VENEZUELA: Huelga llena de penurias la vida cotidiana

Largas filas de venezolanos se formaron este miércoles ante bancos y cajeros automáticos, en busca de dinero luego de que el sindicato bancario anunció que no trabajará este jueves ni el viernes, en el marco de la huelga de casi 40 días contra el presidente Hugo Chávez.

Los bancarios han trabajado sólo tres horas diarias desde el comienzo el 2 de diciembre del llamado ”paro cívico” que busca desalojar a Chávez del poder, y eso sumó penurias a la vida cotidiana de los 23 millones de habitantes del país, que en muchos casos han debido volver a cocinar con leña.

”Ya no sólo escasea lo que uno puede comprar, sino que ahora podemos quedar sin plata para comprarlo”, dijo a IPS Nancy Colina, comerciante informal, mientras hacía fila.

”Es mejor prevenir, por si siguen cerrados (los bancos) la próxima semana”, observó por su parte el mecánico Nerio Montes.

La huelga, lanzada por gremios de empresarios privados, la mayor central sindical y el sindicato de gerentes de la estatal Petróleos de Venezuela, implicó al comienzo sólo la parálisis de grandes industrias y comercios, y del suministro de combustibles, pero ya afecta el acceso a bienes y servicios de todo tipo.

”Asamos en el patio parte de lo que comemos, como carne, plátanos (bananos) y arepas (tortillas)”, contó Briceida Rojo, quien vive en una comunidad cercana a Caracas y trabaja como empleada doméstica en la capital.

En Petare, la populosa zona oriental de Caracas, habitantes de barrios pobres ocuparon el martes la autopista que va hacia el este del país, interceptaron vehículos de transporte de gas y obligaron a quienes los conducían a suministrarles combustible.

”Por falta de gas usamos leña y carbón, mientras en los edificios de las urbanizaciones tienen cocinas eléctricas y no sufren esta escasez”, dijo en Petare a periodistas de una emisora de radio el enfurecido vecino John Pereda.

Otra habitante del lugar, Fanny Baiz, deploró que algunos comerciantes quieran vender los botellas de gas a un precio cuatro veces mayor que el habitual.

En Maracaibo y Cabimas, tórridas ciudades del occidente donde se explotan yacimientos de hidrocarburos desde hace 90 años, muchas personas hicieron fila durante varios días para comprar una botella de gas.

”Desde hace cinco días no lo tenía en casa”, dijo a periodistas Lilibeth Urdaneta, quien consiguió su botella tras esperar sólo cinco horas. Los vecinos del barrio de El Rosario, en Maracaibo, le dieron preferencia pues tiene seis meses de embarazo.

El suministro de gasolina mejoró después que el gobierno logró recuperar el control de combustible almacenado en refinerías y buques-tanque, al cual agregó importaciones provenientes de Brasil y Trinidad-Tobago, pero aun así el abastecimiento varía, según la región, de 20 a 70 por ciento de los expendios.

Las principales agroindustrias privadas mantienen paralizadas casi todas sus plantas, y la población se abasteció durante semanas con las reservas de supermercados y panaderías, pero ya empieza a sentirse la falta de alimentos procesados.

Escasean o han desaparecido de anaqueles y refrigeradoras leche, yogur, harinas, gaseosas y cervezas, quesos madurados, mantequillas y embutidos de cerdo, entre otros alimentos.

La escasez de cerveza, la bebida con alcohol favorita de los venezolanos, ha obligado a cerrar a numerosos bares, restaurantes y licorerías. ”Liberen al oso” (símbolo de la marca más popular) pintaron en los parabrisas de sus vehículos muchas personas.

Algunos jóvenes hacen circular mediante sus teléfonos celulares mensajes de texto como: ”En Venezuela hay tres presos políticos: el oso, la catira (rubia) y el cangrejo”, en alusión a los emblemas de las tres principales marcas de cerveza.

También escasean artículos para la higiene personal y del hogar, como ciertos tipos y marcas de jabones y dentífricos, champú, pañales desechables y productos de papel.

Sólo un pequeño porcentaje de las instituciones de enseñanza abrió sus puertas esta semana, después de un largo asueto debido a la suma de la huelga y el normal receso de fin de año.

La mayoría de los colegios privados siguen sin funcionar, y sobre las escuelas públicas circulan datos muy contradictorios, ya que según el gobierno están activas más de la mitad, pero la oposición dice que más de 95 por ciento permanecen cerradas.

En los locales escolares, padres y maestros discuten en frecuentes asambleas si conviene políticamente reabrirlos, problemas de transporte y seguridad asociados con esa decisión, la perspectiva de que se pierda el año escolar 2002-2003 y el drama de los niños ”encerrados en casa”, expuestos a programas de televisión que se ocupan principalmente de la crisis política.

”Me siendo profundamente agredido. En plena guerra, en Medio Oriente y Yugoslavia funcionaban las escuelas, y aquí la oposición las cierra por un paro dizque cívico”, se quejó a IPS Luis Obando, cuyos hijos estudian en la escuela secundaria estatal Urbaneja Achepohl, del sur de Caracas.

”Nadie quiere a mi hija más que yo, y no voy a cruzar la ciudad sin seguridad de gasolina para llevarla al colegio, el cual está además cerca de una jefatura de policía que es blanco de manifestaciones”, dijo Laura Castro, madre de una niña que asiste a un colegio del norte de la capital.

El defensor del pueblo, Germán Mundaraín, pidió al Tribunal Supremo que intervenga contra la huelga en el sectores educativo, con el argumento de que ”se puede hacer oposición política pero no cercar a la mayoría de la población”.

”Ninguna crisis justifica la violación de los derechos de los niños”, declaró la representante en el país del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Anna D'Emilio, quien llamó ”a considerar el restablecimiento del derecho a la educación aun cuando persista el conflicto”.

Las oficinas públicas tienen sus puertas abiertas, pero tienen dificultades para funcionar. Por ejemplo, la inscripción de niños recién nacidos en Caracas afronta dificultades por demora en la distribución de los cuadernos correspondientes para este año.

Como la televisión privada y pública alteraron su programación regular para seguir las incidencias de la crisis, los niños han estado sobreexpuestos a esta carga, pero también adultos, como Brigitte Narváez, ama de casa que deploró a IPS ”que nos hayan quitado las telenovelas. Yo casi no veo ahora televisión y escucho más la radio”.

Están cerrados los cines de Caracas y de la mayor parte de las provincias. Muchas de esas salas funcionaban en grandes centros comerciales plegados a la huelga, cuya inactividad priva también a los jóvenes de otrs actividades recreativas.

Se paralizó la mayoría de los juegos de lotería, se redujo la cantidad de competencias hípicas, y algunas caballerizas se han visto obligadas a reducir las raciones de alimento de sus animales.

Fue interrumpida la temporada profesional de béisbol, el deporte favorito de los venezolanos, pero no se canceló la Vuelta Ciclística al Táchira, principal competencia de su tipo, que se realiza en las últimas semanas de enero. Las bicicletas no requieren gasolina. (

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