Políticos, líderes sociales y expertos de México discrepan sobre las razones y consecuencias que acarreará la instalación de municipios autónomos en zonas controladas por la guerrilla zapatista y el retiro como vocero de ese movimiento del subcomandante Marcos.
Para algunos es el inicio de una nueva etapa en la lucha del rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el sudoriental estado de Chiapas, mientras otros creen que sólo es un nuevo maquillaje en la guerra mediática de Marcos y su gente para mantener su presencia con fuerza en el país y el exterior.
En tanto y en lo que fue la primera reacción del gobierno de Vicente Fox, el coordinador para el Diálogo y la Negociación en Chiapas, Luis Alvarez, entiende positivo que el EZLN impulse entre comunidades que simpatizan con su movimiento una nueva forma de organización política, desmilitarizando su estructura.
El EZLN, cuya aparición y acción en combate se remonta a los 15 primeros días de 1994, anunció el fin de semana pasado la disolución de sus entidades político-culturales Aguascalientes y la instalación de cinco Caracoles, como se llama la nueva división geográfica de 33 municipios chiapanecos bajo su control.
En esos distritos se instauraron las denominadas juntas de buen gobierno, con autoridades elegidas por la comunidad indígena, aunque no reconocidas oficialmente por el estado mexicano, un antiguo planteo zapatista que contempla una policía propia y el cobro de impuestos, entre otras cosas.
En Chiapas, fronterizo con Guatemala, existen 39 regiones controladas por los zapatistas, de un total de 118 en los que está dividido ese estado. En México suman casi 2.500 los municipios.
Las fuerzas zapatistas tendrán con esta nueva estrategia el dominio sobre unos 30.000 kilómetros cuadrados de territorio, que representan 20 por ciento de Chiapas y suman 7.000 kilómetros más que El Salvador.
Con la instalación de las juntas de buen gobierno de los zapatistas se inicia una nueva etapa para el movimiento indígena mexicano, la cual cerró la fase que va de 1974 a 2001 en la que se enmarcan las protestas y el surgimiento del movimiento armado en 1994, dijo a IPS el investigador Guillermo Trejo.
En ese sentido no creo que sea tanto un maquillaje sino que comienza una nueva etapa, tras el fracasado intento de institucionalizar las autonomías a través de una reforma constitucional, expresó este experto del Centro de Investigación y Docencia Económica.
Trejo agregó que el movimiento indígena en su conjunto, no únicamente en Chiapas ni el EZLN, había abierto prácticamente un compás de espera de dos años para repensar su estrategia, y creo que hubo intentos fallidos y torpes del subcomandante Marcos de salir antes de tiempo.
De este modo los zapatistas lanzaron el mensaje al gobierno de que, si la autonomía no se pudo conseguir por la vía institucional, ahora será instaurada de facto con la experiencia recogida en los últimos siete años en los municipios autónomos en rebeldía, comentó.
En algún sentido esta es una nueva etapa en la que van a tratar de formalizar esas experiencias autónomas en una especie de intento de nuevos gobiernos, con lo cual pretenden dar el ejemplo para otras experiencias de ese tipo que apenas empiezan a surgir en otras partes del país, añadió.
El experto cree que el EZLN no impulsa con esa decisión acciones separatistas de la región sudeste de México, como indican algunos de sus colegas, pues esa guerrilla nunca ha sido separatista sino, al contrario, lo que están tratando de hacer es insertarse en el país.
En cambio, Juan Carlos Ramírez, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró que las juntas de gobierno de facto, contrapuestas a las instancias legales de gobierno, sólo agravarán los conflictos sociales y políticos de la región.
Su principal propósito es encontrar un nuevo posicionamiento en la escena nacional, que le permita al movimiento (zapatista) una consideración relevante en la esfera política, señaló.
La visión de Ramírez contrasta con el planteamiento del líder de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas, Alvaro López Ríos, quien entiende que las juntas de buen gobierno posibilitan el autogobierno popular en los municipios autónomos.
Ojalá se aplicaran en todo el país, pues sería benéfico debido a que es el tipo de obras y proyectos que necesitan las comunidades, sostuvo.
También el Consejo Nacional Indígena (CNI) anunció que se sumará a la propuesta zapatista de crear más regiones autónomas en el país.
Con el llamado de nuestros hermanos del EZLN se ha iniciado el tiempo de profundizar nuestro proceso de autonomía indígena en sus diversos ámbitos y niveles, indicó.
La CNI, que agrupa a una gran parte del moviendo indígena mexicano, señaló además que la resistencia ancestral de nuestros pueblos adquiere hoy sentido y habrá de transitar hacia la reconstrucción integral con el ejercicio de la autonomía en los hechos.
Abelardo Torres Cortés, líder de la Organización Nacional Purépecha Zapatista, informó que indígenas del central estado de Michoacán también crearán 18 municipios autónomos. Eso es parte de una reestructuración necesaria en los territorios indígenas, expresó.
Mientras, la vicepresidenta de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, Magdalena Gómez, puntualizó que la forma de gobierno anunciada por los zapatistas tiene su fundamento en el derecho internacional contenido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
México suscribió el llamado Convenio de Viena, el cual establece que ningún país puede arguir razones de orden interno para no cumplir con el mandato de la OIT, de que los gobiernos respeten la forma de organización social determinada por los pueblos indígenas, respetando sus costumbres y tradiciones.
En tanto, el analista político y escritor mexicano Carlos Montemayor puso énfasis en que las juntas autónomas zapatistas en realidad constituyen un mecanismo didáctico para que el gobierno y la sociedad mexicana en general entiendan que estamos ante una propuesta de comprensión de una realidad que ya existe.
A todo esto, Trejo señaló que ahora es posbile la aparición de nuevos representantes del EZLN y del movimiento indígenas en general tras el anuncio de Marcos de retirarse como portavoz de las regiones autónomas y hasta su ausencia en el acto de instalación formal de las juntas de buen gobierno.
Marcos va a seguir ahí, pero Marcos no es todo el movimiento, ya que este se empezó a generar desde mediados de los años 70 cuando él apenas estaba aprendiendo a ponerse los pantalones, observó.
Pero la preocupación de los analistas se mantiene en cuanto a que estas nuevas formas de gobiernos autónomos provoquen algún tipo de violencia de parte de grupos políticos y económicos contrarios a ese proyecto.
Creo que el EZLN se quedará en la selva, pero será el garante y vigilante de la seguridad de estos nuevos gobiernos autónomos, concluyó Trejo.