ESPAÑA: Todos contra la xenofobia

Al contrario de lo que podría esperarse, la sociedad española une fuerzas para evitar que los atentados del 11 de marzo en Madrid, reivindicados por organizaciones terroristas islámicas, generen una ola de xenofobia y de discriminación religiosa.

Ante el temor de que en España aumenten los ataques racistas, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, subrayó que es necesario actuar ”rápidamente” y ”frenar la xenofobia porque puede ser la segunda onda expansiva de la masacre del 11 de marzo”.

Aquel día, 14 mochilas cargadas con explosivos estallaron en tres trenes de cercanías de la capital española, provocando al menos 199 muertos y 1.910 heridos.

Desde entonces fueron detenidos 18 sospechosos, 15 de ellos árabes, dos indios y un español. Dos marroquíes, Jamal Zougam y Abderrahim Zbakh, son los presuntos autores materiales de la masacre, según la policía.

”No es descartable que en los próximos días se produzca alguna acción radical contra personas o locales musulmanes, si la investigación sigue revelando nombre de magrebíes (árabes de Africa del Norte) residentes en España”, aventuró Javier Jordán, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada.

Los atentados trajeron a la memoria los perpetrados en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001 y sus consecuencias. Según un informe de la estadounidense Oficina Federal de Investigaciones (FBI), ese año la discriminación contra los musulmanes creció 1.600 por ciento, incluyendo cuatro homicidios.

En ese país también se produjeron redadas y medidas policiales y administrativas contra miles de personas de fe islámica, árabes o de origen árabe.

Además, Washington recluyó en su base militar caribeña de Guantánamo, en Cuba, a unos 600 capturados principalmente tras la invasión a Afganistán en octubre de 2001. La mayoría aún permanecen recluidos allí, sin que se les formulen cargos, sin derecho a defensa legal ni a tener contacto con sus familias.

En España, salvo incidentes menores, los actos discriminatorios contra estas minorías no aumentaron. Ciudadanos de todas las etnias, nacionalidades y credos continúan interesándose por las víctimas de los atentados y acuden a poner velas, rezar y consolar a los familiares en las estaciones de trenes afectadas.

Los detenidos por la investigación fueron puestos a disposición de la justicia en los cinco días posteriores a los arrestos, y cuentan con abogados.

Hay que distinguir ”entre árabes y terroristas de Al Qaeda (la red del prófugo saudita Osama bin Laden que se atribuyó el ataque) de la misma manera que diferenciamos entre vascos y terroristas de ETA”, el violento grupo separatista vasco al que Madrid culpó del crimen durante los tres días posteriores, dijo Ibarra.

Aunque en los 15 días transcurridos, sólo se han producido actos aislados de violencia verbal o física, ”la comunidad musulmana de España no está como antes del 11 de marzo”, dijo a IPS el portavoz del Centro Cultural Islámico de Madrid, el diplomático egipcio Mohamed Afifi.

”Además de sufrir por nuestras propias víctimas y por las demás, hay incomodidad, y quienes no sufrimos directamente los atentados, percibimos miradas y reacciones que nos ponen bajo sospecha por el solo hecho de ser musulmanes”, advirtió.

”Eso sucede porque se suele olvidar que los terroristas no tienen religión, son bestias irracionales y sus acciones son injustas y condenables”, dijo Afifi.

Los musulmanes ”condenan plenamente y comparten el dolor de las víctimas y la solidaridad con ellas” y piden ”que se profundicen las investigaciones y se detenga y castigue con la ley a los verdaderos autores”, aseveró.

Instituciones gubernamentales, religiosas, sindicales y deportivas han anunciado actividades conjuntas, como un campeonato de fútbol organizado por Coalición Española contra el Racismo (CECRA) y la Real Federación Española del Fútbol (RFEF).

Carlos Ferreira, secretario general de CECRA, que agrupa a 40 organizaciones no gubernamentales, dijo a IPS que la diversidad de la sociedad española ayuda a frenar el racismo, pero los habitantes necesitan conocerse y movilizarse para prevenir conflictos o desconfianza.

Ese es el propósito de la Copa Diversidad, que se iniciará el domingo en la Ciudad del Fútbol, afueras de Madrid, en el campo de juego donde se entrenan la selección nacional y el equipo profesional Real Madrid. Participarán 16 grupos amateurs, multirraciales, multiétnicos y multiculturales.

