El líder opositor Morgan Tsvangirai se negó este miércoles a reconocer la victoria del presidente Robert Mugabe en las elecciones del sábado y el domingo en Zimbabwe, denunciando métodos violentos para intimidar a los votantes.
Mugabe, que gobierna desde la independencia de Zimbabwe de Gran Bretaña en 1980, obtuvo su reelección por seis años con 56,2 por ciento de los votos emitidos, según el escrutinio oficial, frente a 42 por ciento de Tsvangirai, del Movimiento por el Cambio Democrático (MDC).
Los partidarios del gobernante Frente Patriótico-Unión Nacional Africana de Zimbabwe (ZANU-PF) tomaron las calles para celebrar el triunfo de Mugabe, anunciado este miércoles. En Mbare, un suburbio de Harare, los manifestantes cargaron imitaciones de ataúdes en las que se leía «Descansa en paz, MDC».
«El MDC afirma categóricamente que el resultado de las elecciones no expresa la verdadera voluntad del pueblo de Zimbabwe y es ilegítimo. Por consiguiente, no lo aceptamos», declaró Tsvangirai, presidente del movimiento.
Los comicios fueron también objetados por observadores locales, por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, aunque las misiones de observadores de Sudáfrica, Namibia y Nigeria los consideraron legítimos.
«Hubo una calculada e insidiosa negación del derecho al voto de cientos de miles de personas, especialmente en Harare y Chitungwiza», una ciudad satélite de la capital, aseguró Tsvangirai.
El candidato opositor afirmó que milicias del ZANU-PF también impidieron la libertad del sufragio en 52 por ciento de los centros de votación del medio rural.
«Fue precisamente en esos centros de recepción de votos en que el partido gobernante obtuvo sus mejores resultados», agregó.
La población «fue embaucada, se le negó el derecho a elegir libre y democráticamente al presidente. El pueblo deberá decidir qué hacer, pues él fue el estafado», afirmó Tsvangirai.
Los dirigentes del MDC se reunirán para decidir el curso de acción, aunque no desean el choque frontal con el gobierno, dijo el dirigente.
La Red de Apoyo a las Elecciones de Zimbabwe, un grupo local de observadores, aseguró también que el resultado oficial no debe aceptarse, pues «muchas personas» vieron «negado su derecho al voto».
Así mismo, las elecciones fueron impugnadas por observadores noruegos, quienes señalaron que la votación se realizó en un clima de violencia e intimidación. A juicio de Estados Unidos, hubo irregularidades decisivas.
Amnistía Internacional pidió la liberación de 1.400 observadores independientes y delegados partidarios en las mesas de votación, que fueron detenidos durante las dos jornadas electorales.
Pero el ministro de Información, Jonathan Moyo, calificó los comicios de «ejemplares». Según dijo, las elecciones «mostraron que el mensaje del presidente fue bien recibido y reverberó en todos los rincones de nuestro país».
La oposición asegura que 120 de sus seguidores fueron asesinados desde 2000 por veteranos de la guerra de independencia y milicias armadas leales al gobierno.
Tampoco pudieron votar millones de ciudadanos que residen en el exterior ni jóvenes a los que se negó las credenciales necesarias para concurrir a las urnas. Se trata de sectores presuntamente partidarios de la oposición.
Gran Bretaña y Francia rechazaron el resultado electoral. Estados Unidos, que prohibió a Mugabe y a 19 funcionarios ingresar a su territorio, estudia ampliar las sanciones.
La UE dispuso en febrero sanciones contra Mugabe en respuesta a la expulsión del jefe de su misión de observadores electorales, Pierre Schori.
Sin embargo, la Misión de Observadores de Sudáfrica declaró «legítima» la elección y manifestó su esperanza de que «el mundo respete el veredicto».
«Según nuestras observaciones, las elecciones deberían considerarse legítimas», sostuvo el jefe de la misión, Sam Motsuenyane.
Fuerzas policiales y militares se desplegaron en todo el país para evitar brotes de violencia por parte de opositores. (FIN/IPS/tra-eng/lm/mn/ff/dc/ip/02
