lo tanto todo lo que le siguió es ilegal, subrayó Mjalli.
Los abogados dijeron que podrían demandar a Estados Unidos por no permitirles ver a su cliente.