IRAQ-IRAN: Unidos por el espanto

Una milicia chiíta iraquí respaldada por el gobierno islámico de Irán cuenta ahora con la bendición de sus mentores para defender el régimen de Saddam Hussein, su antiguo enemigo, frente a la invasión que encabeza Estados Unidos.

La iraquí Brigada Badr fue creada por la Guardia Revolucionaria Iraní en 1980, cuando estalló la guerra de ocho años entre los dos países vecinos. Hoy, sus 4.000 combatientes cambian de trinchera.

La mayoría de sus militantes son chiítas islámicos opositores al régimen secular de Saddam Hussein, entrenados en guerra de guerrillas y en operaciones militares regulares. Ahora están dispuestos a utilizar esas destrezas contra las tropas estadounidenses y británicas.

La Brigada se integró a la chiíta Asamblea Suprema de la Revolución Islámica de Iraq, que opera en la región septentrional de mayoría kurda. La Asamblea está encabezada por el ayatolá (líder espiritual) iraquí Mohammed Baqer Hakim, que reside en Teherán y en Kuwait.

Aunque casi 65 por ciento de los habitantes de Iraq practican la vertiente chiíta del Islam, la oficial del régimen iraní, la mayoría de los gobernantes son sunitas, incluido el presidente Saddam Hussein.
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La rivalidad histórica ha llevado a enfrentamientos violentos, pero no hay indicios de que los chíitas reciban con beneplácito a la coalición invasora.

A pesar de la inserción de la Brigada Badr en un marco político nacional a través de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica, no existen dudas de que la milicia cuenta con asistencia iraní.

En ese sentido, fuerzas regulares de Teherán fueron vistas por testigos hace poco entrenando a miembros de la Brigada en el septentrional poblado iraquí de Miadan.

Además, pocos días antes del inicio de la guerra el 20 de marzo, la Brigada realizó un desfile para demostrar su fuerza en el poblado de Suliamany, ocasión en la cual manifestaron su apoyo al régimen secular de Saddam Hussein.

El desfile fue, además, una advertencia a organizaciones opositoras al régimen islámico iraní radicados en el norte de Iraq, como el partido marxista Komeleh, el autonomista Partido Democrático del Kurdistán Iraní y Mohahedin Khalq Iran, con oficinas alrededor de Bagdad y en la meridional ciudad de Basora.

Pero la Brigada Badr no es la única organización proiraní que apoya en esta instancia al régimen de Hussein. También lo hacen la Sociedad Islámica (Komeley-e-Islami), las Tropas del Islam (Jondul Islam) y los Compañeros del Islam (Ansar Al-Islam), cuyos locales ya fueron objeto del bombardeo estadounidense.

Komeley-e-Islami sufrió bajas por los ataques de Estados Unidos y sus militantes debieron abandonar sus bases en las localidades de Khormal, Piyare y Tavileh, cerca de la frontera iraní. Otros grupos proiraníes se escabulleron en las intrincadas estribaciones montañosas.

Pero muchos miembros de la Brigada Badr permanecen en el norte de Iraq, aunque divididos en pequeños grupos, según fuentes del gobierno iraní.

La lucha que afrontarán las fuerzas invasoras con la Brigada Badr será el banco de pruebas para una eventual guerra entre Estados Unidos e Irán, según un experto de la Universidad de Teherán que pidió reserva de su identidad.

Los próximos combates ”definirán la batalla con que Estados Unidos tratará de desalojar del poder al régimen islámico de Irán, país al que (el gobierno de George W. Bush) considera integrante del eje del mal” junto con Iraq y Corea del Norte, agregó el académico.

Algunos analistas en Teherán pronostican que Estados Unidos lanzará su ataque contra Iraq este mismo año, tal vez en octubre. Pero la mayoría de los observadores y diplomáticos occidentales desacreditan esas versiones.

En una vuelta de tuerca completa luego de la guerra entre Iraq e Irán en los 80, el gobierno iraní manifestó su pleno respaldo al de Saddam Hussein ante la invasión estadounidense-británica, calificada por la prensa estatal en Teherán de ”guerra por la hegemonía” y ”por el petróleo”.

Docenas de periodistas de medios de comunicación del Estado fueron enviados al norte de Iraq para informar sobre los combates. Según su versión, las fuerzas estadounidenses comienzan a sufrir una pesadilla como la de Vietnam.

”La Guardia Republicana (fuerza de elite) iraquí opuso una feroz resistencia contra los invasores. Nosotros convertiremos Irán en una tumba para los estadounidenses porque estamos mucho más dedicados a la causa islámica que los soldados de Saddam” Hussein, dijo Hassan Mohebbi, integrante de una milicia iraní.

Pero los peligros de la guerra están más patentes en el sur de Irán que en Teherán. Los soldados iraquíes forman parte del paisaje habitual en los puestos de frontera.

En el puerto iraní de Abadan, frente al capturado puerto iraquí de Umm Qasar, las ventanas se rompieron por la onda expansiva de los bombardeos estadounidenses.

El sur de Irán se prepara para recibir a los refugiados iraquíes, y también para las remezones del ataque de Estados Unidos y sus aliados.

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