SALUD: Tabaquismo mata y empobrece

El tabaquismo aún mata a 4,9 millones de personas por año según la Organización Mundial de Salud (OMS), que celebra este lunes el Día Mundial sin Tabaco, dedicado en especial a destacar los costos socioeconómicos de esa adición.

”Tabaco y pobreza, un círculo vicioso” es la consigna con que esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas llama la atención acerca de un aspecto poco visible del tabaco, su relación directa con el agravamiento de la pobreza.

El 84 por ciento de los 1.300 millones de fumadores viven en el mundo en desarrollo, destacó la OMS, y ese desequilibrio tiende a aumentar. Cada día, cerca de 100.000 jóvenes comienzan a consumir tabaco, y más de 80 por ciento de ellos lo hacen en países en desarrollo.

En Brasil, país elegido como sede de las celebraciones de este Día, las familias gastan en la compra de cigarrillos casi el doble de lo que destinan a libros y periódicos, en promedio, según estadísticas oficiales divulgadas hace dos semanas sobre presupuesto familiar.

Entre las familias más pobres, de ingreso inferior al equivalente a 130 dólares mensuales, el tabaco cuesta el doble que la educación. Muchos dejan de adquirir alimentos, señaló la médica Tania Cavalcante, coordinadora de la división de Control del Tabaquismo del Instituto Nacional de Cancer (INCA).

De esa forma, además de cobrar más vidas entre los pobres, esa droga legal amplía la desigualdad, quitándoles proporcionalmente muchos más recursos a las familias que ya tienen menos.

La proporción de fumadores es mayor en la población de bajos ingresos y con menor escolaridad, ”más vulnerable a la publicidad de la industria del tabaco”, justamente por disponer de menos acceso a la información, observó Cavalcante.

La publicidad, cada día más restringida, se hace hoy de forma más sutil, no declarada, especialmente en productos audiovisuales, de cine y televisión.

Brasil se destaca en esta materia tanto por avances en el combate al tabaquismo como por ser el mayor exportador mundial de tabaco y el segundo mayor productor, después de Zimbabwe. Cerca de 500.000 familias cultivan el producto para pocas fábricas de cigarrillos.

La desocupación de tantos trabajadores y las pérdidas económicas son argumentos de la industria para resistir a la presión antitabaquista. Pero su alegato ”es una ilusión”, porque las pérdidas provocadas por el tabaco, en vidas abreviadas, trabajadores discapacitados y costos de asistencia médica, son más elevadas, contrargumentó Valeria Cunha, también del INCA.

Cerca de 200.000 brasileños mueren cada año a causa de enfermedades relacionadas con el tabaco, según estudio del INCA divulgado este lunes. Esas enfermedades son más de 50, incluyendo cáncer, alteraciones de la función respiratoria, infartos y acidentes circulatorios cerebrales.

En el mundo, fuma un tercio de la población adulta, o sea 1.300 millones de personas, de las cuales más de 80 por ciento son varones. Pero entre los 4,9 millones de muertos al año por causas vinculadas con el tabaco, la distribución por género es similar.

Ante la gran dificultad de lograr abandonos de la adicción, la batalla es por evitar que adolescentes e incluso niños empiecen a fumar. En Brasil, una encuesta del Ministerio de Salud registró que 70 por ciento de los estudiantes comenzaron a hacerlo con 13 años de edad o menos.

De todas formas, el país celebra una caída de 38 por ciento en el consumo de cigarrillos de 1980 a 2002, según Cavalcante. Contribuyeron a ese resultado la creciente prohibición de la publicidad, hasta su abolición en la televisión, el aumento de impuestos a la producción y la divulgación de advertencias sobre los daños a la salud causados por el tabaquismo.

El ministro de Salud, Humberto Costa, destacó los éxitos de la política brasileña de combate al tabaquismo, al participar este lunes en el Foro de Movilización de la Sociedad contra el tabaco.

Una ampliación de la asistencia a los dependientes del tabaco en la red de servicios públicos de salud, que atiende principalmente a los pobres, fue la medida concreta anunciada por el ministro. Hasta ahora sólo hay en el país seis centros especializados, que ofrecen medicamentos y psicoterapia a los adictos.

Una investigación con fumadores brasileños reveló que 78 por ciento de ellos querían dejar el vicio, pero no lo lograban.

Activistas del antitabaquismo presionan al Congreso Nacional para que ratifique la Convención Marco para el Control del Tabaco, aprobada en la Asamblea Mundial de Salud el año pasado. Hasta ahora ese acuerdo sólo ha sido ratificado por 16 de los 30 países necesarios para su plena vigencia.

La convención compromete los gobiernos con varias medidas para reducir el consumo de tabaco, entre ellas elevación de sus precios, así como mayores restricciones a la publicidad y a la posibilidad de fumar en lugares públicos.

El Congreso adoptó en este Día Mundial sin Tabaco medidas para impedir que parlamentarios y visitantes sigan fumando en su sede. Ceniceros fueron retirados de sus oficinas y corredores y se definieron unos pocos lugares donde está permitido fumar.

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