MEXICO-BRASIL: Lula y Fox se abrazan entre espinas

El conservador presidente mexicano Vicente Fox recibió a su par izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, para repetir en este tercer encuentro en el año promesas de amistad y cooperación, aunque esta vez flanqueadas por disputas soterradas.

Lula admitió en la reunión, realizada en el marco de su visita de poco más de 24 horas a la capital mexicana finalizada este viernes, que entre su país y México hay intereses diversos y que ”cada uno defiende los suyos”. Pero ”buscamos un punto común que beneficie a todos”, afirmó.

Los dos países, que en conjunto representan 61 por ciento del producto interno bruto de América Latina, tienen diferentes visiones sobre la conveniencia de poner en marcha el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Mientras Brasil lo resiste, México lo promueve.

También exhiben intereses distintos en cuanto a sus relaciones mercantiles con Estados Unidos, con el que México concentra más de 90 por ciento de su comercio total y con el cual forma, junto con Canadá, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Observadores sostienen que entre Lula y Fox, quienes se conocen desde 1996, existe además un disputa callada por asumir un papel de liderazgo en América Latina y el Caribe y por quien se constituye en portavoz de esta región frente al mundo industrializado.

Por diversas vías, ambos mandatarios han declarado que les interesa llevar a sus respectivos países, los más poblados de la región, a ocupar un sitio permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Para que ese lugar exista se deberá pasar primero por una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, donde existen hoy sólo cinco lugares fijos ocupados por China, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia.

Si esa reforma se produce, sólo podría ingresar al Consejo con carácter de miembro permanente un país de América Latina.

”Las diferencias por ubicación geográfica, sistema productivo e intereses económicos son claras entre México y Brasil, pero es cierto que comparten valores comunes en cuanto a democracia y justicia, aunque eso ya no es ninguna novedad”, dijo a IPS Héctor Lozano, investigador de asuntos internacionales de la Universidad Nacional de México.

Ante una pregunta de periodistas sobre las diferencias entre los dos países, Lula respondió que es ”claro que Brasil tiene intereses y sin duda México, como país importante que es, tiene sus intereses, pero todos tenemos nuestros intereses”.

En esta reunión, Lula y Fox suscribieron un acuerdo para evitar la doble tributación y perseguir la evasión fiscal.

Además, prometieron, como en otras ocasiones, que en el futuro negociarán un tratado comercial entre México y el Mercado Común del Sur (Mercosur), que Brasil intengra con Argentina, Paraguay y Uruguay.

”Estoy convencido que la audacia de nuestras relaciones es lo que va a determinar que el mundo desarrollado sea más flexible en las negociaciones comerciales, sobre todo en lo que se refiere a los productos agrícolas”, declaró el presidente brasileño.

Brasil y México son parte del llamado Grupo de los 22 países en desarrollo (G-22), que jugó un papel determinante en V Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), celebrada del 10 al 14 de este mes en el sudoriental balneario mexicano de Cancún.

En esa cita, el G-22 exigió a los países industrializados bajar a la mayor brevedad los subsidios que otorga a su producción agrícola, en consonancia con los postulados de la OMC. Debido a ello y a otros desacuerdos, la reunión terminó de forma abrupta y sin ningún documento de consenso.

Mientras grupos no gubernamentales y funcionarios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional consideran al G-22 un nuevo actor de peso en el escenario y confían en su unidad, portavoces mexicanos advirtieron que su permanencia en la alianza es puramente pragmática y que podría abandonarla en cualquier momento.

Otros de sus miembros, Colombia, alertó sobre algo similar. Observadores entienden que, debido a las presiones de Estados Unidos y al interés por suscribir acuerdos bilaterales de comercio con Washington, otros países latinoamericanos también podrían dejar ese grupo de países del Sur.

Uno de los líderes principales del G-22 es Brasil, entre otros motivos por ser un importante productor agrícola que pugna por tener mejores posibilidades de venta en Estados Unidos y en la Unión Europea (UE), que en conjunto subsidian con más de 1.000 millones de dólares diarios a sus productores agrícolas.

México también señala su oposición a los subsidios, pero a diferencia de Brasil, su peso en las exportaciones agropecuarias en el mundo es bajo y además mantiene en vigencia acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la UE, lo cual le permite exportar frutas, verduras y otros productos con mayor facilidad a esos destinos.

Cifras oficiales indican que desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994 y hasta 2002 el comercio agrícola entre Estados Unidos y México, con 100 millones de habitantes, registró un aumento de más de 100 por ciento hasta alcanzar los 12.800 millones de dólares anuales.

Sin embargo, el sector agrícola apenas representa seis por ciento de su intercambio comercial, que ronda los 200.000 millones de dólares anuales, el doble que hace una década.

En cambio, para el caso de Brasil, con 172 millones de habitantes, las dificultades comerciales con Estados Unidos, que es el principal promotor del ALCA, están a la vista.

Por ejemplo, el jugo de naranja de Brasil, el mayor productor mundial en ese rubro, debe pagar un impuesto de 56 por ciento de su valor para ingresar a Estados Unidos.

Otro caso refiere a que sólo entre enero y abril de 2003 e igual período de 2002 las exportaciones de acero brasileño a Estados Unidos disminuyeron 51,6 por ciento, debido a diversas trabas comerciales.

A nivel de presidentes y gobiernos, Brasil y México ”pueden prometerse amor eterno, pero en los hechos hay intereses que los separa”, comentó Lozano.

”Ya llegarán momentos en que se los verá en bandos distintos”, vaticinó el especialista de la Universidad Nacional de México.

”Entre Brasil y México hay más coincidencias que diferencias, que siempre las hay”, aseguró el embajador de Brasilia en la capital mexicana, Luiz Augusto de Araujo.

Entre las coincidencias, mencionó sus posiciones comunes frente al desarme nuclear y la necesidad de reformar al Consejo de Seguridad de la ONU.

En su encuentro en México, Lula y Fox se comprometieron a trabajar juntos por la democracia y la justicia en América Latina y para alentar el intercambio comercial entre sus países, que en 2002 ascendió apenas a 3.000 millones de dólares, cifra pequeña para las dos más grandes economías de la región.

Los dos gobernantes ya se encontraron en tres ocasiones desde que Lula asumió el cargo el 1 de enero.

La primera se concretó en mayo, en el marco de una cita del llamado Grupo de Río celebrada en Perú, la segunda en Evian, Francia, donde participaron de la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos del planeta, y la tercera esta de ahora en México. (

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