PERU: Guerrilla vuelve al sendero

La toma de la septentrional aldea Huran Marca en Perú por insurgentes de Sendero Luminoso, que tras poner en fuga a la policía concentró a la población para una arenga política, echa por tierra la versión oficial que niega el incremento de la guerrilla.

Esa acción y el anterior secuestro de 71 trabajadores de la empresa argentina Techint pautan, según expertos, el resurgimiento con fuerza de Sendero Luminoso, aunque aún no se conoce con claridad sus objetivos estratégicos y políticos.

Este partido de inspiración maoísta intensificó en febrero su actividad armada en las estribaciones selváticas de las septentrionales regiones de Ayacucho y Apurimac y en algunos valles tropicales de la selva central, dijo a IPS el sociólogo Raúl González.

Por su parte, el analista policial Benedicto Jiménez cree que la reactivación senderista es impulsada desde la cárcel por su fundador y líder, Abimael Guzmán, quien pretende forzar una negociación desde una posición de fuerza, desencantado por no haber obtenido la libertad tras el acuerdo de paz de 1993.

Sendero Luminoso se lanzó en 1980 a una guerra de guerrillas inspirada en el modelo chino ”lucha del campo a la ciudad”, que dejó un saldo de 50.000 víctimas entre muertos y desaparecidos hasta 1992, cuando fue capturado Guzmán.

Un año después, el líder guerrillero cedió a las presiones del gobierno de entonces de Alberto Fujimori (1990-2000) y aceptó salir en un vídeo para exhortar a sus compañeros senderistas a dejar la lucha armada y convertirse en un partido legal.

El llamamiento provocó una crisis en el grupo. La mayoría de sus 12.000 militantes en esa época abandonaron toda actividad militar y política, pero un sector más obstinado desconoció el acuerdo firmado por su jefe y se mantuvo en armas refugiado en la serranía de Viscatán, un paraje selvático del sur peruano.

Los remanentes armados nunca fueron eliminados totalmente por las fuerzas de seguridad, pero desde 1995 los sucesivos gobiernos los declararon militarmente aplastados y sin futuro político, ”aislados en Viscatán”.

González y Jaime Antezana coinciden en la existencia entre los senderistas de dos tendencias: una con eje en Viscatán, con incursiones en las selvas de Ayacucho y Apurimac, y otra en los valles tropicales del río Huallaga Central.

Uno de ellos es el autodenominado Proseguir, que rechaza el acuerdo de paz de 1993 y mantiene el horizonte estratégico de la acción armada, y el otro es Sendero Histórico, que responde a Guzmán y a su proyecto de negociar su libertad y convertirse en un partido legal.

Ambos grupos realizan activa propaganda armada en sus respectivas áreas y han tomado durante algunas horas varios poblados.

”Se han registrado en los últimos meses 134 operativos senderistas en ambas zonas, incluyendo actos públicos de proselitismo efectuado por grupos armados, así como algunos saqueos y tiroteos a destacamentos policiales”, señaló John Caro, ex jefe de la Dirección Contra el Terrorismo de la policía.

”Se está incurriendo en el mismo error cometido entre 1980 y 1982 por el gobierno de Fernando Belaunde, quién trató de minimizar el problema para no alarmar a la población y luego tuvo que pedir la intervención del ejército”, apuntó.

Las acciones más espectaculares, como el ataque el 9 de junio al campamento de Techint y la toma 21 días después de Huran Marca, han sido protagonizados por la línea Proseguir.

El presidente de la Región Apurimac, Luis Barra Pacheco, confirmó a una radio de Lima que los seis policías del destacamento de Huran Marca escaparon internándose en la selva sin ofrecer combate ante la superioridad numérica y de armamento de los insurgentes.

”Por lo menos seis de los 15 hombres y mujeres que incursionaron en Huran Marca tenían fusiles AKM, cuyo poder de fuego es superior al de los policías”, comentó.

Barra Pacheco ingresó a Huran Marca el 1 de este mes acompañado de efectivos del ejército y se limitó a quitar las banderas rojas dejadas por la columna guerrillera y ordenar a los pobladores que trataran de borrar las pintas revolucionarias en las fachadas de sus casas.

El último intento del gobierno de Alejandro Toledo de desmentir el incremento de la guerrilla fue el 25 de junio, cuando el ministro de Interior, Alberto Sanabria, afirmó que el enfrentamiento del día anterior, en el que murió un soldado y otros dos resultaron heridos, había sido con ”delincuentes comunes”.

Sin embargo, ese mismo día el Ministerio de Defensa desmintió a Sanabria al señalar a través de un comunicado que el incidente había ocurrido en el marco de las operaciones antiterroristas que realiza el ejército.

Hasta ese momento, sólo algunos ex generales del ejército y de la policía respaldaban la interpretación de los analistas civiles sobre la existencia de un rebrote guerrillero en Perú, donde se vivió entre 1980 y 1995 una guerra civil.

El punto culminante de la discrepancia entre los voceros del gobierno y quienes advertían del aumento de la actividad insurgente se registró en torno al secuestro de 71 trabajadores de la empresa Techint, que construye un gasoducto en la selva central.

Toledo apuntó entonces que los rehenes habían sido ”rescatados por un brillante operativo, efectuado con gran profesionalismo por el ejército y sin pagar ni un centavo” del millón de dólares que pedían los secuestradores.

Pero los testimonios de las propias víctimas, desmintieron el triunfalismo oficial al señalar que fueron liberados por sus raptores antes de que se acercaran los militares a la zona.

Surgió entonces el rumor de que la empresa Techint, de propiedad de capitales argentinos, habían pagado 200.000 dólares de rescate.

Los sociólogos Antezana y González opinaron que el pago de Techint, si lo hubo, no fue lo más importante ni tampoco el objetivo fundamental del espectacular operativo.

”Los senderistas no escaparon sino que se retiraron ordenadamente, luego de demostrar contundentemente su capacidad operativa, sin perder ni un solo hombre y llevándose media tonelada de explosivos, medicinas y alimentos”, comentó González a IPS.

Agregó que el objetivo político de esa columna senderista fue iniciar espectacularmente una nueva fase, un ”relanzamiento” de la guerrilla.

Los expertos atribuyen significación a la fecha elegida por Sendero Luminoso para realizar el operativo en el campamento de Techint, pues fue el mismo día en que la Comisión de la Verdad difundió un vídeo en el que uno de los jefes guerrilleros presos reitera el pedido de abandono de la lucha armada.

La Comisión de la Verdad investiga las responsabilidades tanto de los insurgentes como de los gobiernos que los enfrentaron en los más de 50.000 muertos y desaparecidos durante la violencia política de 1980 y 1995, con el propósito de alcanzar una ”Reconciliación Nacional”. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe