IRAQ: Inspectores de desarme pierden la paciencia

Los inspectores de desarme de la ONU en Iraq están perdiendo la paciencia ante la falta de colaboración del régimen de Saddam Hussein, que no ha aportado hasta ahora prueba alguna de que ya destruyó, como asegura, sus arsenales de destrucción masiva.

Bagdad entregó nuevos documentos con información sobre sus arsenales a la Comisión de de Control, Verificación e Inspección de las Naciones Unidas (Unmovic) a cargo de la búsqueda de armas en Iraq, dijo este martes el jefe del cuerpo, Hans Blix, pero la desconfianza persiste entre los inspectores.

Los iraquíes continúan haciendo gala de un enfoque ”parte por parte” en lugar de asumir un cambio total de actitud, dijo a IPS el portavoz de la Unmovic, Yasuhiro Ueki.

La frustración de los inspectores es evidente. ”Aún no hemos visto el cambio de actitud drástico por parte de Iraq” solicitado por el director general de la Agencia Internacional de Energía Nuclear (AIEA), Mohamed ElBaradei, sostuvo Ueki, entrevistado en la sede de la Unmovic en el Hotel Canal de Bagdad.

Los jeeps de la misión de desarme de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) partieron el lunes del estacionamiento del hotel. Les siguieron en otros vehículos miembros del Directorio Nacional de Control de Iraq, y, más atrás, agentes del servicio secreto. Los periodistas se ubicaron en la retaguardia.
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La caravana se trasladó a velocidad vertiginosa por carreteras y caminos hasta la entrada de la fábrica Al-Fatah, cerca de la ciudad sagrada musulmana de Kerbala, donde se produce el misil Al Samoud II. La travesía insumió 80 minutos.

A pesar de la velocidad, la llegada de los inspectores no fue sorpresiva. Las puertas se abrieron y a continuación ingresaron los funcionarios de la ONU, seguidos por los iraquíes.

Esa fue la segunda visita al lugar. Los inspectores encontraron allí misiles de un alcance superior al permitido a Iraq por el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque no armas de destrucción masiva. Pero, al menos, habían hallado algo irregular.

Se trató de una ”inspección” típica. Hubo pocos elementos que se pudieran calificar de sorpresivos, en un mecanismo con el que difícilmente pueda establecerse si Iraq posee armas de destrucción masiva.

Con este tipo de controles, los inspectores y las autoridades en Bagdad volvieron a jugar al viejo juego del gato y el ratón que siguió a la guerra del Golfo, librada contra Iraq por una coalición de 34 países encabezada por Estados Unidos en 1991.

Ueki dijo que los inspectores se sienten consternados por la actitud del gobierno iraquí, que se niega a aportar información completa sobre sus programas de armas de destrucción masiva con el argumento de que ”no tiene nada que ocultar”.

ElBaradei, quien conduce las inspecciones de desarme junto con Blix, dijo que sería imposible llegar a conclusión alguna si Iraq no colabora por su propia iniciativa, sin esperar a reaccionar ante eventuales acusaciones.

Las limitaciones de los inspectores fueron dejadas en evidencia este martes por el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, quien con el presidente estadounidense George W. Bush propone un ataque militar para impedir que el régimen de Saddam Hussein eche mano a las armas que supuestamente posee.

”La idea de que los inspectores encuentren armas y documentación relacionada con ellas sin la ayuda de las autoridades iraquíes es absurda. No son detectives, y aunque lo fueran, Iraq es un país con un territorio tan grande como el de Francia”, dijo Blair ante el parlamento británico.

Dos asuntos específicos alimentan la desconfianza de los inspectores hacia las autoridades iraquíes.

El primero es la exigencia de la Unmovic de que el régimen de Saddam Hussein destruya sus misiles Al Samoud II. La otra es la posibilidad de que los inspectores entrevisten a científicos iraquíes sin la presencia de funcionarios de Bagdad y sin que se graben esas conversaciones.

Blix pidió a Iraq que comience a destruir los misiles Al Samoud antes de este sábado. Pero Saddam Hussein dijo a la cadena televisiva estadounidense CBS el lunes: ”No tenemos misiles que superen el alcance permitido”.

Bagdad quiere paz, ”pero no a cualquier costo”, agregó el presidente iraquí.

La controversia sobre la posibilidad de entrevistar a los científicos iraquíes es, al parecer, aun más difícil de resolver. La interrogante es qué sucedió con los agentes químicos y biológicos utilizables con fines bélicos que Iraq poseía antes de que concluyera la anterior misión internacional de desarme, en 1998.

Iraq asegura haberlos destruido, pero no ha presentado evidencias de lo confirmen. Las entrevistas en privado con los científicos que colaboraron con esos programas son consideradas un elemento clave para establecer qué sucedió en realidad.

El informe presentado por Blix al Consejo de Seguridad a mediados de mes incluía documentos vinculados con esos materiales, así como una lista de científicos que podrían haber estado presentes en el momento de su destrucción.

Pero ninguno de los expertos iraquíes han sido interrogados por los inspectores. La presentación de la lista por parte de Iraq fue apenas un gesto parcial, afirmó Ueki. Algunos funcionarios de la ONU consideran que esta cuestión es la que determinará si habrá o no una guerra.

Incluso integrantes del gobierno se preguntan hasta dónde pretende llegar el régimen de Saddam Hussein. ”¿Por qué no les dan información completa e inmediata sobre todo?”, se preguntó un funcionario que solicitó reserva sobre su identidad.

La supuesta destrucción de las armas debió ser documentada, e incluso filmada o fotografiada, y esa evidencia debería presentarse a los inspectores, explicó el informante.

Ahora, las esperas y las visitas ”sorpresivas” a instalaciones sospechosas parecen estar llegando a su fin.

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