La necesidad de prevención fue subrayada también por Pedro Martínez Montávez, académico especialista en el mundo árabe.

Martínez Montávez dijo a IPS no creer que los atentados empeoren las relaciones con el mundo islámico, aunque sí con Marruecos, si se comprobara que de allí vinieron los terroristas ”pues aquí, en España, todo se mezcla”.

Tras el 11 de marzo, organizaciones musulmanas rechazaron el terrorismo, y plantearon actividades de auxilio a damnificados y de prevención de brotes xenófobos.

Entre las víctimas había inmigrantes de 14 países, la mayoría árabes de Africa del Norte, ecuatorianos y rumanos, las comunidades extranjeras más numerosas en España.

”La comunidad islámica está muy dolorida por lo que pasó y con algo de miedo a la xenofobia que se pudiera desatar”, dijo el profesor de lengua árabe Mohamed Abdelkefi, autor del libro ”La mujer musulmana”.

Hasta ahora casi no se han detectado actos discriminatorios, ”pero sí miradas recriminatorias, en especial en barrios humildes donde viven muchos inmigrantes”, sostuvo.

Los atentados contravienen los preceptos del Corán, según el cual ”quien mata a una persona sin derecho es como si matara a la humanidad entera”, ya que ”una cosa es atacar a los agresores y otra a un pueblo indefenso”, agregó.

El secretario general de la Confederación de Asociaciones Islámicas de España, Naim Abboshi, pidió ”que se aclare todo cuanto antes y que sean juzgados los verdaderos culpables”.

Abboshi fue uno de los organizadores del acto de condena a los atentados que encabezaron el jueves los imanes de todas las mezquitas de Madrid.

Según Abboshi, los incidentes registrados en los últimos días son de entidad menor y similares a los ocurridos antes del 11 de marzo.

Ayudó la difusión masiva de acciones solidarias de marroquíes y otros árabes que arriesgaron su vida desinteresadamente para salvar a los heridos que viajaban en los trenes afectados por la explosión, así como la donación voluntaria de sangre y otras acciones de voluntariado de estos colectivos.

Uno de ellos fue Mustafá Bouazaoui, de 23 años. Aquel día, a punto de iniciar su jornada laboral como jardinero, escuchó las explosiones. Sin pensarlo dos veces, ”tiré las herramientas” y ”corrí al lugar del espanto”, explicó, donde cubrió con mantas a los heridos y les dio agua.

”Dicen que unos marroquíes pusieron las bombas. Hay otros que estuvimos ayudando”, afirmó cuando supo de las primeras detenciones.

También Zahira, una española de 21 años herida en el atentado, pidió desde el hospital donde estaba internada ”que no se mire mal a los marroquíes. Alguna gente lo está haciendo y no podemos lavar una cosa con el odio de otra”.

No obstante, la tensión persiste en el céntrico barrio madrileño de Lavapiés, donde se produjo la primera detención de un magrebí relacionada con los atentados.

En ese barrio multirracial, residencia de muchos inmigrantes, la mayoría de los locales comerciales muestran lazos de luto por las víctimas, aunque se hayan producido algunos incidentes.

”Solamente por mi aspecto de árabe” me gritaron terrorista en la calle, relató Abdulah, trabajador marroquí de 32 años.

Este viernes, el municipio de Madrid suscribió un acuerdo con la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos para poner en marcha un Servicio de Mediación Vecinal Intercultural.

Según el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, la iniciativa servirá para ”fomentar la convivencia y enriquecer el resultado de las relaciones culturales entre vecinos, con independencia de cuál sea su lugar de origen, sexo, religión o ideología”.

Pero no todo discurre con tanta buena voluntad en el ámbito gubernamental. El funeral de Estado tributado el miércoles a las víctimas fue bajo el exclusivo ritual católico. Se hicieron oír críticas moderadas de la Confederación de Asociaciones Islámicas.

También el diario madrileño El País juzgó el jueves un error la decisión de ”que el funeral tuviera un carácter estrictamente católico”.

Los muertos del 11 de marzo, de 13 nacionalidades, eran católicos, ortodoxos, protestantes, musulmanes, agnósticos y ateos. Lo correcto ”hubiera sido un funeral de Estado laico o una ceremonia religiosa ecuménica”, concluyó el artículo editorial del diario.

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