EEUU-CUBA: Turbulencia electoral y presión por cambios

Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos estarán matizadas en 2004 por las turbulencias propias de un año en que el presidente estadounidense George W. Bush buscará la reelección, mientras sectores de su país presionan por la normalización de los vínculos, según analistas cubanos.

”La impresión acá es que si los comicios (de noviembre) fueran hoy, Bush sería reelegido”, comentó a IPS un investigador de asuntos políticos que optó por no ser identificado.

La fuente recordó que su país no se hizo ”ilusiones” ni esperó cambios favorables en la política estadounidense hacia la isla cuando Bush llegó a la Casa Blanca en sustitución de Bill Clinton (1993-2001).

En ese contexto, el gobierno de Fidel Castro parece prepararse desde hace meses para un aumento de las tensiones, sin descartar siquiera una agresión armada de Washington su principal enemigo ideológico.

El general Raúl Castro, hermano menor del gobernante cubano y jefe de los institutos armados, aseguró en diciembre que no se escatimarán esfuerzos en el fortalecimiento de la defensa del país.

El ”precio que pagaría cualquier agresor que intente apoderarse de nuestro país va a ser muy alto y jamás podrán tomarlo”, aseguró Raúl Castro, quien calificó de peligroso el concepto de guerra preventiva manejado por funcionarios en Washington.

En tanto, La Habana calificó este viernes de ”acción bien concertada y provocadora” la combinación de acusaciones estadounidenses de que la isla desestabiliza a América Latina, y suspensión de conversaciones migratorias que debían realizarse este mes.

El plan tiene ”oscuros propósitos que se asocian a las elecciones de noviembre, en las que los partidarios de la actual administración buscan asegurar el éxito aun a costa de provocar cualquier conflicto”, aseguró, en un editorial, el oficial diario Granma.

En la primera reacción a recientes declaraciones sobre Cuba del secretario de Estado adjunto estadounidense para asuntos interamericanos, Roger Noriega, el artículo defendió los vínculos de cooperación de la isla con la región, especialmente con Venezuela, y emplazó a Washington a probar sus acusaciones.

Noriega dijo a periodistas el martes que es cada vez ”más claro” que Fidel Castro apela ”a formas de desestabilización política y económica en países vecinos” de América Latina, y en versiones periodísticas se sostuvo que esas presuntas acciones serían financiadas por Caracas.

”Nuestras relaciones con las diversas corrientes políticas latinoamericanas y caribeñas son absolutamente legales, normales y públicas”, subrayó la nota, según la cual, 15.000 médicos cubanos han sido enviados a 64 países del mundo.

En cuanto a los estrechos vínculos cubano-venezolanos, Granma señaló que ambas naciones tienen ”el derecho y el deber de unirse no sólo por razones económicas sino también para su propia supervivencia” y que ”Cuba apoya ese derecho con toda su fuerza”.

Para analistas, los argumentos de Noriega tienen de trasfondo una situación regional en que varios gobiernos se han mostrado renuentes a aceptar la agenda de Washington e intentan más bien fortalecer la integración latinoamericana.

En un discurso reciente, el presidente Castro recordó que América Latina fue la región del mundo donde ”con mayor rigor y exigencia se aplicó la globalización neoliberal” y que ahora ”enfrenta el desafío del ALCA” (Area de Libre Comercio de las Américas), impulsada por Washington.

En su opinión, el ALCA, del cual Cuba está excluido, ”barrería las industrias nacionales” y convertiría al Mercosur y el Pacto Andino, dos interesantes mecanismos de integración latinoamericanos, ”en apéndices de la economía norteamericana”.

Las relaciones cubano-estadounidenses se mantuvieron más bien tensas desde que Bush asumió la presidencia, aunque matizadas por la presión de sectores interesados en comerciar con la isla a pesar del embargo vigente desde los años 60.

Al amparo de una legislación de 2000, la isla ha hecho en los últimos dos años compras por casi 700 millones de dólares a firmas productores de alimentos, dando fuerza a una corriente favorable al cambio en la política de hostilidad hacia Cuba.

Sin embargo, 2004 comenzó con la interrupción de las conversaciones migratorias, el único canal de comunicación existente en los dos países, para la revisión periódica de los acuerdos de 1994 y 1995 en esa materia.

El diálogo debió producirse este jueves 8, pero Washington decidió suspenderlo, según dijo hasta que Cuba muestre un interés real por abordar ”seriamente” aspectos ”muy importantes” que garanticen un flujo migratorio ordenado, legal y seguro entre ambos países.

La cancillería cubana relacionó esa postergación con la ”politiquería” de sectores radicales del exilio cubano en Estados Unidos, más que ”con los verdaderos intereses nacionales, de seguridad y migratorios” estadounidenses.

En la ronda de negociaciones de junio de 2003, Washington presentó una lista de unas 600 personas residentes en Cuba que, según dijo tenían visados para emigrar, pero no permiso de las autoridades cubanas para salir del país.

Pero las autoridades cubanas consideraron tales argumentos como ”nuevos pretextos, totalmente insostenibles, dirigidos a agravar las tensiones entre ambos países y a entorpecer el principal mecanismo de revisión del cumplimiento de los acuerdos migratorios”.

Por otra parte, 19 diplomáticos cubanos han sido expulsados en los últimos 13 meses de la Sección de Intereses de Cuba en Washington y de la misión cubana ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, según confirmó esta semana el director de América del Norte de la cancillería, Rafael Dausá.

Para el funcionario, esas acciones intentan obstaculizar el trabajo de las misiones diplomáticas cubanas en Estados Unidos e ignoran ”la voluntad del pueblo norteamericano, que cada día de forma más evidente favorece un cambio en la política hacia Cuba”.

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