Diez muertos, 15 desaparecidos y cerca de 90 por ciento de la población rural refugiada en el casco urbano es el saldo de la ofensiva de los paramilitares contra una localidad del noroeste de Colombia, cuyos habitantes piden ayuda a la fuerza pública para abandonar el lugar.
El municipio de Peque, ubicado a 226 kilómetros de Medellín, capital del departamento de Antioquia, fue sitiado por las derechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que intimaron a los cerca de 2.000 habitantes del casco urbano a desocupar la localidad, por considerar que son «auxiliares de la guerrilla».
«El caos en el municipio es total, no hay presencia de ningún organismo de seguridad del Estado y la casi totalidad de la población rural se ha concentrado en el casco urbano buscando protección», advirtió este lunes el alcalde de Peque, Luis Usuga, a la radioemirosa Radionet.
Usuga, quien se hallaba en Medellín, afirmó que hay confirmados ya diez muertos como resultado del ataque de las paramilitares AUC, que entraron en el casco urbano y se llevaron a las víctimas, en su mayoría jóvenes entre 16 y 23 años.
Según el alcalde, 5.000 personas procedentes del área rural del municipio de Peque, entre las que se cuentan 500 niñas y niños, están concentradas en la plaza, las oficinas públicas y escuelas, y piden el auxilio de organizaciones humanitarias.
La presencia del Estado en la localidad «es nula» , y la policía y el ejército la abandonaron hace más de dos años, señaló Usuga. No han llegado los policías cuyo envío a Peque anunció el viernes el ministro del Interior, Armando Estrada.
Agregó que se registran en zonas rurales del municipio combates entre las AUC y las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Si alguno de esos grupos entra nuevamente en el casco urbano «se va a producir una grave masacre», advirtió.
El caso de Peque indica que las AUC tienen «cada vez más espacio» para llevar a cabo acciones planificadas, comentó a IPS la analista Ligia Galvis, de la estatal Universidad Nacional.
Peque está asediado hace casi ocho días sin «la más mínima reacción por parte de las autoridades ( departamentales y del gobierno central) y de los organismos de seguridad», dijo Galvis,
Pese a que la gobernación del departamento de Antioquia manifiestó el viernes su preocupación por la seguridad de los habitantes de la localidad y pidió a los Ministerios de Defensa y del Interior actuar cuanto antes, el ejército aún no llega al lugar.
El municipio de Peque reúne a cerca de 7.000 habitantes, entre población urbana y rural, y ocupa una posición estratégica para el ingreso de armas por costas del Caribe y del golfo de Urabá y para la salida de cargamentos de drogas.
El subdirector de la policía nacional, general Alfredo Salgado, condicionó este lunes el regreso de sus hombres a Peque a la coordinación del operativo con el ejército, pues entiende que, de otro modo, sus hombres serán blanco fácil para los grupos armados irregulares.
Autoridades de localidades vecinas, como Ituango, al este, y Dabeiba, al oeste de Peque, aseguraron que tanto las FARC como las AUC pretenden cercar la zona y que ya han bloqueado vías de acceso, en las que controlan la circulación de personas y el transporte de alimentos y combustible.
La Asamblea Episcopal católica, en la que participaron cerca de 80 obispos, pidió el viernes a las AUC que levantaran el asedio a Peque, y a las FARC que se abstuvieran de acciones armadas, para evitar víctimas civiles.
Las FARC, que negocian la paz con el gobierno, cuentan con unos 15.000 hombres en armas, mientras que los paramilitares, organizados originalmente por propietarios rurales de las zonas en que operan las guerrillas, son unos 8.000, según el gobierno.
Organizaciones de derechos humanos y el gobierno de Estados Unidos han advertido que militares colombianos colaboran con las AUC. (FIN/IPS/yf/ff/ip/01
