Mujeres e inmigrantes asiáticos comandan una huelga de trabajadores de supermercados que cumplirá en enero su tercer mes en el occidental estado estadounidense de California.
Más de 70.000 empleados de la cadena Safeway, propietaria de los supermercados Vons y Pavilion, realizan un paro desde el 11 de octubre en protesta por la decisión de sus empleadores de reducir sus beneficios sociales y congelar sus salarios.
Un día después de decretada la huelga, los propietarios de las cadenas Ralphs y Albertsons, en solidaridad con Safeway, efectuaron un cierre patronal, dejando a miles de empleados temporalmente en la calle.
El conflicto se produce justo cuando la principal cadena de negocios de venta al por menor del mundo, Wal-Mart, se prepara a ingresar al mercado californiano en 2004.
Los empleados de Wal-Mart no están sindicalizados y por eso los costos de mano de obra de la cadena son los menores del sector.
Según analistas, para competir con Wal-Mart, las demás cadenas se vieron obligadas a recortar gastos reduciendo los beneficios sociales, y dando pie a la huelga más grande en los supermercados de California en 25 años.
Los empleados, representados por el Sindicato de Trabajadores de la Alimentación y el Comercio (UFCW, por sus siglas en inglés), ganan un promedio de 14 dólares la hora y trabajan 30 horas a la semana.
Casi 65 por ciento son mujeres, y 17 por ciento son de origen asiático o de las islas del Pacífico, señaló la activista Adelaide Chen, de la oficina en Los Angeles de la Alianza Estadounidense de Trabajadores de Asia Pacífico (APALA).
”Los trabajadores de supermercados tienen que luchar con sus empleadores para recibir la cobertura médica a la que tienen derecho sus hijos. Esta es una causa justa”, afirmó Chen.
Estudios divulgados por APALA indican que 2.000 empleados de origen asiático ganaban apenas 79 por ciento del sueldo de un empleado blanco, y las mujeres asiáticas sólo 70 por ciento.
”Estaría satisfecha si mi jefe nos da los beneficios que merecemos”, afirmó la organizadora del paro, Diana Truong Davis, empleada en un supermercado de la cadena Vons en la localidad de Alhambra.
Pero otros sindicalistas señalan que ahora está en juego mucho más que los beneficios, pues los derechos laborales del sector podrían ser amenazados en el resto del país, si los patrones ganan el conflicto de California.
”Si perdemos aquí, será una marea que llegará a las empresas de todo el país y que acabará con los beneficios en los contratos de todos los trabajadores”, alertó el presidente del UFCW, Doug Dority.
Joe Montana, quien labora en un supermercado en South Pasadena, afirmó que la huelga está plenamente justificada.
”Lo que nos ofrece la compañía no es razonable. Trabajo allí desde hace 12 años. No es justo que ahora ellos den un paso atrás”, dijo a IPS.
Las conversaciones entre ambas partes, con mediación de un representante del gobierno federal, se suspendieron el 19 de este mes.
Las cadenas de supermercados han perdido 500 millones de dólares desde que comenzó la huelga.
El poderoso sindicato Teamsters, de más de 1,5 millones de trabajadores del transporte, apoyó inicialmente la medida, pero paulatinamente sus afiliados fueron olvidando el conflicto.
No obstante, los huelguistas recibieron apoyo de varias importantes comunidades de inmigrantes de Los Angeles, en especial de la latinoamericana y de la china.
Al Maldonado, dirigente de la comunidad latinoamericana, organizó una campaña para apoyar a los trabajadores en huelga.
”Se trata de un movimiento de solidaridad para respaldar a nuestros trabajadores de los supermercados. Un perjuicio para ellos es un perjuicio para todos”, afirmó.
Maldonado organiza marchas semanales, y distribuye folletos pidiendo a los miembros de la comunidad que no compren en ninguna sucursal de la cadena Vons.
Cerca de una docena de grupos locales, integrados por estudiantes y dirigentes sociales, instalaron improvisadas tiendas vecinales para recaudar fondos a favor de los huelguistas.
