AMERICA LATINA: Libre comercio contra integración

La multiplicidad de proyectos y acuerdos de libre comercio ha desviado a América Latina y el Caribe de la meta de lograr una verdadera integración, y se corre el peligro de perder logros alcanzados en las décadas pasadas, advirtió el miércoles el Sistema Económico Latinoamericano (SELA).

El SELA, creado en 1975, reúne en la actualidad a 28 países e hizo un llamado de alerta ante lo que considera una "pérdida de voluntad política” que tiene a ese organismo, el mayor de integración regional, al borde de la paralización.

Durante la XXIX reunión ordinaria del Consejo Latinoamericano del SELA, que se realiza esta semana en su sede de Caracas, el secretario permanente saliente Otto Boye resaltó que "el tiempo se le acaba a la región para poder ser alguien y no algo en el concierto mundial”.

A punto de dejar el cargo que ejerce desde 1999, Boye, ciudadano de Chile, sostuvo que durante su permanencia en el SELA, los líderes regionales mostraron falta de "esa voluntad política que ha hecho grandes a otras naciones y pueblos para dar pasos históricos”.

”No han estado a la altura. Los he visto débiles a la hora de las decisiones colectivas y comunitarias”, alegó.

"Por eso, aunque no lo quieran, van a ser responsables ante las generaciones venideras de no haberle dado a esta zona del mundo un horizonte estratégico que la impulse hacia delante como un todo”, enfatizó el alto funcionario.

"Integración ya no significa siempre integración latinoamericana y caribeña, que es la que verdaderamente importa para el destino de América Latina y el Caribe como un todo”, opinó, en el marco de una comparación de la realidad actual con el vigor que acompañó el nacimiento del SELA hace 28 años.

"Con demasiada frecuencia, se usa esa palabra (integración) para designar acuerdos de libre comercio como el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, impulsado por Estados Unidos) u otros mecanismos, cuya importancia nadie niega, pero que están muy lejos de ser verdaderos esquemas de integración y, mucho menos, de integración latinoamericana y caribeña”, indicó Boye.

También advirtió sobre los riesgos que representa para el proceso de integración el surgimiento de otros mecanismos institucionales, entre ellos el sistema de las cumbres iberoamericanas.

El secretario general saliente destacó como positiva la existencia del Grupo de Río y de otros esquemas de concertación regional, a los cuales el SELA da seguimiento, pero destacó que "ahora, por iniciativa de España, se ha acordado crear otra Secretaría Permanente, exclusivamente iberoamericana”.

"Creo que esto acentúa esta tendencia al desorden institucional y agravará la crisis más temprano que tarde”, enfatizó.

Sobre ese llamado de alerta, el canciller venezolano Roy Chaderton comentó que ôes difícil resistir a la tentación de crear nuevos organismos de integración. Pero de tanto multiplicar la integración, podemos terminar desintegrándonos”.

En los primeros años de actuación del SELA, ese organismo fue caja de resonancia de planteos ante la crisis de la deuda externa regional, sirvió para coordinar posiciones ante foros internacionales, y llegó a propiciar la creación de empresas multinacionales por parte de los Estados miembros.

En los años 80, apoyó a Nicaragua contra el bloqueo estadounidense, y en 1992 a Argentina en la guerra de las Malvinas contra Gran Bretaña.

Luego fue virando hacia tareas relacionadas con los cuatro grandes proyectos de integración económica y comercial de la región: la Comunidad Andina de Naciones, el Mercado Común Centroamericano, el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Comunidad del Caribe.

Pero el SELA no es un ámbito crucial para el desarrollo de esos bloques, sino que realiza seguimiento de sus actividades, trata de brindarles apoyo intelectual y logístico, propicia su convergencia y, en los últimos tiempos, ofrece apoyo a actores económicos y sociales no estatales.

Sin embargo, Chaderton pronosticó que se mantendrá la fortaleza del SELA, cuya secretaría permanente quedará esta semana a cargo del también venezolano Roberto Guarnieri, hasta ahora presidente ejecutivo del Fondo Latinoamericano de Reservas.

"No estamos preparados para ayudar a que este organismo se recupere, porque no habrá muerte institucional del SELA. Es un reto y un compromiso darle vigor y empuje a esta casa de América Latina y el Caribe”, dijo a IPS.

De todos modos, Boye criticó en su discurso la falta de apoyo de los Estados miembros del SELA, en especial desde el punto de vista financiero.

El organismo recibe en la actualidad la mitad de los recursos que se le asignaron cuando fue creado, y ”por desgracia, algunas naciones” ni siquiera entregan esos aportes, ”reduciendo las disponibilidades todavía mucho más”.

A fines del año pasado, los únicos miembros al día eran Bahamas, Belice, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Trinidad y Tobago, y Venezuela.

El presupuesto anual actual del SELA es 2,2 millones de dólares. Cuando fue discutido, a partir de una propuesta de 2,8 millones, Brasil y los demás países del Mercosur, Argentina, Paraguay y Uruguay, pidieron reducirlo aun más.

Guarnieri fue designado por aclamación para suceder a Boye durante la sesión ministerial del miércoles, luego de que la panameña Carmen Gabriela Méndez retiró su candidatura.

El próximo secretario permanente fue vicepresidente de la Corporación Andina de Fomento, y ha ocupado cargos en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Central de Venezuela y el Fondo Inversiones de Venezuela.

Se graduó en Economía en la Universidad Central de Venezuela, con posgrados en la universidad estadounidense de Yale y la británica de Oxford.

Guarnieri será el segundo venezolano en la secretaría dirigir el SELA, después de Sebastián Alegrett, quien fue secretario permanente entre 1983 y 1987.

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