GUATEMALA: EEUU aliviado ante derrota de Ríos Montt

La abrumadora derrota electoral del ex dictador de Guatemala y candidato oficialista Efraín Ríos Montt, ocurrida el domingo, logró unir en un notorio alivio al gobierno de George W. Bush y a organizaciones de derechos humanos de Estados Unidos.

De todos modos, pocos analistas en Washington prevén una mejora radical en la vida de los guatemaltecos ni en las relaciones bilaterales, a la vista del pasaje a la segunda vuelta electoral del 28 de diciembre Oscar Berger y Alvaro Colom.

Ambos candidatos son considerados representativos de la elite de origen europeo que dominó históricamente el país, aunque Colom, familiar de ex guerrilleros izquierdistas, también recoge el legado de las tradiciones mayas.

Los dos se oponen a reformas de largo alcance que amenacen su permanencia en poder, dijeron observadores.

"Nadie debería hacerse ilusiones de que uno u otro candidato sea, por encima de todo, un parangón de compromiso con los derechos humanos y con la democracia", dijo a IPS el experto en asuntos de América Central Geoffrey Thale, de la organización académica Oficina de Washington sobre América Latina (WOLA).

Berger recibió casi 40 por ciento de los votos, Colom, 28 por ciento, y Ríos Montt, menos de 17 por ciento, y acudieron a las urnas más de 60 por ciento de los ciudadanos habilitados, según los resultados preliminares.

Analistas consideraron que la elevada concurrencia de la ciudadanía a las mesas de votación respondió al temor de que Ríos Montt ganara. Estas fueron las segundas elecciones presidenciales desde los acuerdos de paz que en 1996 pusieron fin a 36 años de guerra civil.

La mala imagen de Ríos Montt en Washington fue confirmada el lunes, cuando el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) Richard Boucher se refirió al general retirado como "ex dictador".

A la luz de los antecedentes de Ríos Montt, "sería difícil que tuviéramos el tipo de relación que preferiríamos", había dicho Boucher a mediados de este año, luego de que la Corte Suprema de Justicia aprobara la candidatura.

Fue la primera vez en más de una década en que el gobierno de Estados Unidos alertó públicamente al electorado de un país centroamericano contra un candidato presidencial derechista.

En contraste, Boucher afirmó el lunes que Colom y Berger eran "candidatos aceptables". "Prevemos trabajar tanto con el señor Berger como con el señor Colom para fortalecer las relaciones", dijo.

El asesinato de decenas de miles de indígenas y activistas a manos de escuadrones de la muerte y el arrasamiento de cientos de poblados en la campaña contrainsurgente dirigida por Ríos Montt en 18 meses de presidencia, en 1982 y 1983, era motivo de particular preocupación para los funcionarios estadounidenses.

También preocupaba a Washington los supuestos vínculos entre Ríos Montt e importantes narcotraficantes, una situación que, según funcionarios estadounidenses, no tiene precedentes en América Central desde el régimen de Manuel Antonio Noriega en Panamá.

Noriega está preso en una cárcel en el estado de Florida desde que el entonces presidente George Bush, padre del actual mandatario, ordenó la invasión de Panamá en 1989.

Una Comisión de la Verdad patrocinada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció en 1999 que 200.000 personas murieron durante los 36 años de guerra civil, la mayoría a manos de las fuerzas armadas y paramilitares afines al gobierno, y que Ríos Montt aprobó, al menos, estas masacres.

Esta campaña represiva fue calificada por la ONU de "genocidio".

El principal apoyo externo de Ríos Montt fue el presidente estadounidense Ronald Reagan (1981-1989), quien, luego de visitar al dictador en la ciudad de Guatemala en 1983, levantó el embargo de armas que había impuesto su antecesor, Jimmy Carter (1977-1981).

Reagan pertenece, al igual que Bush, al Partido Republicano.

Ríos Montt se retiró el ejército en 1974 para aspirar a la presidencia, esa vez por vía democrática en las elecciones del mismo año, cuyo triunfo le fue arrebatado mediante un fraude, según expertos locales.

Convertido en pastor de una iglesia evangélica, Ríos Montt dejó la prédica religiosa en marzo de 1982 para asumir el poder mediante una asonada militar y lanzar una campaña contrainsurgente más agresiva que la de sus predecesores.

Con la intención de contrarrestar una supuesta campaña política encabezada por Cuba y la Unión Soviética en América Central, Reagan apoyó el recrudecimiento de la campaña militar contra la guerrilla, que incluyó la implantación del estado de sitio, la censura de la prensa y tribunales secretos especiales.

También incrementó la formación de patrullas civiles de autodefensa, ordenó grandes operativos de control y registro en las ciudades y envió a las tropas especiales a las zonas rurales, donde llevaron a cabo una política de "tierra arrasada" y matanzas colectivas.

Organismos locales e internacionales aseguran que en el primer año de gobierno de Ríos Montt fueron asesinadas más de 15.000 personas, 70.000 buscaron refugio en países vecinos, en especial en México, y unos 500.000 se internaron a vivir a las montañas.

En agosto de 1983, Ríos Montt fue depuesto por otro golpe de Estado, que llevó al poder al general Oscar Mejía Víctores, quien llamó a elecciones en 1985, en las que triunfó Vinicio Cerezo, iniciando una era de gobiernos democráticos y un diálogo de paz con la guerrilla que concluyó con el acuerdo de 1996.

Ríos Montt fue descalificado por la Corte Suprema de Justicia en dos ocasiones, en 1990, para presentarse como candidato a la presidencia, debido a su participación en el golpe de Estado de 1982.

En su carácter de líder del hoy gobernante Frente Republicano Guatemalteco (FRG), ocupó la presidencia del Congreso y se lo consideró el poder detrás del sillón del presidente saliente Alfonso Portillo.

La mayoría de los analistas en Estados Unidos creen que el FRG, que obtuvo 40 por ciento de los escaños en el Congreso, es apenas el partido que tiene más cómplices con los delincuentes.

El punto de vista predominante es que el narcotráfico y el crimen organizado penetró a tal punto la elite en el poder que todos los grandes partidos, incluidos los de Berger y Colom, han sido infiltrados.

"Los dos partidos tienen vínculos claros con el narcotráfico. Sacar al FRG del poder podría ayudar, pero, por cierto, no resolverá estos problemas de modo decisivo", dijo Thale a IPS.

Analistas en Washington consideran que el gobierno de Bush prefiere, probablemente, a Berger, pues se trata del candidato de la tradicional comunidad empresarial que favorece el libre comercio y las soluciones neoliberales a los problemas económicos.

Además, su compañero de fórmula, el ex canciller Eduardo Stein, es un extravertido defensor de los derechos humanos y enemigo del narcotráfico, si bien es difícil predecir qué papel cumplirá en un eventual gobierno. (FIN/IPS/tra-eng/jl/mj/ip/03)

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