El presidente de Cuba, Fidel Castro, encabezó hoy un desfile de varios miles de personas frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en esta capital.
El motivo de la primera «marcha combatiente» de este año, convocadas por organizaciones estudiantiles, fue la repatriación de los restos de dos adolescentes cubanos que fallecieron en diciembre, cuando intentaban emigrar en el tren de aterrizaje de un avión.
Los cuerpos de Alberto Esteban Vázquez, de 17 años, y Maikel Fonseca, de 16 años, fueron enviados de Gran Bretaña el miércoles y al día siguiente se realizaron los funerales, cuyos detalles fueron transmitidos a todo el país por la televisión estatal.
Estos jóvenes habían aprovechado la lluvia torrencial de la madrugada del 24 de diciembre para burlar la seguridad del aeropuerto internacional de La Habana y penetrado en el tren de aterrizaje de una nave de British Airways a punto de despegar a Londres.
Uno de los cuerpos fue encontrado en un campo cercano al aeropuerto londinense de Gatwick y el otro en el tren de aterrizaje de la nave.
«Abajo la ley asesina», gritaban los manifestantes en referencia a la Ley de Ajuste Cubano, que desde 1966 otorga asilo político a toda persona procedente de la isla, al año y un día de haber llegado a Estados Unidos y sin reparar si el ingreso fue legal o no.
La presencia en la marcha del ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, general de Ejército Raúl Castro, muestra la importancia que el gobierno cubano le concede a este nuevo capítulo en su ofensiva política contra Washington.
Por cuestiones de seguridad, el presidente y su hermano Raúl pueden verse juntos en público sólo en momentos excepcionales.
El ministro de defensa desfiló al frente de un bloque de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos, donde estudiaban Vázquez y Fonseca cuando, influenciados por familiares emigrados del primero, tomaron la decisión que pondría fin a sus vidas.
Escuelas, facultades universitarias y centros laborales de la capital cubana suspendieron sus labores para que la mayor cantidad de personas pudiera acudir a la marcha desde sus lugares de residencia.
Los comercios, cafeterías y otras entidades de servicios a la población de la capital cubana, de más de 2,1 millones de habitantes, mantuvieron sus puertas cerradas hasta el término de la marcha de protesta que se extendió hasta el mediodía.
«Más allá de errores, irresponsabilidades e ingenuidades, el trágico final de Alberto y Maikel no hubiera ocurrido en el tren de aterrizaje de un avión de no existir la ley asesina que tantos muertos ha causado a la nación cubana», aseguró la convocatoria a la marcha.
También responsabilizó a Estados Unidos por intentar «envenenar» a la juventud cubana con el «paraíso material del Norte», que no es más que «un mundo virtual que llega a través de la publicidad y los medios».
«Los estudiantes cubanos denunciamos al imperio que nos bloquea y nos agrede sin descanso, que no tiene ningún derecho a provocar la muerte de ciudadanos cubanos, sean cuales fueran las motivaciones de sus intentos de emigrar ilegalmente», afirma al convocatoria.
El texto, publicado por el órgano oficial del gobernante Partido Comunista, el diario Granma, aparece firmado por la Federación Estudiantil Universitaria, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media y la Organización de Pioneros José Martí.
Las tres organizaciones, que agrupan a la gran mayoría de los estudiantes secundarios, preuniversitarios y universitarios en el país, se identifican como defensoras de la Revolución Cubana y seguidoras del pensamiento de Castro.
Según la convocatoria, quienes estimulan estas emigraciones ilegales son los mismos que provocaron la muerte de Elizabeth Bronton, madre del niño cubano Elián González, quien intentaba llegar a Estados Unidos a bordo de una lancha en noviembre de 1999.
Elián fue uno de los tres sobrevivientes de la tragedia, en la cual murieron 11 personas, y regresó a Cuba junto con su padre luego de siete meses de disputas en tribunales estadounidenses y de una intensa campaña política en la isla, que incluyó numerosas marchas callejeras.
Cuba responsabiliza a Washington de todas las muertes de personas procedentes de este país en algún intento de emigración ilegal, ya sea por mar, a bordo de alguna nave insegura, o secuestrando una aeronave con todos los riesgos que implica.
Dos acuerdos migratorios firmados entre ambos países en 1994 y 1995, compromete a los dos gobiernos a estimular la emigración legal, ordenada y segura, pero La Habana afirma que este objetivo no se alcanzará mientras esté vigente la Ley de Ajuste Cubano.
Por su parte, fuentes estadounidenses aseguran que, si esa legislación fuera revocada, igual los emigrantes cubanos tendrían el derecho de solicitar asilo político en Estados Unidos y es muy probable que lo obtuvieran por venir de un país socialista.
La cantidad de personas procedentes de Cuba que lograron pisar suelo estadounidense alcanzaron a 2.300 en 1999 y más de 1.800 el año pasado, según la patrulla fronteriza del país norteamericano.
A comienzos de los años 90, cuando se registró la cifra récord de 50.000 emigrantes en un solo año, especialistas estimaron que de cada cuatro personas que se lanzaban al mar en endebles embarcaciones, una perecía en el intento.
La firma de los acuerdos bilaterales y el aumento de la vigilancia de los guardacostas estadounidenses, que tienen la orden de repatriar a la isla a toda persona interceptada en alta mar, obligaron a los emigrantes a cambiar las balsa improvisadas por lanchas rápidas.
Los traficantes de personas entre Cuba y Cayo Hueso, en el estado de Florida, Estados Unidos, cobran unos 8.000 dólares por pasaje y, según analistas, el viaje debe haber ganado en seguridad para los que pueden afrontar ese gasto o tienen un familiar exiliado que lo asuma por él.
El Servicio de Guardacostas de Estados Unidos reconoció que cada vez son menos las personas interceptados en alta mar. En tanto, aumenta las que ingresan por la frontera terrestre con México y Canadá y con documentación falsa a través de los aeropuertos. (FIN/IPS/da/dm/ip/01
