La agenda de trabajo del canciller de Argentina, Rafael Bielsa, mezcla urgencias con objetivos de largo plazo. Dice que sueña con ser recordado como un buen canciller y que alguna vez, cuando muera, alguien decida bautizar una callecita en su honor. Pero antes de pensar en la gloria enfrenta misiones más concretas: asegura que el gobierno espera conseguir de aquí a un año que Gran Bretaña autorice un vuelo desde el continente americano a las vecinas islas Malvinas, reclamadas por Argentina, y que aspira a darle un marco previsible a la política exterior de su país. "Tenemos que lograr que Argentina sea vista como un país respecto del cual es posible predecir sus decisiones; que cuando el mundo gire la cabeza buscando a la Argentina, la encuentre donde supone que está", afirmó.
