NACIONES UNIDAS: Misiones de paz en apuros

Mientras la ONU se prepara para enviar miles de soldados adicionales a zonas críticas de Africa subsahariana y el Caribe, sus misiones de paz sufren escasez de fondos y acusaciones de abuso sexual contra mujeres y niños atrapados en el fuego cruzado.

La organización mundial se dispone a aumentar la cantidad de sus ”cascos azules” de los actuales 53.500 a más de 70.000 para fines de este año. Además, a las 15 misiones actuales en tres continentes agregará otras tres (Haití, Burundi y Sudán), lo que duplicará el presupuesto anual de mantenimiento de la paz a 4.000 millones de dólares.

Sin embargo, ese costo es mínimo ”si se considera que las guerras civiles cuestan 120.000 millones de dólares al año”, señaló Jean-Marie Guehenno, subsecretario general para operaciones de mantenimiento de la paz.

Pero los países más pobres del mundo, que aportan la mayor parte de las tropas, se quejan de que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) no les paga. Hasta diciembre de 2003, el foro mundial debía 439 millones de dólares a 71 países participantes en operaciones de paz.

Los cinco principales acreedores son Pakistán (53,2 millones de dólares), Bangladesh (47,8 millones), India (32,3 millones), Jordania (29,2 millones) y Nigeria (28,3 millones).

Hasta abril, los 10 principales contribuyentes con tropas a las operaciones de paz de la ONU eran países en desarrollo: Pakistán, Bangladesh, Nigeria, India, Ghana, Nepal, Uruguay, Kenia, Etiopía y Jordania, en ese orden. Pakistán tiene 7.680 soldados desplegados, y Jordania, 1.804.

En contraste, los países occidentales aportan en promedio menos de 500 soldados cada uno. Los mayores contingentes proceden de Estados Unidos (562), Portugal (558 soldados), Gran Bretaña (550), Francia (509) e Irlanda (485).

”Los países en desarrollo casi están subsidiando las operaciones de paz de la ONU. No podemos seguir proveyendo tropas sin recibir el pago rápidamente”, dijo a IPS un diplomático de Asia meridional.

Santiago Wins, miembro de la misión permanente de Uruguay ante la ONU, señaló que el foro mundial debe a su país 14,4 millones de dólares, incluido el pago por las tropas que sirvieron en Camboya y Somalia en la década de 1990.

”No nos han pagado en más de una década”, se quejó ante la Comisión Administrativa y Presupuestal de la organización en abril.

La ONU atribuye el incumplimiento al atraso de los principales contribuyentes al presupuesto de la organización.

Los fondos para operaciones de paz proceden de aportes ponderados de los 191 países miembros. Hasta diciembre de 2003, éstos debían a la ONU más de 1.100 millones de dólares en aportes atrasados para esas operaciones. El principal deudor era Estados Unidos, con 482 millones de dólares.

Debido a estas dificultades financieras, el comité de supervisión presupuestal de la ONU recortó la semana pasada a menos de la mitad el presupuesto propuesto por el secretario general Kofi Annan para la misión de paz más nueva, la de Costa de Marfil, lanzada en abril.

El presupuesto original de 502 millones de dólares fue recortado a 297 millones, lo que provocó una fuerte protestas del grupo de países de Africa.

Problemas financieros aparte, la ONU también fue afectada por nuevos cargos de abuso sexual contra mujeres, adolescentes y niños por parte de soldados, personal civil y organizaciones humanitarias que trabajan con la bendición del foro mundial o bajo su bandera.

La organización realiza una investigación en base a un informe de Annan, según el cual seis de los 48 organismos de la ONU que trabajan en el terreno han recibido denuncias de nuevos casos de explotación o abuso sexual, principalmente por parte de cascos azules, en 2003.

Al presentar el informe de Annan ante el comité, la secretaria general adjunta de Recursos Humanos, Rosemary McCreery, señaló que el estudio representa sólo un primer paso hacia el cumplimiento de los principios y normas de la ONU.

McCreery destacó los abusos sexuales perpetrados por civiles, policías y militares en la provincia serbia autónoma de Kosovo y en la región de Bunia, en República Democrática de Congo.

Annan busca el apoyo de los gobiernos miembros para garantizar que su personal militar que sirve en la ONU rinda cuentas por cualquier acto de explotación sexual u otros abusos, dijo la funcionaria.

El diario The Washington Times informó el jueves que un libro de próximo lanzamiento, escrito por actuales y antiguos funcionarioes de la ONU, afirma que los cascos azules búlgaros desplegados en Camboya a mediados de los años 90 eran en realidad ex convictos que aceptaron servir seis meses en ese país a cambio de su libertad.

Los búlgaros andaban ”completamente borrachos” y ”violaban a mujeres camboyanas vulnerables”, dice el libro, titulado ”Sexo de emergencia y otras medidas desesperadas: Una historia verdadera sobre el infierno en la Tierra”. El embajador de Bulgaria en Estados Unidos negó las acusaciones.

La Oficina de Servicios de Supervisión Interna continúa su investigación de casos individuales de abuso sexual en operaciones de paz, pero varios delegados se quejaron ante el comité administrativo y presupuestal de que la organización mundial no hace lo suficiente.

Por ejemplo, el informe del secretario general ”no detalla qué medidas se han tomado para mejorar las condiciones de los refugiados y las comunidades vulnerables”, señaló Karen Lock, de Sudáfrica.

Jerry Kramer, de Canadá, coincidió. Cuando Anna dice en su informe que se tomaron ”medidas adecuadas”, debió detallar cuáles fueron esas medidas, dijo.

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