PETROLEO: Asia central no es amenaza para Medio Oriente

Las riquezas energéticas de Rusia y los países de Asia central no constituyen de momento un desafío a la influencia de los estados de Medio Oriente en el mercado mundial de petróleo, aseguraron analistas.

Expertos occidentales como David Goldwyn, subsecretario de Energía del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton (1993- 2001), descartaron que el petróleo de la cuenca del mar Caspio pueda reducir a corto plazo los ingresos e influencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

La región del Caspio tiene un brillante futuro, pero Medio Oriente mantendrá su posición y la OPEP seguirá controlando el mercado, afirmó Goldwyn a IPS durante el seminario ”Medio Oriente en la Política Internacional de Seguridad”, organizado por el Centro Zayed en Emiratos Arabes Unidos el pasado fin de semana.

La OPEP, integrada por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela, está empeñada en un recorte de la producción para ayudar a sostener el precio internacional de petróleo.

Si bien algunos expertos advirtieron que el petróleo y el gas natural de la cuenca del Caspio pueden amenazar el protagonismo de Medio Oriente en el mercado y poner en riesgo su estabilidad económica y social, muchos consideraron que la hipótesis está lejos de convertirse en realidad.

Disputas territoriales, gobiernos ineficaces, corrupción, pesados sistemas burocráticos e infraestructura casi inexistente impiden que las repúblicas de Asia central se conviertan a mediano plazo en proveedores confiables de grandes suministros de petróleo, subrayaron.

”En la situación actual, la amenaza del petróleo ruso y del Caspio sobre la seguridad de Medio Oriente es más un temor que un peligro real, en gran parte exagerado por Occidente”, afirmó el analista palestino Anwar Abdul Hadi.

No obstante, la nueva capacidad exportadora de Asia central influirá en los precios, y la OPEP debe asumir que el fenómeno tendrá consecuencias económicas, destacó Goldwyn.

Las estimaciones más conservadoras sitúan las reservas de la cuenca del Caspio en unos 70.000 millones de barriles, una de las más abundantes después de Medio Oriente.

Aunque ese volumen sólo representa 10 por ciento de los recursos aún no explotados de la OPEP, algunos especialistas creen que es suficiente para intimidar a los productores de Medio Oriente.

Quienes respaldan este punto de vista señalan que Kazajstán y Azerbaiján, ambos con costas en el mar Caspio, encabezarán la explotación de crudo ajena a la OPEP en los próximos cinco años, y llegarán a 3,1 millones de barriles diarios en 2010, lo mismo que extraen actualmente Kuwait y los productores del mar del Norte.

Por otra parte, China, cuya demanda energética irá en marcado aumento, podría volcarse a Rusia y los países de Asia central para satisfacer sus necesidades en los años venideros.

China habrá duplicado su consumo de petróleo en 2020, cuando requerirá 21 millones de barriles diarios, 16 por ciento de la demanda mundial del recurso.

Cuando Medio Oriente pierda preponderancia en la satisfacción del consumo energético del resto del mundo, ya no habrá motivos de peso para que una potencia como Estados Unidos se preocupe por mantener la paz en la región, señala una hipótesis.

”La amenaza a la seguridad de Medio Oriente tiene dos vertientes. Además del aumento de las importaciones chinas a países fuera de la OPEP, en los últimos 10 años, la Unión Europea y América del Norte redujeron 25 por ciento su dependencia del crudo de Medio Oriente”, advirtió el presidente de la organización Nuevo Sistema Político Internacional, Koehi Hashimoto.

Desde los años 70 la OPEP ha perdido influencia. Luego que en 1973, las naciones árabes redujeron drásticamente las exportaciones de crudo, provocando una crisis energética mundial, los grandes consumidores alimentaron esfuerzos de productores independientes y alentaron la investigación de fuentes renovables de energía.

En los años 80 la Agencia Internacional de Energía (IEA), fundada en 1974, conformó una asociación de consumidores para amortiguar los efectos de cualquier interrupción del flujo de petróleo.

En el último decenio, la disolución de la Unión Soviética en 1991 encendió el interés occidental por las grandes reservas del mar Caspio, sobre las que Moscú perdió el control absoluto.

Sin embargo, Hashimoto admitió que China no tiene otra opción que ”recurrir a los exportadores de la OPEP, en especial Irán e Iraq, para asegurar un abastecimiento regular”.

Por otra parte, otros expertos, en especial Goldwyn, consideraron que en lugar de amenazar la estabilidad de Medio Oriente, los nuevos aportes energéticos ayudarán a promover la seguridad energética global, al aliviar la presión del mercado mundial.

Goldwyn sostuvo así mimso que el aumento de los precios sería contrario a los intereses de la propia OPEP.

Al mantener sus recortes para elevar los precios, la organización retarda el crecimiento económico en todo el mundo, y finalmente se dañará a sí misma, pues provocará el aumento de las exportaciones de productores independientes, arguyó.

Por lo tanto, ”la estabilidad de los precios es clave para el situación de Medio Oriente como gigante energético”, concluyó el analista.

A la vez, varios expertos insistieron en que la situación del suministro mundial de crudo se ve más afectada por las decisiones de Arabia Saudita que por la producción de Asia central.

Arabia Saudita, integrante de la OPEP, posee un cuarto de los recursos mundiales conocidos de petróleo y es el primer productor mundial, circunstancia que le permitiría alterar a su antojo el equilibrio entre oferta y demanda, concluyeron. (FIN/IPS/tra-en/nj/ccb/lp/dcl/if/02

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