Una masiva y pacífica movilización, que según las estimaciones reunió a más de 150.000 personas en torno del Congreso Nacional de Argentina, reclamó al gobierno de Néstro Kirchnr mayor seguridad y severidad en las leyes contra el delito. La marcha fue impulsada por la familia del joven Axel Blumberg, secuestrado y asesinado por un grupo armado que se supone actúa amparado por policías, como ya ha sido comprado en otros casos similares en los últimos años. Ante la contundencia del clamor, Kirchner respondió que "hay que limpiar la policía bonaerense" de los agentes relacionados con el delito, en alusión a las denuncias y procesos que pesan sobre decenas de oficiales del cuerpo de seguridad bajo jurisdicción del la central provincia de Buenos Aires, la de mayor población del país y que concentra el mayor indicador de violencia ciudadana.
