INDIA: El regreso del guerrero hindú

El Partido Bharatiya Janata (BJP), que encabeza el gobierno de India, decidió una vez más poner énfasis en la identidad étnica y religiosa de la mayoría hindú en su lucha por evitar una derrota en las elecciones de abril y mayo.

Con ese fin, el viceprimer ministro Lal Krishna Advani, la figura más radical del hinduista BJP, recorrerá a partir de este miércoles 12.000 kilómetros y un quinto de las 545 circunscripciones parlamentarias de este país de Asia meridional.

La programada ”rath-yatra” (procesión del carro), que se extenderá hasta el 14 de abril, generó temores entre los opositores al gobierno y, más importante, entre los 180 millones de indios que constituyen las minorías religiosas.

El principal temor es que el belicoso discurso nacionalista hindú de Advani provoque violencia y distorsione la naturaleza democrática de las elecciones legislativas.

No faltan razones. En su primera gira, en 1990, Advani se concentró en el dios guerrero hindú Ram y exigió que los musulmanes de India ”entregaran” a la mayoría hindú un sitio de la ciudad de Ayodhya, en el septentrional estado de Uttar Pradesh, donde según el BJP los musulmanes erigieron en 1568 una mezquita sobre las ruinas de un templo hindú dedicado a Ram.

Así, Advani promovió el odio antiislámico (hay unos 140 millones de musulmanes entre los 1.000 millones de habitantes de India). Su campaña fue el preludio para la demolición, dos años después, de la mezquita de Babri Masjid.

La demolición desencadenó una ola de violencia religiosa en los estados del norte que terminó con miles de muertos, además de conmover la identidad multiétnica y multirreligiosa de la sociedad.

Diez años después, el fantasma de Babri provocó una nueva masacre, luego de que una turba de musulmanes matara en febrero de 2000 a 59 hindúes al incendiar en la localidad de Godhra un tren lleno de fieles que regresaban desde Ayodhya, donde exigían construir un templo a Ram en el sitio en que hasta 1990 se encontraba la mezquita.

Las represalias contra los musulmanes en el occidental estado de Gujarat dejaron más de 2.000 muertos y 500.000 desplazados. Activistas de derechos humanos y dirigentes islámicos acusaron al gobierno estadual encabezado por el BJP de tolerar e incluso alentar la persecución antiislámica.

Los planes de una nueva ”procesión del carro” muestra que el BJP no ha aprendido la lección. El partido, encabezado por el primer ministro Atal Behari Vajpayee, desea promover a Advani como su sucesor.

Para tratar de conseguirlo, Advani planea proyectarse como un agitador en vías de moderación, por lo tanto es improbable que incite a la violencia religiosa.

Pero no le será fácil al BJP revertir la imagen pública desfavorable del viceprimer ministro. Una encuesta de opinión publicada por la revista India Today, considerada pro-BJP, reveló que su aceptación como potencial primer ministro asciende apenas a dos por ciento.

En contraste, la líder opositora Sonia Gandhi obtuvo 23 por ciento de apoyo en la encuesta, y Vajpayee, 47 por ciento.

En reconocimiento de esa realidad, el BJP seguirá usando a Vajpayee como primera figura de la campaña electoral, para explotar su imagen engañosamente moderada. El partido exhortará a los electores a votar por Vajpayee, sólo para instalar a Advani en el poder.

Advani, de 78 años, dice que su gira pretende ”captar la relidad emergente y fortalecer a una India que resurge”. Por otro lado, dice que hay ”un vínculo conceptual y emocional” entre su nuevo proyecto y su ”rath yatra” de 1990, realizado en una camioneta Toyota decorada como un antiguo carro mitológico.

Detrás de esta estrategia se esconde el intento desesperado del BJP por retener sus 182 escaños en la recién disuelta cámara baja del parlamento. Las encuestas sugieren que entre 20 y 25 por ciento de sus legisladores no serían reelegidos.

Si la disposición de los votantes no cambia, el BJP y sus aliados de la gobernante Alianza Democrática Nacional no obtendrán tan buenos resultados como en las últimas elecciones en importantes estados como Bihar, Maharashtra, Tamil Nadu, Andhra Pradesh, Madhya Pradesh, Orissa y Haryana.

No está claro si el partido podría compensar esas pérdidas mediante un avance en Uttar Pradesh, el mayor estado de India, con 80 escaños.

Por lo tanto, el BJP decidió recabar todo el apoyo que puede, desde la clase media acomodada, enamorada de las políticas económicas neoliberales de Vajpayee, hasta los comerciantes de las pequeñas localidades, presas de un sentimiento antiislámico, y los extremistas hindúes leales a los grupos extremistas hindúes afiliados al partido de gobierno.

La campaña de Advani apunta a los dos últimos grupos. El viceprimer ministro empleará a miembros del BJP y su organización madre semimilitarizada, Rashtriya Swayamsevak Sangh (Organización Nacional de Voluntarios), para buscar votos puerta por puerta. (

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