Altos funcionarios de Gran Bretaña propusieron que todos los inmigrantes realicen un juramento de «clara lealtad prioritaria» al país, en cual se comprometan a procurar en forma «más rigurosa» el uso del idioma inglés.
Las recomendaciones constan en un informe que comenzó a elaborarse en julio, tras graves disturbios entre grupos étnicos en la septentrional ciudad de Bradford, en cuyo marco jóvenes de origen pakistaní expresaron posiciones muy críticas del gobierno.
La gran mayoría de los jóvenes de ese origen consultados en una encuesta dijeron que estaban más dispuestos a combatir en Afganistán contra Gran Bretaña que por ella.
El voto de lealtad propuesto sería similar al que deben realizar en Canadá los inmigrantes, e incluiría el compromiso de no incurrir en prácticas racistas, indicó el portavoz del gubernamental Equipo de Revisión de la Cohesión de la Comunidad, Ted Cantle.
El gobierno estudia en la actualidad el informe, que fue dado a conocer el martes en Londres y será discutido por el parlamento antes de que adopte una resolución sobre la aplicación de sus 67 recomendaciones, dijo a IPS un portavoz del Ministerio del Interior.
«No decidimos sobre la cuestión del voto de lealtad, pero queremos que se discuta», dijo el ministro del Interior, John Denham, presidente del grupo de autores del informe.
Ese grupo estuvo integrado por representantes de varios organismos gubernamentales, quienes consideraron «esencial acordar algunos elementos comunes de nacionalidad» para las diversas culturas que coexisten en el país.
Los autores admitieron con claridad la existencia de segregación por motivos étnicos en la sociedad, pese a la gubernamental reivindicación del multiculturalismo.
«La separación de instituciones educativas, organizaciones comunitarias y de voluntarios, lugares de trabajo y de culto, idioma y redes sociales y culturales significa que las personas de muchas comunidades vivan vidas paralelas», sin relacionarse entre sí», señalaron.
Muchos británicos «aún añoran los presuntos años dorados de una sociedad monocultural», y muchos inmigrantes «tienen la vista puesta en sus países de origen para fortalecer una forma de identidad», indicaron.
Los intentos gubernamentales de superar esa división no han sido acertados, opinaron.
Esas medidas sólo lograron «institucionalizar los problemas», y un «cúmulo de iniciativas y programas, cada uno con su complejo conjunto de resultados, limitaciones y cronogramas, parecen consolidar la división y crear una percepción de injusticia en casi todos los sectores de las comunidades que visitamos», comentaron.
«El desarrollo de contactos interculturales y la promoción de la cohesión comunitaria no han sido considerados fines en sí mismos», apuntaron.
«Es esencial lograr una mayor sensación de ciudadanía, basada en principios compartidos y aplicados por todos los sectores de la comunidad», y que «ese concepto de ciudadanía debe jerarquizar el valor de las diferencias culturales», añadieron.
El informe ha sido recibido con cautela por dirigentes de comunidades minoritarias.
«No tenemos conflictos con la identidad británica al emplear pasaportes del país, pero vemos con recelo la idea de imponer un juramento de lealtad que no sea precedido por la conquista de mentes y corazones», dijo a IPS Khalid Mehmood, del Consejo Musulmán de Gran Bretaña.
Otros líderes de minorías étnicas consideraron alarmante que organizaciones de extrema derecha como el Partido Nacional Británico (BNP, por sus siglas en inglés) hayan elogiado el informe.
Ese documento «sólo confirma que los inmigrantes no se han integrado a la sociedad británica, como hemos dicho durante años», afirmó un portavoz del BNP.
«Es preocupante que altos funcionarios del gobierno parezcan compartir las posiciones de partidos racistas en cuestiones vitales para la comunidad», dijo Ghiyasuddin Siddiqui, líder del grupo de presión Parlamento Musulmán en Gran Bretaña.
Las autoridades no deben adoptar medidas con precipitación, «sin conultar antes en forma adecuada a las comunidades minoritarias», agregó.
Entre las recomendaciones de los autores del informe está realizar un debate nacional precedido por amplia investigación, en el cual «los jóvenes ejerzan gran influencia» y que conduzca a crear «una infraestructura permanente para lograr más participación democrática de la juventud».
Las actividades preparatorias de ese debate incluirían la elaboración de planes de cohesión comunitaria regionales, que jerarquicen la lucha contra el miedo y la ignorancia en los cuales se basa el racismo, y la promoción de contactos interculturales con el mismo objetivo.
«Es demasiado fácil que informes como éste acumulen polvo en las estanterías de nuestros líderes comunitarios. Por lo tanto, creemos que es necesario crear un nuevo grupo de trabajo que se ocupe de reunir a la gente», señalaron los autores del documento.
Ese grupo debería «ocupar una posición poderosa, con pleno apoyo del gobierno», explicaron.
Otras recomendaciones fueron mejorar la comunicación con los jóvenes, «quizá mediante acciones de sus pares, modelos de conducta positiva y programas de formación», y evitar que las escuelas de áreas multirraciales tengan más de 75 por ciento de alumnos del mismo contexto cultural o étnico.
También se sugirió que las instituciones escolares basadas en creencias religiosas se aseguren de que la cuarta parte de sus alumnos sean niños de familias con otra religión, y que haya más hombres y personas integrantes de minorías étnicas entre lso maestros.
Los autores no abordaron todos los problemas de convivencia entre etnias que se han manifestado en Bradford y otras ciudades.
«Será necesario realizar nuevos estudios para afrontar la situación en áreas de alto riesgo, por ejemplo en comunidades con mayoría de población blanca donde es probable que aumenten el racismo y la intolerancia, y para hallar soluciones al actual descontento de jóvenes de origen pakistaní», advirtieron.
«Parte del trabajo que es necesario realizar consiste en combatir la aversión al Islam», añadieron (FIN/IPS/tra- eng/ss/mn/mp/pr ip/01
