Pronombres personales, la séptima novela del escritor y dramaturgo Isaac Chocrón, comenzó este mes a publicarse por entregas en el diario El Nacional, de Venezuela, una modalidad que rescata el espíritu del folletín y a la vez revela la crisis editorial que afronta el país.
La novela, que fue escrita entre noviembre de 2000 y febrero de este año, consta de 20 capítulos que aparecen de lunes a viernes en el diario caraqueño desde el 5 de este mes.
Pronombres personales gira alrededor de las lluvias e inundaciones que en diciembre de 1999 prácticamente borraron las ciudades y pueblos de la costa litoral del estado de Vargas, cercano a Caracas.
Chocrón construyó su obra sobre el relato de 20 personajes, que conforman una familia elegida, y cada capítulo es narrado por una voz diferente que imprime su matiz personal a la historia.
Este escritor venezolano nació en 1930 en la ciudad de Maracay y se graduó de economista en la estadounidense Universidad de Columbia. Trabajó algunos años en el ministerio de Relaciones Exteriores en su profesión, pero luego se dedicó de lleno al arte.
Pero en su extensa carrera no sólo ha sido autor de narrativa, teatro y ensayo, sino también se ha ocupado de la docencia y ha abordado el área de la promoción y gerencia culturales. En 1991 obtuvo el Premio Nacional de Teatro.
Entre sus novelas destacan 50 vacas gordas, Se ruega no tocar por razones de higiene, Pájaro de mar por tierra y Toda una dama.
En la modalidad de ensayo ha publicado los títulos Tres fechas claves del teatro venezolano, Sueño y tragedia en el teatro norteamericano, Tendencias del teatro contemporáneo y El teatro de Sam Shepard, un trabajo sobre el autor, actor y músico estadounidense.
Chocrón, el fallecido José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud son considerados los padres del teatro venezolano contemporáneo. Los tres autores crearon en 1969 el Nuevo Grupo, que cosechó éxitos en Venezuela y en el resto de América Latina.
Entre las obras teatrales de mayor renombre de Chocrón destacan Clípper, Simón, Asia y el Lejano Oriente, Soleimán el magnífico, Tap Dance, Mesopotamia y Trick Track.
Aunque cree que cualquier novela puede ser publicada por entregas, el autor confiesa que nunca imaginó ese destino para Pronombres personales.
Me emociona y me pone muy nervioso, pues en estos momentos, en que la situación editorial venezolana está como está, hasta 300.000 personas podrán leer la novela, en lugar de 1.000 o 2.000. No lo había soñado, ni yo ni nadie, comentó.
El estilo de folletín no tiene tradición en la literatura venezolana, pero el único antecedente de una novela por entregas es auspicioso y se trata de Los mártires, de Fermín Toro, que en 1842 se convirtió en la primera en ser publicada en el país.
La publicación por entregas de Pronombres personales coincide con la peor crisis del sector editorial venezolano de su historia, que puede llevar a la quiebra a la estatal Monte Avila Editores, durante décadas la principal el país.
De hecho, la presidenta de la entidad, Mariela Sánchez, sostuvo que se requieren por lo menos 1,5 millones de dólares para sobrevivir.
Sánchez presentó su renuncia al cargo, por considerar que es imposible seguir trabajando si no se aprueba un plan financiero para la editorial.
Monte Avila ha sido durante las últimas tres décadas la principal editorial de los autores venezolanos, y en sus mejores momentos llegó a publicar entre 100 y 140 títulos por año. Sin embargo, desde fines de la década del 90 comenzó un declive y ha dejado su lugar de destaque a nuevas firmas editoras privadas.
Rafael Arráiz Lucca, uno de los ex directores de Monte Avila, opinó que los problemas financieros de la editorial han incidido en su imagen, y ello dificulta también su rescate.
Monte Avila dejó de asistir a importantes ferias en el mundo, como la alemana de Frankfurt, la italiana de Bolonia, la mexicana Guadalajara o la de Madrid, indicó a IPS Arráiz Lucca.
Hace tiempo que no compra derechos de autor de una obra capital y, entre otros fracasos, ha perdido imagen y clientes en el mercado editorial de la región, explicó.
La presencia en las ferias es una inversión a largo plazo. Dejar de asistir significa acabar con todo el trabajo, porque simplemente la industria editorial asume que la empresa desapareció y se pierde toda la confianza en el mercado, señaló.
Pero, además, Arráiz Lucca cree que el entorno internacional ha debilitado las posibilidades de expansión de la editorial.
La situación no es la misma que en 1968, cuando Monte Avila fue creada. En España estaba la dictadura franquista y podían publicarse aquí autores que no tenían cabida allá, apuntó.
También la situación en el Cono Sur de América era terrible y eso enriqueció la oferta de títulos, destacó, en alusión a la censura aplicadas por las dictaduras que se instalaron a fines de los años 60 y comienzo de los 70 en esa zona.
Hoy las editoriales españolas son unos monstruos, y para Monte Avila es muy difícil competir en esas condiciones, indicó Arráiz Lucca. (FIN/IPS/jz/dm/cr/02
