(Arte y Cultura) CINE-ARGENTINA: Renacimiento en la pobreza

Pese a las limitaciones económicas o quizás a causa de esas mismas restricciones, el cine argentino vive un período de auge, por la cantidad de películas filmadas y la calidad de algunas, y por la renovada adhesión del público, tras una etapa de enfriamiento.

Después de los filmes estadounidenses, las películas argentinas son hoy las más elegidas por el público local y logran alta concurrencia, como ocurre en Francia, Dinamarca, Italia y en pocos países más.

La revista británica Screen Digest colocó este año a Argentina como el noveno productor de cine del mundo y primero de América Latina, con una inversión de 133 millones de dólares en 1999.

Los primeros de la lista de Screen Digest son Estados Unidos (8.700 millones de dólares), Japón (1.053 millones), Gran Bretaña (818 millones), Francia (723 millones), Alemania (380 millones), Canadá (226 millones) y España (168 millones).

En lo que va de 2000, hubo 41 estrenos, que convocaron a 6,2 millones de espectadores y hay 114 películas en rodaje o listas para su exhibición, según el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, que sólo dispone de 30 millones de dólares al año para apoyar la producción local.

Esas cantidades son altas si se comparan con los datos de los años 80, cuando el número de espectadores de cine en general era el triple del actual pero casi no se estrenaban producciones nacionales. El público estaba entonces casi totalmente ganado por los filmes estadounidenses y por los ciclos de cine europeo.

El número de estrenos argentinos se duplicó en los dos últimos años, respecto de mediados de los 90, pero hay un dato más revelador acerca de la calidad de los productos y del "idilio" con el público. En 1996 se estrenaron 26 películas nacionales, que tuvieron sólo 350.000 espectadores.

Si bien el aparente renacimiento del cine argentino comenzó a advertirse ya en 1999, este año no sólo se confirmó la tendencia sino que algunos productos fueron exitosos, entre ellos una "ópera prima" de la que no se aguardaba ese resultado.

Se trata de "Nueve Reinas", el primer trabajo como guionista y director de Fabián Belinsky, que aún no puede explicar el fenómeno. Su película fue vista ya por más de un 1,1 millones de personas, muchas de las cuales salen sorprendidas del cine. "No parece argentina", dicen los más críticos.

"Nueve Reinas" tiene un guión ágil y entretenido y las actuaciones son casi "invisibles", según la crítica especializada, que muchas veces cuestiona la impostación de actores que no parecen cansarse de la moralina que buscan transmitir sus personajes a modo de moraleja.

Actores conocidos en Argentina se arriesgaron a filmar con un "novato", un hecho que contribuye a valorizar ante los ojos de intérpretes afamados los guiones y propuestas de jóvenes cineastas con poco dinero pero mucho entusiasmo, mucho empeño, honestidad estética y creatividad.

"Nueve Reinas" tiene además el señuelo de retratar como pocas obras la idiosincracia de dos ciudadanos medios de Buenos Aires que procuran sobrevivir a costa del esfuerzo de otros, apelando a su ingenio, simpatía, picardía y, por qué no, con un imán que los atrae al mundo del dinero fácil, el engaño y el delito.

Pero no es el único caso. "Felicidades", del también principiante Lucho Bender, tuvo menos éxito de público que «Nueve Reinas», pero un consejo de directores, artistas y productores la señaló como candidata para competir por el Oscar de Hollywood en el rubro de mejor película extranjera.

Otra producción de calidad, que consiguió nada menos que 623.000 espectadores, fue "Plata Quemada", de Marcelo Pyñeiro, basada en una novela del escritor argentino Ricardo Piglia.

También se cuenta "Fuckland", primera película del director José Luis Marques, filmada dentro de las normas del "Dogma 95" enunciado por cineastas dinamarqueses, que impone 10 rígidas reglas, tales como rodar con la cámara en mano y no utilizar iluminación, sonido ni escenarios artificiales.

El filme de Marques obtuvo la certificación estética de la institución danesa de cine independiente, que sólo ha aceptado a algunas decenas de producciones de todo el mundo.

Este mes, un nuevo estreno, "El asadito", promete ser otro éxito comercial, pese a estar filmada en blanco y negro. Relata la historia de un grupo de amigos marginales que se encuentran para una comida en la terraza de un apartamento.

Los éxitos marcan un cambio en la valoración de las producciones. En 1999 ya se veía un auge del cine nacional, que llevó a fines de año a 5,5 millones de espectadores a las salas para celebrar 37 estrenos, pero la película que fue motor de ese fenómeno resultó cuestionada por la crítica.

"Manuelita", un film de dibujos animados, fue un éxito comercial que logró llevar al cine a 2,25 millones de espectadores, aunque los entendidos, que tienen su foro en la publicación especializada El amante, la consideraron un engendro del puro afán de lucro.

No obstante las críticas, el público infantil convirtió a «manuelita» en la película más vista entre las nacionales, lo que animó a las autoridades calificadoras a presentarla como candidata al Oscar a la mejor película extranjera. Esa decisión fue considerado un "bochorno" por el ambiente de cine independiente.

Hubo otras películas que conquistaron al público, entre las que buscan impacto de mercado, a pesar de que las críticas no les fueron favorables. Así es como se van desarrollando dos líneas de producción: los filmes más comerciales de la industria, y los independientes o con pretensiones artísticas.

Lo característico de este año es que las producciones exitosas no fueron sólo las comerciales, sino también otras, presentadas como "artísticas".

En cualquier caso, los directivos del Instituto de Cine señalan que esa actividad, además de su valor cultural y artístico, tiene un importante componente industrial, económico y estratégico. Cada película crea empleo para al menos 60 personas en forma directa, y también hay que contar los servicios contratados.

Es así que, a pesar de las dificultades del instituto de cine, que debe cuotas de créditos de ayuda a muchos cineastas y tendrá un presupuesto menor en 2001, el cine argentino resiste, crece, y lejos de perder calidad, está encontrando una veta para crear aun con los menores recursos. (FIN/IPS/mv/ff/cr

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