/Boletín especial/ ALIMENTACION-AMERICA CENTRAL: Hambre en la Nochevieja

América Central sufrió en 2001 un año de terremotos y huracanes que determinaron un escaso crecimiento económico y la agudización de problemas sociales.

Las economías centroamericanas crecieron entre 0,3 y 2,5 por ciento en el año, resultados insuficientes para atacar la pobreza, el hambre y la exclusión social, según advirtieron varios expertos.

Se prevé que cerca de siete de los 36 millones de centroamericanos habrán pasado con hambre el el 31 de diciembre, y los expertos vislumbran complicaciones para 2002.

«En términos económicos, en América Central no pasó nada» en 2001, «y por eso el crecimiento ha sido muy modesto», indicó a IPS el ecuatoriano Arturo Condo, del Centro Latinoamericano de Competitividad y Desarrollo Sostenible (CLADS).

El CLADS, con sede en Costa Rica, pertenece al centro privado Instituto Centroamericano de Administración de Empresas.

Condo dijo que el engranaje económico se paralizó, aunque aguarda un aumento del comercio intrarregional, que asciende por año a 2.600 millones de dólares.

La información de la Cepal (Comisión Económica para América Latina) no es favorable para la región. El país de mejor desempeño en 2001 fue Honduras, que tuvo un crecimiento de cerca de 2,5 por ciento, seguida por Nicaragua y Guatemala, con dos por ciento.

Los tres países centroamericanos de menor crecimiento fueron El Salvador, 1,5 por ciento, Panamá, 0,5 por ciento, y Costa Rica, 0,3 por ciento.

Condo sostuvo que 2001 fue un año complicado por los escándalos políticos en Guatemala, las elecciones presidenciales en Honduras y Nicaragua y la apatía ante el gobierno en Panamá.

A todo eso deben sumarse los estragos causados por los dos terremotos que azotaron El Salvador, el 13 de enero y el 13 de febrero.

Los sismos, de 7,6 y 6,6 grados de intensidad en la escala de Richter, respectivamente, causaron 1.259 muertos, 8.964 heridos, 1,5 millones de damnificados y pérdidas económicas por 1.600 millones de dólares.

El Salvador también aguardaba la reducción de las remesas de los emigrantes radicados en Estados Unidos, una de sus principales fuentes de divisas, como consecuencia de los atentados de septiembre en Nueva York y Washington.

Pero, para sorpresa de todos, el vaticinio no se cumplió y, por el contrario, el Banco Central de Reserva (BCR) informó que al cabo de 2001 habrá ingresado a El Salvador una cantidad sin precedentes de 1.900 millones de dólares en remesas.

El Salvador, tradicionalmente exportador de mano de obra, es un país importador de remesas, dijo Rafael Barraza, director del BCR.

Luego de los terremotos de El Salvador, el huracán Michelle descargó su potencia sobre algunas zonas, y especialmente sobre Honduras.

Michelle se presentó cuando aún la región no se recobraba de la devastación causada en 1998 por el huracán Mitch, que dejó en toda América Central un saldo de 10.000 muertos y pérdidas por 5.000 millones de dólares.

Los mercados internacionales también castigaron a América Central, con el hundimiento de los precios del café y del banano, dos productos agrícolas que todavía representan una fuente primordial de ingresos.

«El problema es que en América Central estamos equivocados con los productos agrícolas», sostuvo el economista estadounidense Lawrence Pratt, director adjunto del CLADS.

Pratt explicó que la región se ha equivocado por años, al mantenerse como exportador de productos básicos sin importante procesamiento.

«Hay que darles valor agregado», dijo. Como ejemplo, advirtió que es llamativa la ausencia de empresas tostadoras del grano en una región caracterizada por la producción de café.

La desaceleración del crecimiento es especialmente notoria en el caso de Costa Rica, que de un resultado de 8,3 por ciento en 1999, pasó a 1,5 por ciento en 2000 y a sólo 0,3 por ciento en 2001.

El bajo aumento de la actividad en 2001 se debió en buena parte a la reestructuración de una de las líneas de producción de Intel, el gigante transnacional de fabricación de microchips instalado en Costa Rica.

Mientras el resto de la economía costarricense creció dos por ciento, la caída de las exportaciones de Intel restó 1,7 puntos al aumento del producto interno bruto. El resultado fue entonces un crecimiento de 0,3 por ciento.

La oficina para América Latina y el Caribe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) manifestó a IPS su preocupación por el panorama de exclusión social en América Central, donde la mitad de la población permanece en la pobreza.

El peruano Francisco Roque, director de la oficina latinoamericana del PMA, indicó que cerca de siete de los 36 millones de centroamericanos no tienen dinero para satisfacer una dieta mínima.

La sequía registrada a mediados de 2001 obligó al PMA a asistir directamente a 300.000 personas en la región, especialmente en Guatemala, observó Roque. El funcionario teme el regreso en 2002 del fenómeno climático de El Niño, una perspectiva que podría determinar nuevas sequías.

El economista Eduardo Lizano, director del Banco Central de Costa Rica, puntualizó a IPS que las condiciones sociales de América Central no mejorarán mientras no se tenga un crecimiento económico sostenido de más de cinco por ciento anual.

Las perspectivas económicas para el 2002 son difíciles de prever pues «las tres locomotoras de la economía mundial, Estados Unidos, Alemania y Japón, han reducido su velocidad», comentó Lizano. (FIN/IPS/nms/ff/dv pr/01

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