DESARROLLO: Comunidad mundial abordará el estrés del agua

La falta de agua potable, que afecta a más de 1.000 millones de personas y es causa de tensión política entre algunos países, será materia de discusión del 3 al 7 de diciembre en una conferencia internacional en esta ciudad alemana.

La palabra «agua» se oye cada vez más junto a la palabra «guerra», señaló un informe del Departamento de Geociencias de la Universidad Estatal de Oregon, en Estados Unidos.

El informe es parte de los preparativos de la Conferencia Internacional del Agua, en la que participarán ministros de gobierno, expertos y organizaciones no gubernamentales.

Aaron T. Wolf, autor del informe, dijo que la conferencia debe discutir las cuestiones de seguridad que plantea el acceso al recurso y su distribución.

La secretaría de la conferencia, que ha sido convocada por el gobierno alemán, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es un aporte de la Agencía Alemana de Cooperación Técnica (GTZ).

La escasez de agua en ambientes áridos y semiáridos conduce a intensas presiones políticas, indicó el estudio de Wolf.

El sostenido crecimiento demográfico mundial y el aumento de la calidad de vida aumentan el llamado «estrés del agua», un tipo de tensión política que enfrentó a árabes e israelíes, indios y bengalíes, estadounidenses y mexicanos.

La buena noticia es que el número de conflictos internacionales fue superado por los casos de cooperación entre países.

En los últimos 50 años, sólo 37 enfrentamientos llegaron a la violencia, mientras en el mismo período se negociaron y firmaron 157 tratados de gestión del recurso hídrico.

Según el estudio, el número total de hechos vinculados al agua también privilegia la solidaridad, con 507 casos de conflictos y 1.228 de cooperación.

Casi 3.000 millones de personas están privadas de obras de saneamiento adecuadas, y entre cinco y 10 millones de personas mueren cada año de enfermedades relacionadas a fuentes de agua contaminadas y servicios de salud inadecuados.

El informe de Wolf atribuye estas carencias a la ausencia de normas internacionales sobre la gestión del agua.

El documento legal más reciente sobre aguas internacionales, la Convención de Usos de Cursos de Agua Internacionales No Navegables, de 1997, es vago y contradictorio, señaló Wolf.

La Convención, adoptada por la Asamblea General de la ONU, sólo fue firmada por 16 países y ratificada por 9, cuando se necesitan 35 para que entre en vigor.

La historia de hechos violentos relativos al agua se registra también a nivel nacional, enfrentando en general a tribus, sectores, estados y provincias.

Hay muchos ejemplos de conflictos internos, como el choque entre estados de India a lo largo del río Cauvery, o el caso en que agricultores de California hicieron explotar un acueducto que debía llegar a Los Angeles.

Un examen de las relaciones entre India y Bangladesh demuestra que los desequilibrios políticos pueden ser causados y exacerbados por disputas por el agua.

En la década de 1960, India construyó una represa en Farakka, desviando una porción del flujo del río Ganges de su curso hacia el este, en Bangladesh, en un esfuerzo por barrer sedimentos del puerto marino de Calcuta, unos 160 kilómetros al sur.

La reducción del caudal del río, aunque sólo duró seis semanas, causó en Bangladesh un aumento de la salinidad, impidió la navegación, y redujo sensiblemente la pesca y la cantidad de agua disponbible, amenazando la salud de la población.

La población de las áreas afectadas decidió migrar, agravando el problema, y muchos desplazados se refugiaron en India. Finalmente India y Bangladesh firmaron un tratado amigable en 1996.

La conferencia de Bonn también deberá ocuparse de la seguridad humana en el nivel de las enfermedades vinculadas al agua.

Se estima que entre 5 y 10 millones de personas mueren anualemente por enfermedades transmitidas en el agua, y más de la mitad de la población mundial vive en áreas sin obras de saneamiento.

En el mundo en desarrollo, 80 por ciento de las enfermedades están vincluadas al agua.

«Es una crisis de proporciones epidémicas, y la amenaza a la seguridad humana es evidente, y no se limitan a las aguas fronterizas», destacó el informe. (FIN/IPS/tra-en/wk/raj/lp/dv ip/01

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