Al menos 36 personas fueron asesinadas en tres regiones de Colombia por paramilitares de derecha, aseguraron este jueves autoridades locales.
El caso más grave se tuvo el miércoles en un área rural del municipio de Buga, en el sudoccidental departamento Valle del Cauca, donde fueron asesinados al menos 24 personas. Pobladores del lugar aseguraron que hay otros cadáveres en la zona.
Nelson Pulgarín, uno de los sobrevivientes de la matanza, dijo a la radioemisora Radionet que hombres con ropas militares que se identificaron como integrantes de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) detuvieron el autobús en que él viajaba y lo abordaron.
Según Pulgarín, los paramilitares obligaron a los pasajeros, en su mayoría trabajadores de las haciendas de la zona, a descender del autobús y dejaron marchar a las mujeres y a los niños. Luego, disparararon sobre un grupo de hombres y se llevaron a otros.
"Lo último que recuerdo es que me dispararon y fingí estar muerto hasta que llegó un carro particular que me trasladó al hospital de Buga", afirmó.
Mientras disparaban, los paramilitares gritaban que se trataba de una ejecución de "auxiliadores de la guerrilla".
El alcalde de Buga, John Bohorquez, informó que hasta este jueves fueron hallados 24 cadáveres, pero pobladores del lugar aseguraron que hay al menos otros seis entre las localidades de Alaska y La Magdalena.
Según Bohorquez, esta matanza "es el ataque más grave llevado a cabo por las AUC en lo que va de este año".
Pero el secretario de gobierno del departamento, Camilo Montenegro, dijo que el comportamiento de los asesinos en esta oportunidad fue diferente al usual de las AUC, "que generalmente llevan listados de las personas que van a ejecutar".
Así mismo, en el septentrional departamento de Magdalena fueron encontrados este miércoles los cadáveres de seis pescadores, integrantes de un grupo de 13 personas secuestradas el martes por otro comando de las AUC.
Dos de los secuestrados lograron escapar y dieron aviso a las autoridades.
En la localidad occidental de Carmen de Viboral fueron encontrados también asesinados otros seis campesinos, al parecer también a manos de paramilitares.
Las masacres fueron consideradas por el ex consejero presidencial para los Derechos Humanos, Carlos de Roux como "un lamentable rompimiento del silencio de los fusiles" en que se habían mantenido los grupos irregulares la semana pasada.
De Roux dijo a IPS que los ataques de las AUC demuestran que dentro de esa organización pueden registrarse "algunas discrepancias en sectores que están actuando como ruedas sueltas".
El gobierno y las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) aceptaron estudiar una propuesta de tregua bilateral presentada hace dos semanas por una comisión asesora.
La comisión recomendó también la aprobación de una "ley de sometimiento" que aliente la presentación voluntaria de los paramilitares a la justicia, similar a la que se expidió para los narcotraficantes en el gobierno de César Gaviria (1990-1994).
Esa ley redujo las penas de los narcotraficantes que se entregaron, beneficio al que se acogieron miembros del hoy extinto cartel de Medellín liderado por Pablo Escobar, muerto por un grupo de elite de la policía en 1993.
Los paramiliatares de derecha, a los que se responsabiliza de 80 por ciento de las cerca de 300 masacres registradas en 2000, fueron declarados ilegales en 1998 por sus alianzas con el narcotráfico y las campañas de exterminio que realizaban contra sindicalistas y activistas.
Con estos asesinatos, los paramilitares presionan para ser tenidos en cuenta en una eventual negociación de paz, sostuvo Fabio Cardozo, comisionado de paz de la alcaldía de Cali, capital del departamento de Valle del Cauca.
Paramilitares y guerrilleros libran combates desde el domingo en una región selvática del occidental departamento de Chocó. Según versiones de los lugareños, los muertos sobrepasarían los 30. (FIN/IPS/yf/mj/ip/01