ANGOLA-PORTUGAL: Cooperación bajo el espectro brasileño

El primer ministro portugués José Manuel Durao Barroso regresó este miércoles al país desde Angola con una maleta llena de promesas, cuyo cumplimiento puede complicarse debido a una alianza estratégica entre Luanda y Brasilia que se percibe con creciente claridad.

El inmenso cartel que encuentran los pasajeros al desembarcar en el aeropuerto de Luanda no pasa inadvertido. ”Estamos juntos”, se lee en grandes letras que sobresalen de un fondo formado por la fusión de las banderas de Angola y Brasil.

Durao Barroso se adelantó al presidente brasileño Luiz Inácio Lula de Silva, que visitará Angola la próxima semana, y volvió a Lisboa con buenas noticias para las arcas del Estado y de las empresas privadas, procedentes de un país con enormes oportunidades de negocios en los sectores de infraestructura, energético, financiero, industrial y agrícola.

Durante su visita de cuatro días, el jefe del gobierno fue acompañado por seis ministros, cuatro secretarios de Estado y 50 empresarios, entre ellos los más importantes del país, tanto del sector productivo como del financiero.

Luanda asumió el compromiso de pagar en 30 años, desde el próximo, los 2.200 millones de dólares que debe al Estado y al sector privado de Portugal, en proporciones similares, y aseguró que los primeros 600 millones habrán quedado cancelados en 2010.

Sin embargo, lo que más interesa ahora a los sectores público y privado portugueses son las perspectivas de negocios futuros, muy especialmente en el estratégico sector del gas natural, donde afrontan competencia del gigante estatal brasileño Petrobras.

Los principales ejecutivos de Petrobras acompañarán a Lula en su visita a Angola.

El sector de la construcción es otra potencial área de jugosos negocios donde está casi todo por hacer, en un país devastado durante más de cuatro décadas, por la lucha contra el ejercito colonial portugués de 1961 a 1974, y por una cruenta guerra civil de 1975 a 2002.

El crecimiento anual del producto interno bruto de Angola será uno de los más altos ”del mundo en los próximos años”, vaticinó Durao Barroso al llegar a Lisboa, y añadió que ”la solución definitiva de la deuda (angoleña con Portugal) va a permitir crear niveles de confianza en los empresarios portugueses”.

Sin embargo, el presidente angoleño José Eduardo dos Santos no dejó lugar a dudas el lunes, al recibir al primer ministro, cuando subrayó que los empresarios portugueses ”son bienvenidos en Angola, pero no recibirán ningún tratamiento especial”.

”Podrán venir en busca de oportunidades de negocios a este mercado con enormes potencialidades, pero deberán aceptar el principio de la competencia”, abundó.

”Algunos sectores políticos angoleños no dudan en relacionar la visita del primer ministro portugués con una jugada de anticipación al presidente brasileño, que en su viaje a Luanda se hará acompañar por una comitiva de 100 empresarios”, comentó Alfredo Leite en el diario portugués Jornal de Noticias de Oporto.

Para el subdirector de Diario de Noticias de Lisboa, Francisco Azevedo e Silva, ”el Portugal europeo siempre tuvo una convivencia difícil con el Portugal africano”, que ha sido ”presentado como complementario en el discurso político”, pero ”frecuentemente de espaldas a la práctica política”.

Sucesivos gobiernos, desde que comenzó en 1975 un proceso de democratización interna y fin del imperio colonial, buscaron una relación privilegiada con el Africa lusófona, y en especial con Angola y Mozambique, las dos mayores ex colonias, pero varios cambios de rumbo, tanto en Lisboa como en Luanda y Maputo, afectaron el desarrollo de ese proceso que parecía natural.

En el campo internacional, Durao Barroso presentó la mejor carta que puede lucir ante la competencia brasileña, al asegurar que Portugal será ”el abogado de la causa angoleña” en la Unión Europea (UE), y prometer apoyo a la organización de una conferencia mundial de donantes a Angola.

Ese discurso, pronunciado ante los diputados de la Asamblea Nacional angoleña el martes, fue una especie de puntapié inicial del apoyo portugués a un encuentro en que participen la UE, Estados Unidos y las instituciones financieras internacionales.

Angola no necesita caridad, sino ”comprensión en el periodo difícil por el que atraviesa”, expresó Durao Barroso, pero a renglón seguido reconoció que la actual coyuntura internacional no es la más propicia para esa conferencia.

Otro aspecto sobresaliente de la visita fue el punto final al contencioso de casi 30 años sobre pago de jubilaciones a unos 30.000 ex funcionarios de la administración colonial portuguesa.

”Nosotros no estamos aquí por oportunismo, porque hayamos descubierto ahora que hay petróleo y diamantes. Estábamos acá ya hace bastante tiempo. Angola no es para nosotros un amor de ocasión”, afirmó Durao Barroso antes de emprender el regreso, en un discurso ante la comunidad luso-angoleña.

El economista Alberto Joao Pinheiro dijo a IPS que para Portugal ”la victoria en la batalla por la primacía económica en Angola no está garantizada, pese a que somos el principal inversor y el mayor abastecedor”.

Para mantener esta posición, ”no basta invocar las relaciones afectivas, históricas o culturales, sino que nuestras empresas deben ser eficientes, competitivas”, destacó.

Portugal ”no tiene el monopolio del idioma común con Angola, porque Brasil también habla portugués y con un acento muy especial: el de un país que está en la lista de las 10 economías más fuertes del mundo”, ironizó Pinheiro. (

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