Unos 100 poetas originarios de 70 países y de nueve naciones indígenas convirtieron durante 10 días en capital mundial de la poesía a Medellín, la ciudad más violenta de Colombia.
El XI Festival Internacional de Poesía de Medellín, que se celebró en la capital de la provincia colombiana de Antioquia del 1 al 10 de este mes, contó con la asistencia de personalidades mundiales como Antonio Colinas, de España, Saadi Yousif, de Irán, María Ramos, de Honduras y Bernard Noel, de Francia.
Estos poetas, junto con decenas de invitados internacionales, leyeron su obra en su propia lengua ante diversos auditorios.
Medellín sufrió desde enero tres atentados con coches-bomba que causaron la muerte de 10 personas y heridas a unas 200, pero la presencia de los escritores demostró que «la poesía no puede contra el terrorismo», dijo Fernando Rendón, director del festival y de la revista Prometeo, convocante del Festival.
Rendón dijo a IPS que el Festival concluido el domingo deja constancia histórica de que «Colombia ama la vida y tiene un espíritu joven que le permite el goce incluso en los momentos más difíciles».
Medellín, la segunda ciudad industrial de Colombia con 1,7 millones de habitantes, fue el bastión del cartel de narcotraficantes del mismo nombre que dio origen al «narcoterrorismo», imperante en este país a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90.
El grupo de los «extraditables», cuya deportación reclamaba entonces la justicia de Estados Unidos, realizó atentados indiscriminados que se extendieron a otras ciudades colombianas, comandado por el líder del Cartel de Medellín, Pablo Escobar.
Con la muerte de Escobar a manos de la policía, en diciembre de 1993, los extraditables se dispersaron en bandas de sicarios que mantienen Medellín como centro de operaciones.
Aún hoy, esta ciudad sufre la mayor incidencia de actos terroristas de Colombia, con un promedio mensual de 11, según la policía. Bogotá, con más del doble de habitantes, sufre siete atentados al mes.
Medellín será una de las siete ciudades colombianas donde se jugará la Copa América de fútbol. El presidente Andrés Pastrana viajó a Asunción el día 5 para evitar que la Confederación Sudamericana de Fútbol cambiara la sede, como reclamaban deportistas y periodistas a causa de la violencia en este país.
Pero Medellín es cada año, durante 10 días, eje de «uno de los más importantes encuentros poéticos del mundo», según Rendón, tanto por el elevado número de artistas extranjeros que asisten como por la masiva asistencia a los recitales, que este año se extendieron a otras 20 ciudades.
Para la hondureña Ramos, la reunión de Medellín es «una experiencia única» en que «hay un encuentro de la palabra con la gente», a diferencia de otros festivales en los cuales la poesía se presenta en recitales dirigidos a círculos cerrados.
El argentino Manuel Prieto afirmó que para él fue «extraño y agradable» leer durante 10 días ante «un público entusiasta y numeroso que se concentraba en bares, parques, plazas, teatros colegios y hasta en la cárcel».
El español Colina consideró reconfortante el festival, dada la masiva audiencia de «personas muy jóvenes» y el diálogo entre poetas «de casi un centenar de países», una muestra de que «la poesía esta más alla de las fronteras, de las naciones, de las razas y de las lenguas».
Que Medellín haya albergado el festival demuestra «que la poesía representa la paz, la armonía y todo lo que se supone de humanidad en las personas», según Colina.
Así mismo, la relación que se dio entre poetas africanos, europeos, indígenas y latinos abrió espacio para la reflexión y para pensar «que desde Homero hasta nuestros días la poesía ha resistido y en el nuevo siglo seguirá trayendo a los humanos armonía y paz», dijo Colina.
El poeta español estuvo en Bogotá junto con la paraguaya Renée Ferrer y del boliviano Juan Orihuelas, también asistentes al festival de Medellín, en un recital organizado por el Convenio Andrés Bello y la Asociación de Funcionarios Culturales de Colombia.
El Festival de Poesía de Medellín contó con el apoyo de la fundación cultural holandesa Hivos, organismos gubernamentales de Suiza y Holanda, el Ministerio de Cultura de Colombia y la Alcaldía y el Concejo de la capital antioqueña.
En esta edición asistieron por primera vez como invitados poetas de Bélgica, Belice, Escocia, Eslovenia, Estonia, Mongolia, Pakistán y Samoa.
El festival fue fundado en 1991, según sus organizadores, «como expresión de la capacidad movilizadora de la poesía para reconstruir el tejido social, lacerado por problemas de los que no era ajeno el resto del país».
En esa oportunidad asistieron a las lecturas en el Cerro Nutivara, el parque donde cada año se instala y se clausura el festival, cerca de 1.500 personas que en 1992 se multiplicaron y en la versión de este año llegaron a 30.000.
El Festival de Medellín es considerado el de más asistencia del mundo, «un hecho reconocido por los mismos poetas invitados» que han reconocido su importancia en más de 20 publicaciones internacionales.
Otros observadores ven en la elevada asistencia una respuesta de la población de Medellín a la estigmatización de la ciudad, coincidente con los objetivos iniciales de los organizadores: mostrar otra cara de la capital antioqueña. (FIN/IPS/yf/mj/cr/01
